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10 de julio de 2017

Descubren un poblamiento de la Edad del Hierro bajo el castillo medieval de Los Fayos (Zaragoza)

Las excavaciones arqueológicas en el enclave han permitido documentar un asentamiento de hace 2.600 años y estudiar las fortificaciones medievales de época cristiana.
Bajo las estructuras medievales han aparecido evidencias de población en la I Edad del Hierro. 
Las excavaciones realizadas durante los meses de junio y julio han permitido localizar estructuras vinculadas a las fortificaciones medievales y elementos militares como puntas de flecha de arco y ballesta que se ponen en relación con los continuos conflictos bélicos de los reinos de Aragón, Navarra y Castilla en la Edad Media, ya que el Castillo de Los Fayos por su importancia estratégica cambió de manos en numerosas ocasiones en este período.

ESTRUCTURAS MEDIEVALES Y DE LA EDAD DEL HIERRO
Bajo las estructuras medievales se han localizado niveles correspondientes a la I Edad del Hierro con objetos cerámicos elaborados a mano de superficies pulidas destinados al servicio de mesa y grandes vasijas de almacenamiento de alimentos. Estos elementos guardan una gran similitud con los localizados en la mina de hierro de “Plana del Cerro”, la más antigua documentada en la Península Ibérica, excavada en la primera fase de este proyecto.


El enclave se localiza en una estratégica posición de control y dominio visual del camino natural que une el Valle del Ebro con la Meseta Castellana a las faldas del Moncayo. El conjunto histórico patrimonial del Castillo de Los Fayos lo conforman un sistema de fortificaciones de época medieval de los siglos XII-XIV compuestas por una torre cuadrangular, una torre circular de 9 metros de diámetro, una cueva fortificada de tres pisos con entramado de madera protegida por una muralla de piedra y tapial y varios fosos concéntricos de cientos de metros de longitud convirtiéndola en una de las fortificaciones más impresionantes de la región.

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
Las excavaciones se han centrado en la zona más alta de la fortificación en un farallón rocoso de más de 80 metros de altura sobre el río Queiles en su confluencia con el río Val. Los trabajos arqueológicos de campo han consistido en primer lugar en una prospección intensiva para la que se ha utilizado un GPS de precisión y una aeronave no tripulada tipo dron. También se han realizado excavaciones en dos sectores en las inmediaciones de la torre circular que han permitido localizar aproximadamente 2000 elementos arqueológicos, entre los que destacan un notable conjunto de piezas cerámicas de la I Edad del Hierro de unos 2600 años de antigüedad. El registro se ha llevado a cabo combinando las técnicas tradicionales de la disciplina arqueológica con el uso de fotogrametría y modelado 3D.

EQUIPO DE TRABAJO
El proyecto dirigido por Óscar Bonilla Santander de la Universidad de Zaragoza y Begoña Serrano Arnáez de la Universidad de Granada ha sido financiado por el Ayuntamiento de Los Fayos. El equipo técnico lo componen los arqueólogos Carlos Valladares Lafuente, Alicia María Izquierdo y Ángel Santos Horneros, la restauradora Miriam Pérez Aranda y estudiantes universitarios de los Grados de Historia y Arqueología.

22 de octubre de 2021

Documentan un santuario íbero en el yacimiento arqueológico de Santomera (Murcia)

La excavación que realiza la Universidad de Murcia extrae los restos de un poblado ibérico que se originó en el siglo V a. C. y que estuvo habitado hasta su declive en la Segunda Guerra Púnica
Equipo de trabajo en la excavación del yacimiento de Balumba, en Santomera.


El yacimiento de Balumba, en Santomera, esconde muchas incógnitas. Si hace unos meses la Universidad de Murcia se hacía eco del descubrimiento de una torre ibérica de grandes dimensiones por parte del grupo de investigación del doctor en Historia José Ángel Ocharán, esta vez los arqueólogos, entre los que participan alumnos de la UMU, han hallado un santuario con varios utensilios reseñables.

Por ejemplo, pequeñas figuras fabricadas en metal que se utilizaban como ofrendas para las divinidades, una de ellas se trata de un sello que tiene grabado el símbolo esvástico o también llamado tetraskel levógiro, que representaba al sol. Este elemento constata que el lugar era un espacio de culto, ya que se asocia a santuarios y necrópolis desde la prehistoria.

Este objeto se encontró dentro de un agujero en el suelo, tapado con una piedra de molino a modo de tapadera, y junto con otros elementos como accesorios personales, monedas y reproducciones de armas en miniatura, además de un cuenco de entre 15 y 20 cm con hasta 10 cm de profundidad, aplastado pero en buen estado de conservación. Todo esto indica que se trata de una 'favissa' o ofrenda oculta que se llevaban a cabo entre los siglos IV y III antes de Cristo.

También se han encontrado vasos cerámicos con forma de cáliz que serían utilizados para realizar libaciones o lo que es lo mismo, derramar un líquido como ofrenda a una deidad. Con ellos también había cerámica de lujo importada desde Ática, en Grecia y un kylix de imitación ibérica, que consiste en una especie de cáliz más aplanado que se usaba también en las ceremonias rituales.

Este yacimiento de la sierra de Santomera también cumple otra de las características necesarias para ser un espacio de culto y es que tiene orientación oeste, en dirección a la puesta de sol y dispone de un nacimiento de agua.

La cueva, que en un primer momento se catalogó como un taller de metalurgia, dio un giro cuando en las siguientes capas comenzaron a aparecer restos del santuario, lo cual plantea a los expertos el reto de aclarar la vinculación entre el taller y los ritos que también se llevaban a cabo en la cueva. Ya existe un precedente en la Región de Murcia, en el Santuario Rupestre Ibérico de La Nariz, en Moratalla, donde se vincularon las labores plúmbeas a espacios sagrados.
(Fuente: Universidad de Murcia)

12 de agosto de 2012

Hallado un anillo de oro de época visigoda en Riocueva (Cantabria)

El anillo ha sido analizado y contiene un 80% de oro y un 20% de plata.
El anillo contiene una inscripción con el nombre PAVL (A).
Los arqueólogos que están trabajando en el yacimiento de la cueva Riocueva de Entrambasaguas han anunciado el hallazgo de un "excepcional" anillo de oro de la época visigoda, según informa en nota de prensa del Gobierno de Cantabria.

La pieza presenta una "curiosa" decoración formada por cuatro letras enfrentadas de dos en dos, dispuestas de forma muy similar a los segmentos de círculo que adornan algunas de las estelas discoideas gigantes cántabras del Valle de Buelna.

Esas letras parecen formar la palabra PAVL(A), seguramente el nombre de la persona que lo llevaba puesto cuando fue enterrada en la cueva.

Su reducido diámetro permite suponer que Paula era apenas una niña cuando murió, señala el Ejecutivo.

En esta época el oro solía mezclarse con plata para la elaboración de joyas y monedas.

El anillo de Riocueva ha sido analizado y contiene un 80% de oro y un 20% de plata.

Aunque se trata de objetos bastante frecuentes en los contextos funerarios de época visigoda, lo habitual es que los anillos sean de bronce o más raramente de plata, lo que convierte a este ejemplar en una pieza excepcional.

La primera campaña de excavación en este yacimiento se desarrolló en el otoño de 2011, con financiación de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria.

Contó con la participación de una docena de voluntarios que, bajo la dirección de los arqueólogos José Ángel Hierro Gárate y Enrique Gutiérrez Cuenca, excavaron en diferentes puntos y realizaron una prospección sistemática de las galerías.

En esos trabajos se recuperaron restos humanos de al menos cuatro individuos, fechados por, carbono 14, en torno a los siglos VII y VIII, y un buen número de objetos que les acompañaban en su última morada.

La excavación llevada a cabo en Riocueva se integra dentro del Proyecto Mauranus, dedicado al estudio de la Tardoantigüedad y la Alta Edad Media en Cantabria, a través de la arqueología.

La investigación tiene un enfoque multidisciplinar y cuenta con la colaboración y el asesoramiento de numerosos especialistas de diversas instituciones, como la Universidad de Cantabria (UC), el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, la Universidad de Valencia, la Universidad del País Vasco, la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Poznan (Polonia), el Museo de Altamira o el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria.

Esta colaboración está permitiendo realizar estudios sobre el yacimiento y sus materiales en diferentes campos, alguno de ellos pioneros en la región: análisis de paleomicrobiología, estudios de paleodieta, análisis químicos de materiales, estudios antropológicos, arqueobotánicos, etc.

Además, los materiales arqueológicos están contribuyendo en gran medida a mejorar el conocimiento sobre las producciones metálicas y alfareras de los inicios de la Edad Media en Cantabria.

Teniendo en cuenta la pequeña superficie excavada durante 2011, todo hace suponer que el número de hallazgos relevantes puede repetirse en las siguientes campañas, aumentando, si cabe, la importancia de un yacimiento que está llamado a convertirse en una referencia clave para el estudio arqueológico de los inicios de la Alta Edad Media en el norte peninsular.

Está previsto retomar las excavaciones en septiembre de 2012.

(Fuente: Europa Press)