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9 de agosto de 2016

Dos sondeos desvelan nuevos secretos en las termas romanas de Torreparedones

Los alumnos de la Universidad de Córdoba encuentran un capitel corintio con estuco de una columna de tres metros de altura y parte del pavimento con opus tesellatum. También ha salido un doble tabique radiante en la zona del apodyterium y estratos de época medieval y bajo imperial romana.
Equipo de excavación trabajando en las termas. FOTO: ENRIQUE GARCÉS
El curso práctico de arqueología desarrollado en el yacimiento de Torreparedones bajo la dirección académica de los profesores de la Universidad de Córdoba (UCO) Ángel Ventura y Ricardo Córdoba ha concluido este fin de semana tras la realización de dos sondeos en las termas romanas orientales del yacimiento. El arqueólogo municipal, José Antonio Morena, explicó ayer que los trabajos concretos han consistido en la apertura de sendos sondeos en el interior de la sala caliente de las termas (caldarium) y en la esquina Noreste de la sala fría (frigidarium). Los resultados han sido "muy interesantes" para el conocimiento del edificio, que está aún en fase de excavación bajo la dirección del propio arqueólogo municipal.

PAVIMENTO DE OPUS TESSELLATUM
En el sondeo de la sala fría se han reconocido diversos estratos de colmatación de época medieval y bajo imperial romana. Morena destacó el hallazgo de un capitel de orden corintio con restos del revestimiento de estuco que debió pertenecer a una columna de unos tres metros de altura, probablemente perteneciente al peristilo de la palestra que estaría localizada al Norte. También se ha documentado parte del pavimento de opus tessellatum, ya documentado con anterioridad en la parte más occidental de la sala.

En el caldarium se ha tenido constancia del saqueo del suelo derrumbado dentro del hipocauso. En la pared Norte se confirmó la amortización del banco corrido y de las taquillas para instalar un doble tabique radiante de calor. El pavimento con hexágonos y triángulos fue saqueado entre mediados del siglo II y comienzos del siglo III después de Cristo como consecuencia del expolio de la lámina de plomo aislante.

Los alumnos han completado su formación cribando la tierra, lavando el material arqueológico, haciendo flotación de semillas y acudiendo por las tardes a cuatro conferencias impartidas en el Museo Histórico Municipal por José Antonio Morena, Ángel Ventura, Carlos Márquez y Ricardo Córdoba sobre diferentes aspectos del parque arqueológico de Torreparedones.

CONTROL RIGUROSO
Como explicó el arqueólogo municipal, son muchas y muy diversas las facetas que rodean la excavación de un yacimiento arqueológico, desde la situación de los sondeos, la toma de cotas para conocer la altimetría de los restos, la fotografía o el dibujo de planta de estratos. Según Morena, siempre se debe llevar un "riguroso control" del listado de las unidades estratigráficas y de las bolsas con el material que va apareciendo, con la anotación de las referencias oportunas: número del sondeo o corte, de unidad y bolsa y la fecha correspondiente.

(Fuente: El Día de Córdoba)

8 de agosto de 2016

Un estudio cerámico refuerza la tesis de que Tartessos fue cultura fenicia

Las similitudes de la decoración de la cerámica tartésica hallada en el yacimiento del Carambolo (Sevilla) con la de otros elementos materiales fenicios refuerza la tesis de que, en realidad, Tartessos no fue sino parte de la colonización fenicia del suroeste peninsular, según el arqueólogo Manuel Casado.
Parte del Tesoro del Carambolo, hallado hace 60 años . FOTO: EFE
Casado, cuyo estudio "La cerámica de decoración geométrica del Carambolo" ha sido publicado por la Universidad de Sevilla, ha dicho que los cientos de piezas de restos cerámicos que han sido halladas en ese yacimiento sevillano "refuerzan la idea de que el componente fenicio en el fenómeno tartésico es preeminente".

Según Casado, el estudio comparado de la cerámica denominada "de tipo Carambolo" con la de otros yacimientos fenicios del sur de la Península de hasta 2.900 años de antigüedad pone de manifiesto la semejanza simbólica de los motivos geométricos y zoomorfos, y de la representación de estrellas y motivos botánicos, entre otros elementos decorativos.

SANTUARIOS A DEIDADES FENICIAS
El arqueólogo ha explicado que la cuestión simbólica y religiosa -el yacimiento del Carambolo fue un santuario dedicado al dios Baal y la diosa Astarté, una de las principales deidades fenicias- es crucial para determinar si Tartessos existió de manera independiente a los asentamientos fenicios.

"Las cuestiones materiales y tecnológicas, como es la cerámica, se traspasan con facilidad de una etnia a otra; por ejemplo, si un arqueólogo del futuro tratara de adivinar quién vive en mi casa, concluiría que en mi casa vive un sueco porque todos los muebles son de Ikea; pero hay dos elementos que son menos permeables, la religión y la lengua", ha explicado.

Las similitudes entre la cerámica del Carambolo y la de otros yacimientos fenicios es importante porque, según Casado, "El Carambolo, además de un santuario, es un yacimiento crucial en la historiografía de Tartessos, y ha aportado la base para interpretar ese fenómeno" desde que se halló el tesoro que lleva el nombre de ese lugar en 1958 y seguidamente fue excavado por Juan de Mata Carriazo.

DESDIBUJANDO EL MITO DE "TARTESSOS"
Según Casado, ante el hallazgo de aquel fabuloso tesoro labrado en oro nadie dudó de la existencia de Tartessos, pero investigaciones posteriores desdibujan el "mito de Tartessos" y aproximan el yacimiento del Carambolo al mundo fenicio, como las últimas excavaciones efectuadas allí entre 2002 y 2005 por Álvaro Fernández y Araceli Rodríguez.

Esas excavaciones confirmaban las tesis de los arqueólogos José Luis Escacena y María Belén, expresadas a finales de los años noventa y que supusieron una relectura de los materiales extraídos por Carriazo para concluir con "un cambio de paradigma" interpretativo del fenómeno tartésico, al considerarlo como una parte más de la gran colonización fenicia del sur de la Península.

Entre esos materiales, el arqueólogo ha mencionado la estatuilla de la diosa Astarté -deidad fenicia- que se conserva en el Museo Arqueológico de Sevilla y que lleva una inscripción fenicia en la peana que permite interpretarla como una ofrenda religiosa.

Casado ha mencionado que, de hecho, entre el siglo IX y VI antes de Cristo, los asentamientos en la costa del sur de España se consideran fenicios sin duda y los del interior "se han reservado a Tartessos".


MITO LITERAR
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"Tartessos es un término literario y nace como un mito, por las alusiones de la literatura griega que lo sitúa en el fin del mundo, donde se colocan los mitos; y en su búsqueda ha habido un elemento sentimental y los arqueólogos hemos ido identificando una serie de materiales con esa idea", según Casado.

Para el arqueólogo, que ahora existan "dos posicionamientos" sobre la existencia de Tartessos como tal reino independiente permite que "se esté viviendo un momento maravilloso por el repunte del debate", si bien ha considerado que la posición que no acepta al mítico reino como tal, sino como un episodio más del gran asentamiento fenicio, es aún minoritaria entre los arqueólogos.

(Fuente: EFE)

5 de agosto de 2016

Nuevos datos sobre el pasado andalusí de Al-Qannis entre los siglos IX y XII

Las excavaciones arqueológicas en Alcañiz el Viejo hablan de un asentamiento de 80 casas y medio millar de personas Los pobladores musulmanes permanecieron cuatro siglos viviendo de la agricultura y de la alfarería. Las catas han destapado partes de la muralla íbero-romana amortizada sobre estructuras protohistóricas anteriores y otras de periodo andalusí.
Arqueólogos y estudiantes realizaron las catas en Alcañiz el Viejo. FOTO: DIARIO DE TERUEL.
La segunda campaña de excavaciones arqueológicas del Museo de Teruel en Alcañiz el Viejo se ha saldado con la confirmación de que el yacimiento estuvo ocupado, en su época musulmana, entre los siglos IX y XII, siendo ya por aquel entonces la capital del Bajo Aragón. Allí podrían vivir medio millar de personas repartidas entre 80 casas dedicadas principalmente a una agricultura enfocada al mercado y a la fabricación y venta de cerámica. También han aflorado restos espectaculares de una muralla de dos metros de altura.

Los resultados de esta segunda fase de exploración son "muy alentadores", según resaltó Julián Ortega, director científico del proyecto de investigación plurianual del Museo de Teruel "Bases para el estudio del poblamiento andalusí en el sur de Aragón", que pretende analizar la organización del territorio durante época musulmana en el sur de Aragón.

Los trabajos de arqueología se desarrollaron durante una semana y concluyeron el pasado 22 de julio. "Con muy pocos recursos vamos a tener muy buenos resultados", auguró Ortega, quien se mostró eufórico: "Con mes y medio de trabajo al mismo ritmo, convertiríamos lo que ahora es un monte en un atractivo turístico", aseveró.

El objetivo del proyecto no es tanto presentar la monumentalidad de los restos fortificados que se han encontrado como ahondar en el aspecto más humano del asentamiento, como son las formas de vida de la población andalusí que habitó en Alcañiz el Viejo durante 400 años, hasta que el rey de Aragón Ramón de Berenguer conquistó este burgo fortificado y desplazó a sus habitantes al cerro de Pui Pinos, donde han permanecido hasta nuestros días.

ASENTAMIENTO DESCUBIERTO EN 1921
La principal conclusión que los arqueólogos extraen de sus investigaciones "todavía preliminares" es que Alcañiz el Viejo "no es un yacimiento cualquiera, no sólo de Alcañiz sino del Bajo Aragón", explicó Ortega, quien indicó que se conoce el asentamiento desde 1921, cuando lo descubrió el mítico Vicente Bardavíu. Sin embargo, desde entonces "no se había hecho una intervención en condiciones" hasta el año pasado, cuando empezó el "valiente" proyecto del Museo de Teruel.

Alcañiz el Viejo, según citan las crónicas árabes del año 904, "es un yacimiento grande, por encima de la media de lo que es habitual en el sur de la Comunidad", señaló el experto, quien con todas las reservas se atrevió a censarlo en medio millar de pobladores distribuidos en unas 80 viviendas. No era una ciudad porque no contaba con la estructura necesaria, pero sí un burgo, ya que superaba ampliamente la condición de simple aldea.

ORIGEN EN LA EDAD DEL BRONCE

Este yacimiento, cuyo origen se ubica en la Edad del Bronce final (entre el siglo X y el VIII a.C.), probablemente fue el sucesor del Palao, que fue abandonado hacia el año 70 d. C., justo cuando Alcañiz el Viejo comenzó a tomar auge.

De hecho, en la última campaña de prospecciones arqueológicas se han encontrado objetos domésticos de todas las épocas, si bien los restos de casas "son de ocupación musulmana", indicó Ortega, quien destacó que, aunque el objeto del proyecto es estudiar las comunidades andalusíes, "hemos tenido la suerte de encontrar un buen conjunto de materiales en torno al siglo V d.C., una época oscura y difícil de identificar". Estos hallazgos incluyen vajillas manufacturadas en el sur de Francia y ánforas importadas desde el norte de África.

La explicación de que Alcañiz El Viejo sea el poblamiento del valle del Guadalope durante más tiempo ocupado está en el regadío y en la acequia vieja, una obra hidráulica de más de 20 kilómetros de longitud que ya estaba en uso en los siglos VI y VII, en época hispano visigoda.

SOCIEDAD AGRÍCOLA
Los trabajos han consistido en la realización de cuatro sondeos de diversa entidad, dos en la ladera meridional del cerro y dos más en su cima. Los primeros han estado encaminados al estudio de aspectos relativos al urbanismo y la vivienda, en particular el diseño, construcción y formas de uso de los ámbitos domésticos.

De su estudio embrionario se deduce que los pobladores de la época andalusí se dedicaban fundamentalmente a la agricultura, puede que especializada en el olivar. Lo que está fuera de duda es que buena parte de la producción estaba enfocada al mercado. También tenían trigo y ganado ovicáprido.

Sobresale también la existencia "casi segura de alfares locales", apuntó Ortega, si bien "no sabemos si en Alcañiz el Viejo o en el entorno". Se han encontrado en el yacimiento "ollas con una pasta muy blanquecina que no se da en otras zonas de Teruel". También han aparecido importaciones de Lérida o de Zaragoza en base a cerámica "un poquito más de lujo", sobretodo "la dedicada al servicio de mesa: fuentes para servir alimentos y jarras y tazas vidriadas para los líquidos".

El asentamiento también debió de tener mezquita, baños y un espacio para lo que podría ser un mercado comarcal semanal.

MURALLA
Las catas abiertas en el sector superior del yacimiento han destapado algo que, si bien no es lo más significativo del poblado desde el punto de vista cultural, sí lo es por su espectacularidad. Se trata de parte de la muralla que cierra el conjunto por su lado occidental, que ha permitido evidenciar la existencia de al menos dos fases: una primera, de época ibérica o ibero-romana, que amortiza estructuras protohistóricas anteriores; y una segunda, ya andalusí, que rehabilitó la obra antigua empleando técnicas constructivas diferentes. En la zona excavada se han conservado hasta seis hiladas de esta muralla de empaque ciertamente monumental, lo que, dejando a un lado su evidente interés científico, confiere a la construcción un evidente atractivo desde el punto de vista del turismo arqueológico y patrimonial.

EN 2017 EL POBLADO SERÁ VISITABLE
La intención del Museo de Teruel es continuar con las excavaciones en Alcañiz el Viejo en 2017 "con una actuación de mayor envergadura" que permita, además de continuar con las investigaciones de carácter científico, comenzar con actuaciones que supongan la incorporación del yacimiento a los recursos visitables para sacar un valor añadido al patrimonio.

Por ello, los futuros trabajos pasarán por la limpieza y excavación de la zona de la muralla para dejar más tramos visibles y visitables, además de recuperar las estructuras que se localizaron en las excavaciones realizadas a principios del siglo XX que ahondaron en la mayor parte de las estancias de época islámica. "La idea es limpiar esas estancias que están cubiertas por tierra caída y vegetación para que el visitante perciba de una manera más rápida y eficaz las características de este notable asentamiento islámico", explicó el director del Museo de Teruel, Jaime Vicente.

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
La actuación en Alcañiz el Viejo se enmarca dentro de un proyecto de investigación plurianual del Museo de Teruel que, con el título Husun y qura. Bases para el estudio del poblamiento andalusí en el sur de Aragón, pretende analizar la organización del territorio durante época musulmana en la provincia.

Forma parte de este mismo proyecto la próxima campaña de excavaciones que, a partir de inicios del mes de septiembre, se llevará a cabo en otro destacado yacimiento andalusí, como es el Cabezo de la Cisterna, en Alba del Campo, objeto exploraciones también el año anterior.

Tal y como destacó Vicente, se trata del segundo año de desarrollo de este proyecto, "que pretende conocer mejor el poblamiento islámico de época andalusí en la provincia y más concretamente el de Alcañiz el Viejo, que fue un asentamiento urbano que perdura hasta el momento de la conquista aragonesa de este territorio". "Se trata -añadió- de una etapa muy interesante y de larga duración ya que son cuatrocientos años de desarrollo de esta cultura, de la que sin embargo tenemos muy poca información".

Según añadió el director del Museo de Teruel, el equipo de investigadores que han trabajado en Alcañiz el Viejo ha estado dirigido por Carolina Villagordo y ha contado con la participación de estudiantes procedentes de Aragón, Castilla-La Mancha, Madrid y Valencia. "Ha intervenido un grupo bastante numeroso y los resultados han sido satisfactorios desde el punto de vista científico y patrimonial porque una de las catas que se han hecho en la muralla ha dejado al descubierto un tramo de ella que en los próximos años pretendemos ampliar y también incorporar a los repertorios monumentales", explicó Vicente.

La intención del Museo de Teruel es seguir trabajando en estas excavaciones como parte del proyecto que está desarrollando en los núcleos andalusíes más importantes del territorio para ahondar en el conocimiento de yacimientos de distinto carácter (urbanos, aldeas, alquerías o fortificaciones), cronología y situados en diferentes ámbitos geográficos.

4 de agosto de 2016

Arqueólogos descubren parte de la muralla del S. VI frente a la catedral de Tortosa (Tarragona)

Se trata de una sección de 40 metros de largo por 3 de altura de la ciudad romana Dertosa. Además también se han descubierto restos de una plaza pública.
Los restos de muralla han aparecido durante unos trabajos en un solar frente a la catedral de Tortosa. 
Un grupo de arqueólogos, que trabajan en las excavaciones del solar frente a la catedral de Tortosa, han descubierto un tramo de muralla de 40 metros de largo por 3 de altura de la Dertosa romana, de alrededor del siglo V, de la etapa tardo-romana. 

Más allá de alguna pared de domicilios particulares o restos funerarios, nunca antes se había encontrado un vestigio tan importante de la antigua Dertosa, que ha sido calificado de "sorprendente, extraordinario y espectacular" por el coordinador de las excavaciones, Jordi Diloli. También se hallan en el solar restos medievales y andalusíes, y la parte de una plaza pública de la etapa Alto-Imperial, del siglo I o II, que podría estar vinculada al Foro, del que se encontraron indicios dentro del actual edificio de la Hospitalidad del Obispado de Tortosa. 

El Ayuntamiento de Tortosa se ha responsabilizado de preparar un proyecto para este espacio que ponga en valor los hallazgos pero ya prevé que requerirá "más coste y más tiempo" construir la nueva plaza que abrirá la catedral al río Ebro. El tramo de muralla localizado servirá para materializar por primera vez un espacio público "de primer orden" y transforma las "intuiciones" en certificaciones de gran relevancia científica e histórica.

LA FACHADA FLUVIAL DE DERTOSA 
La plaza monumental hallada también está hecha en 'opus caementicium', una mezcla de mortero y piedra. Diloli ha detallado que también han aparecido unos depósitos adosados a la muralla cercana a la plaza de los que se desconoce el significado. 

En el cercano edifico de la Hospitalitat apareció un podio, posiblemente la base de un edificio monumental. "Estaríamos ante un conjunto público importantísimo de la ciudad que miraría de cara al río", ha dicho el profesor. Según Diloli, se mantiene abierto el debate sobre si en la época altoimperial (anterior a la muralla tardía ahora localizada) había una muralla que cerraba la ciudad ante el río Ebro o si eran los edificios públicos los que hacían de fachada fluvial. "Lo tenemos que aclarar a medida de que avancemos con la excavación. Ahora sabemos que en el siglo V o VI, en la época romana tardoantigua, la ciudad necesita ser encerrada, posiblemente por los peligros externos o una necesidad defensiva, y se construye el gran tramo de murall que ahora se ha descubierto", ha detallado Diloli. 

Los vestigios certifican que la muralla romana se reaprovechó más tarde, en época islámica, en la Turtusa de los siglos IX y X, levantándola aún más. El alcalde de Tortosa, Ferran Bel, se ha declarado muy satisfecho por la "constancia física" de la Tortosa romana que se consigue con el hallazgo de la muralla. Una vez acabadas las excavaciones es septiembre, se formará un grupo de trabajo entre el Departament de Cultura, el Ayuntamiento y los arqueólogos para determinar el diseño del espacio que se puede proyectar en el solar.
(Fuente: 20 Minutos)

2 de agosto de 2016

Hallan restos de un palacio andalusí en el castillo de Dénia (Alicante)

La intervención en el Palau del Governador para reconstruir la escalera confirma la existencia de una vivienda palaciega del siglo XII
Obras de restauración en el castillo de Denia. FOTO: ALBA COBOS
Los trabajos que se están realizando en el Palau del Duque de Lerma en el castillo de Dénia han descubierto la existencia de un palacio andalusí que data del siglo XII y que habría sido la vivienda de altos cargos de la época. Las obras, que comenzaron el pasado mes de abril y finalizarán en enero de 2017, consisten, por un lado, en una intervención arqueológica en el Palau y, por otro, en la recuperación de sus escaleras.

Según el arqueólogo municipal, Josep Antoni Gisbert, fue durante la excavación arqueológica cuando se hizo este descubrimiento que permitió «por fin documentar que hay estructuras y contextos de un palacio andalusí». Esta construcción dataría del año 1100 aproximadamente, y contendría viviendas de altos cargos militares y administrativos que se encargaban de la gestión y gobierno dianense andalusí.

Además, se ha revisado la información disponible de las obras realizadas a mitad del siglo XIV por Alfonso de Aragón, conde de Dénia, en el entonces Palau Vell. Esa construcción fue posteriormente ampliada en el XVII por el Duque de Lerma e integrada en lo que se conoce como Palau del Governador.

ESCALERAS
Paralelamente a la intervención arqueológica se están reconstruyendo las escaleras que se habilitaron junto al Palau por parte del Duque de Lerma con motivo de la visita del rey. Uno de los arquitectos del proyecto de rehabilitación, Julián Esteban, destacó la importancia de esta pieza escurialense, que ha llegado a nuestros días en condiciones deplorables. Para reconstruirla, se ha estudiado su traza y cada una de sus piezas y así rehacer la estructura y «poner en valor la escalera entera con su integridad arquitectónica». Con esta actuación, se reconstruirá una escalera de tiro doble que será la única vía de acceso al Palau.

Las obras se detendrán a partir del viernes durante dos semanas, aunque el Palau seguirá abierto a visitantes. El proyecto está financiado por el programa del 1,5% cultural del Ministerio de Fomento. El concejal de Cultura, Rafa Carrió, destacó la importancia de trabajar en el castillo, que constituye « el lugar emblemático de la ciudad». Además, explicó que el Plan Confianza contempla también la mejora de la señalización en el monumento.

1 de agosto de 2016

Los hallazgos en Cástulo replantean las teorías de los arqueólogos

Aunque se buscaban restos de los siglos VII-VIII después de Cristo, lo que se ha encontrado es anterior al III antes de Cristo. En la zona del embarcadero hay restos de la Edad del Cobre y sobre ellos un vertido de sedimento de época romana, que podría ser el aterrazamiento de un edificio.
Más de doscientas personas han participado en los trabajos de Cástulo este verano. FOTO: EFE.
La primera etapa de esta temporada en el yacimiento de Cástulo, a cinco kilómetros de Linares (Jaén), finaliza con nuevos descubrimientos que obligan a repensar y a concebir nuevas teorías sobre su verdadera historia, que en este caso se refieren a sus moradores más antiguos, los del siglo III antes de Cristo.

Según ha explicado el director del Conjunto Arqueológico, Marcelo Castro, los trabajos de este curso se habían centrado en consolidar los de años anteriores, para que sean visitables por el público.En este aspecto no ha habido grandes novedades y se ha trabajado en el Área 4, donde hay una torre púnica y un santuario asociado a la misma, además se ha continuado con la secuencia estratigráfica en el Área 3, donde el equipo americano liderado por el arqueólogo y profesor de Historia del Arte de la Universidad de Chapman, situada en California (Estados Unidos), Justin Walsh, ha excavado casas iberas. Sobre todo, se ha realizado también una excavación completa del gran edificio y las calles adyacentes encontrados en anteriores campañas en el Área 1, para que el público pueda visitarlo de forma digna.

Pero las principales novedades que han hecho volver a repensar Cástulo y su historia se han encontrado en la zona cercana al río, al puerto, al que fuera el último punto navegable del Betis (Guadalquivir). Los trabajos se han limitado a realizar prospecciones en la zona del promontorio donde se han encontrado los primeros restos del Cástulo más antiguo, ese que se sabe que está, pero al que era difícil de acceder porque en otras zonas hay sobrepuestas otras civilizaciones.

Serán necesarias nuevas excavaciones para poder descubrir los secretos que Cástulo tiene reservados, en esa dehesa de unas cincuenta hectáreas donde se encuentra el sitio arqueológico, y en la que apenas si se ha removido un 2 por ciento de su superficie.

De momento, aunque se buscaban restos de los siglos VII-VIII después de Cristo, lo que se ha encontrado, con relativa facilidad, es mucho más anterior del siglo III antes de Cristo. Y parece intuir que encima de los restos más antiguos de la edad del Cobre solo hay un vertido de sedimento de época romana, que podría ser el aterrazamiento de un edificio.

Ahora, las más de doscientas personas, entre ellas voluntarios y miembros del Campo de Trabajo, que han participado en esta campaña que finaliza, y que ayer recibieron en un acto ya tradicional una camiseta acreditativa, regresan a sus casas. Mientras, los arqueólogos se retirarán a su "cuartel de invierno" para analizar lo hallado y reconstruir la historia con nuevas teorías de esa gran desconocida ciudad que llegó a ser el mayor oppidum de la Oretania ibérica, municipio romano y durante la época bajomedieval albergó sede episcopal.

29 de julio de 2016

Arqueólogos identifican asentamientos altomedievales en La Genestosa (Salamanca)

La campaña que la Universidad de Salamanca realiza en el yacimiento de ‘El Pueblito’, en la comarca salmantina de La Genestosa, ha descubierto estructuras en superficie de una comunidad campesina del S. VIII que podrían ser las primeras encontradas en la Meseta del Duero
Rubén Rubio Díez e Iñaki Martín Viso, investigadores principales del proyecto. FOTO: USAL.
“La historia escribe en las piedras, la piedra escribe la historia”, bien podría ser un lema de alguna de las casas de la exitosa serie televisiva ‘Juego de Tronos’. Pero no, se trata de lo que uno percibe en medio de la quietud de la dehesa de La Genestosa, localizada en la comarca de El Rebollar, al suroeste de la provincia de Salamanca y próxima a la localidad de Casillas de Flores. En este singular paraje de rebollos y suelo granítico Iñaki Martín Viso, investigador de Historia Medieval de la Universidad de Salamanca, trabaja desde 2012 identificando las huellas dejadas por núcleos poblacionales desde el inicio de nuestra Era Común, en el siglo I.

La novedad de esta cuarta campaña, desarrollada en el yacimiento de ‘El Pueblito’, es que las características de las estructuras halladas en las nuevas prospecciones sugieren que tal vez pudiéramos estar frente a los primeros vestigios encontrados en la Meseta del Duero de una comunidad campesina altomedieval del s. VIII, “período del que nunca hasta ahora se habían documentado ni encontrado restos en esta zona de la Península Ibérica”, explica Martín Viso a Comunicación Universidad de Salamanca. De ser así estaríamos ante todo un hito ya que se trata de un “fragmento profundamente desconocido y oscuro de la historia”, tanto que incluso “de esa falta de datos historiográficos y arqueológicos surgió una corriente que aboga por pensar en un despoblamiento generalizado de esta área tras el fin del período romano que se prolongaría hasta el momento de la repoblación en el s. XII”, subraya el profesor.


Con la prudencia que caracteriza a los hombres de Ciencia, Iñaki Martín muestra todas sus reservas y recuerda que hay que esperar hasta dentro de unos meses cuando los resultados de los análisis de radiocarbono de los sedimentos y cerámicas encontrados, junto con los paleomagnéticos (que ofrecen la historia geológica de un lugar determinado) y los palinológicos (que aportarán información sobre la vegetación y polen de la época) permitan una acotación cronológica exacta de los restos. “Es cierto que lo que hemos encontrado en esta campaña es diferente a las anteriores, pero hasta entonces no estaremos en disposición de poder afirmar nada”, ataja.

ESTRUCTURAS DE HÁBITAT ASOCIADAS A TUMBAS EXCAVADAS EN ROCA
Las prospecciones de años anteriores en el amplia área de la dehesa permitieron a los investigadores documentar restos de épocas romana (finales del s. I y s. II) y altomedieval (de finales del s. V a mediados del s. VII). Rubén Rubio Díez, arqueólogo de la USAL y codirector de la investigación, detalla que en los dos últimos sondeos abiertos en ‘El Pueblito’ se descubren estructuras de hábitat altomedieval claramente perceptibles en superficie y asociadas a “dos tumbas excavadas en roca localizadas a escasos metros de distancia que habíamos catalogado anteriormente y que hicieron que fijáramos nuestra atención en este lugar concreto. Queríamos saber más acerca de la relación entre los dos puntos”, explica.

Debemos viajar en nuestra mente, entonces, a un poblado rural campesino, articulado en torno al cauce del arroyo del Mazo de Prado Álvaro muy próximo a la frontera con Portugal. Para las gentes de esta zona marginal y aislada de las rutas de comercio las condiciones de vida se suponen en extremo duras. Con una actividad dedicada fundamentalmente a la agricultura y la ganadería y con altísimos porcentajes de mortalidad de mujeres en edad fértil e infantil.

Para esta comunidad, en la que un individuo de 30 o 40 años se encontraba ya en el ocaso de su vida, los espacios funerarios tendrían un valor añadido ayudándoles, tal vez, en la creación de la identidad del grupo residente, sirviendo de memoria de ancestros sobresalientes del grupo o, como una especie de marcador de derechos sobre el uso de espacios y los recursos de una zona determinada. Es significativo que las tumbas se sitúen próximas a los asentamientos y estén perfectamente señalizadas, “están diseñadas para que se vean”, aseveran los investigadores.

El reto ahora consiste en averiguar “si estos nuevos restos y estructuras halladas corresponden a los mismos momentos de ocupación datados en los yacimientos colindantes. Es decir, si son coetáneos o, por el contrario, pertenecen a diferente cronología” y, en ese caso, tratar de determinar “el tipo y función de los espacios y su modo de ocupación, así como su distinta cultura material que nos informará sobre el modo de vida de los que allí vivían”, añade Rubio Díez.

CERÁMICAS, TESTIGOS DEL TIEMPO
El contexto del suelo granítico en el que se cimientan los yacimientos constituye el principal obstáculo al que se enfrentan para recabar datos cronológicos que sitúen el asentamiento en una franja precisa de espacio y tiempo. La acidez propia de esta roca ha eliminado cualquier tipo de resto óseo, tanto humano como animal, que pudiera servir de patrón para la datación temporal.

Por ello, Martín Viso y Rubio Díez, junto con su equipo de investigación compuesto principalmente por doctorandos del grado de Historia de la USAL, así como por estudiantes procedentes de universidades mexicanas y portuguesas, se afanan en identificar los materiales y modos de construcción de las edificaciones, así como en recuperar fragmentos de metales y cerámicas domésticas. Serán precisamente estas cerámicas los ‘testigos del tiempo’, los elementos principales que situarán al equipo sobre la pista de la edad del asentamiento desenterrado.

En este sentido, Inés Centeno Cea, arqueóloga especializada en estudios cerámicos de la Universidad de Valladolid colabora desde el año pasado en las prospecciones de la USAL ayudando en la identificación de las cerámicas encontradas. La especialista señala que el modo de producción pseudoindustrializado, un poco ‘en serie’ por así describirlo, que se realizaba en época romana se verá interrumpido a partir del s. V con el colapso del Imperio. A partir de entonces, comienzan a facturarse piezas cerámicas mucho más manuales, en tornos más rudimentarios y con sistemas de producción más reducidos que presentan menor grado de belleza y perfeccionamiento técnico. Se tratará de producciones locales que tendrán escasos km. de recorrido e identificar fragmentos de este tipo en el sondeo permitiría acotar el tiempo.

“Los modos de facturación y de producción empleados en las cerámicas dejan evidencias en las piezas. Son perceptibles en sus paredes una serie de huellas de los instrumentos usados que nos ayuda a ajustar la cronología de las producciones, cotejando datos de acuerdo a la historia de la evolución de la cerámica”, argumenta la experta. A simple vista las piezas del yacimiento parecen indicar que son posteriores al s. V. ¿Podría tratarse del s. VIII? Nuevamente una llamada a la calma, “nos movemos en un espacio de tiempo muy impreciso y en una zona en la que no disponemos de guías fósiles que puedan situarnos. Tenemos que esperar a los análisis”, concluye Centeno.

‘EL REBOLLAR’ COMO MODELO SOCIAL POSTROMANO
En su conjunto, el trabajo de los investigadores de la Universidad de Salamanca en toda el área de la dehesa de la Genestosa, aportará información contrastada de un amplio período que permitirá ver los cambios y las transformaciones sufridas en varios siglos por aquellos “sectores sociales que no aparecen en los grandes relatos históricos, de los que nadie habla. De ese 99% de la población que no forma parte de la nobleza ni de las élites del poder de los comienzos de la época medieval”, matiza Iñaki Martín, responsable principal del proyecto.

Todas estas evidencias arqueológicas permitirán ver cómo se organizaban este tipo de comunidades en esos primeros siglos medievales en los que no había un Estado, un poder cercano, analizando un caso concreto a escala local. De momento, las actividades del ‘Grupo de Investigación Antigüedad Tardía y Alta Edad Media en Hispania de la Universidad de Salamanca’ ya han demostrado que la despoblación en esta zona de la Meseta del Duero no era tal. Que sí ha habido asentamientos continuados en el tiempo y en diferentes épocas. Comunidades rurales de las que tratan de esclarecer el tipo de aprovechamiento que hacían de su entorno natural y sus modos de vida.

Gentes a las que se les presuponen creencias profundas con la construcción de esas tumbas excavadas en piedra, una ardua labor que necesitaba de una planificación previa en el tiempo, una dedicación. Tumbas de las que todavía quedan interrogantes por resolver: ¿Estuvieron tapadas en algún momento? ¿Se compartían entre diferentes individuos de un mismo grupo? ¿Tendrían una finalidad temporal hasta que el cuerpo era trasladado a una necrópolis? No hay ni un sólo resto óseo encontrado que pueda confirmar o desmentir las teorías.

La dehesa de La Genestosa es en sí es todo un tesoro arqueológico que pone en valor el patrimonio histórico y cultural de la provincia de Salamanca. Un tesoro del que el granito se encarga de salvaguardar todo su misterio.

PARTICIPANTES DEL PROYECTO
La campaña de excavación se enmarca en el desarrollo del proyecto titulado “Colapso y regeneración en la Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media: el caso del Noroeste peninsular”, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. Iñaki Martín Viso y Rubén Rubio Díez son los directores del estudio en el que colaboran el CSIC y la Universidad Complutense de Madrid en los análisis palinológico y los estudios de paleomagnetismo, respectivamente, así como las investigadoras Inés Centeno Cea (Universidad de Valladolid) y Marina Vieira (Centro de Estudos Arqueologicos das Univesidades de Coimbra e Porto –CEAUCP-).

(Fuente: Noticias CyL)

28 de julio de 2016

Nuevos hallazgos en el yacimiento de el Turuñuelo desvelan la vida de los tartesos en Extremadura

Su buen estado de conservación ha permitido recuperar vigas de madera, restos de estucados de colores, piezas de cerámica, hierro y bronce, además de elementos más curiosos como bisagras de puertas, esteras de esparto y cereales de hace más de 2.500 años.
La secretaria de Cultura de la JUnta visitó el yacimiento del Turuñuelo. FOTO: JUNTA EXTREMADURA
Este yacimiento pacense es un ejemplo más del poblamiento tartésico en Extremadura, y más concretamente en las vegas altas del Guadiana, que se suma a otros ya conocidos como Cancho Roano, en Zalamea de la Serena y destaca por su buena conservación.

El yacimiento de "Turuñuelo", en Guareña (Badajoz), tiene unos 2.500 años de antigüedad y allí desarrollan trabajos arqueológicos el Instituto de Arqueología de Mérida (IAM), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Junta.

El buen estado de conservación de "El Turuñuelo" ha permitido recuperar vigas de madera, restos de estucados de colores, piezas de cerámica, hierro y bronce, además de elementos más curiosos como bisagras de puertas, esteras de esparto y cereales.

Aunque es pronto para saber cuál era la función de este edificio tartésico aislado, el director del IAM considera que probablemente fuera "una residencia de prestigio, con un carácter simultáneo de palacio y santuario, ya que en la habitación excavada ha aparecido un altar en forma de piel de toro extendida".

NUEVO PUNTO DE INTERÉS ARQUEOLÓGICO
La secretaria general de Cultura, Miriam García, ha destacado en su visita que cuando el yacimiento arqueológico tartésico de "El Turuñuelo" sea conocido "atraerá sin duda a los investigadores, que colocarán un punto más en el mapa científico de Extremadura".

Los trabajos, coordinados por los expertos Sebastián Celestino y Esther Rodríguez, se enmarcan dentro de la segunda campaña de excavaciones arqueológicas en "El Turuñuelo", insertas en el Proyecto de Investigación I+D+i "Construyendo Tarteso: Análisis constructivo, espacial y territorial de un modelo arquitectónico en el valle medio del Guadiana".


La secretaria general de Cultura ha estado acompañada en su recorrido por el director general de Bibliotecas, Museos y Patrimonio Cultural, Francisco Pérez Urbán; el alcalde de Guareña, Abel González; y el director del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM) y responsable de la excavación, Sebastián Celestino, entre otras personalidades.

Sebastián Celestino ha asegurado que, aunque solo lleva dos años excavándose es el edificio de la cultura tartésica "mejor conservado de los que conocemos tanto en Andalucía, como en Extremadura", además de ser el más grande ya que ocupa una superficie de dos hectáreas. De ahí que, en opinión del director del IAM, "se tardará todavía mucho tiempo en acabar el trabajo arqueológico" en este lugar.

Lo prioritario para próximas campañas, ya que de momento solo se ha excavado completa la habitación principal, es conocer la planta del edificio ya que se trata de una estructura arquitectónicamente compleja que, para Celestino, refuerza la idea de que la cuenca media del río Guadiana tenía una importancia muy superior en la cultura tartésica de lo que se creía hasta ahora.

(Fuente: El Diario)