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16 de diciembre de 2024

El infierno de una misión de arqueólogos españoles investigada por Egipto

Pagos en mano, "trabajo esclavo" e insultos: el infierno de una misión de arqueólogos españoles investigada por Egipto. Más de una decena de testimonios reunidos por el  diario "El Independiente" reconstruyen las condiciones que sufren los estudiantes participantes en el proyecto denunciado. 
Martín Valentín y Teresa Bedman, los directores de la misión Visir Amenhotep Huy.

Durante 24 años de excavación tejieron una red de sombras y silencios que comienza a quebrarse ahora, tras la denuncia de tres becarias y la investigación abierta por las autoridades egipcias. La misión de Francisco Martín Valentín y Teresa Bedman, dos presuntos arqueólogos españoles, aprovechó durante años el cotizado reclamo de horadar en Luxor, la milla de oro de la egiptología, para atraer en cada campaña de excavación a jóvenes españoles y latinoamericanos fascinados por la tierra de los faraones.

El Independiente, que ha publicado durante la última semana las denuncias previas así como el irregular sistema de justificación de gastos a partir de facturas personales, reúne ahora el testimonio de decenas de estudiantes y becarios que se enrolaron en la expedición y sufrieron lo que denuncian como una larga retahíla de abusos, mala praxis y condiciones dantescas, que habían permanecido sepultados por el miedo de sus protagonistas a las represalias de la pareja.

El proyecto en el centro de la polémica es la misión española Visir Amenhotep Huy que dirigen desde 2009 Francisco Martín Valentín y Teresa Bedman. La expedición excava desde entonces en un enterramiento situado en la necrópolis de Asasif, cerca del templo de Hatshepsut, en Luxor, la antigua Tebas faraónica.

Requisito de confidencialidad
Los participantes debían firmar una serie de cláusulas de confidencialidad. El documento, al que ha tenido acceso este diario, incluye cláusulas en las que se establece el “carácter no laboral y no retribuible” de la labor y se obliga al firmante a una estricta política de silencio sobre los entresijos de la misión. “Igualmente asume que, sobre toda cuanta información reciba relacionada con el Proyecto Amen-Hotep, Huy, incluso si dicha información procediera directamente del desarrollo de sus labores en el mismo, rige un expreso compromiso de confidencialidad, de modo que no podrá utilizar la misma sin conocimiento y expresa autorización de los directores del Proyecto, por cuanto la reserva de divulgación o comunicación de dicha información está expresamente controlada por las autoridades del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto”.

Extracto de la carta de confidencialidad que deben firmar los becarios
.

El documento ha sido usado por la dirección del proyecto para amenazar con acciones legales a quienes, una vez fuera de la expedición, amagaron con hacer públicas las condiciones de trabajo. Los participantes entrevistados para este reportaje han optado por el anonimato citando precisamente ese documento.

Pagar para excavar y grandes sumas de dinero en efectivo
El proyecto de los conocidos como “Valentines de Luxor” tenía la apariencia de una “escuela de campo” para estudiantes de arqueología y disciplinas relacionadas. Una supuesta beca en la que, sin embargo, los agraciados no recibían una ayuda sino la obligación de desembolsar sumas de dinero que rondan los 2.000 euros, una cantidad que varía según la campaña en la que se participara. El destinatario de ese dinero es la Fundación del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto, una institución privada que dirigen ambos.

“A mí se me solicitaron más de 1.600 euros para poder participar en la campaña. Una parte la hice por transferencia y la otra se la tuve que dar en mano cuando llegamos allí a Egipto”, relata una de las participantes. Su testimonio es corroborado por el resto de entrevistados. “Llegamos a calcular que entre todos habíamos entregado unos 36.000 euros en efectivo por campaña. Es dinero que no pasa por Hacienda y que se entrega ya en Egipto”, agrega otra ex miembro del equipo. En el proceso de selección, algunos detectaron las primeras peculiaridades de la pareja. “Fui preseleccionada y posteriormente me hicieron una entrevista online. Durante esta, una de las preguntas fue: ¿tienes novio? ¿Qué opina de que participes en el proyecto? Esto me bloqueó, porque estaba fuera de contexto. Aún así, lo obvié y me centré en las otras preguntas”, narra una de las becarias. “Juegan mucho con la ilusión de la gente; con el sueño de ir a Egipto, de excavar en tierra egipcia y se saben vender de maravilla”, añade.

Compras obligadas en el duty free y asumir todos los costes
“Cuando llegué al aeropuerto me obligaron a comprar licores que ellos querían tener y que al parecer se tenía como una tradición dentro de la campaña. Todo el mundo compraba ese tipo de artículos en el duty free y por no enemistarme con ellos, lo hice. Una vez llegados a Luxor, tenemos que llevárselas”, apunta una de las becarias. En una de las campañas, las maletas se extraviaron en la escala en El Cairo. “Teníamos un seguro pagado para que, en caso de pérdida de las maletas, se nos devolviera una parte y asumir el coste que supone estar varios días sin equipaje. Ellos cobraron el seguro. Se lo estuve solicitando y no vi ni un solo duro de la indemnización. Doy por hecho que se lo quedaron”, agrega.

Aparte de costear el transporte y alojamiento, los becarios debían hacer frente a todos los gastos derivados de su estancia en la excavación. “Nos cobraban el agua para beber. Me parecía raro porque normalmente en los trabajos de campo, quien te contrata tiene que garantizar mínimo el agua. Hasta el agua nos la vendía Teresa”, desliza una participante en una de las últimas campañas.

Los estudiantes pagaban, pero -según sus testimonios- Francisco y Teresa facturaban. “En Egipto nosotros nos pagamos los gastos de viaje, alojamiento y manutención, algo por adelantado, pero la mayoría era allí, en el mismo supermercado o restaurante. En ese momento, Paco y Teresa nos pedían las facturas que habíamos pagado nosotros porque tenían que tener un control de gastos y demás. Ahora sabemos que era una excusa. En ese momento no sospechamos nada, y lo cierto es que tampoco nos interesaba en exceso guardar las facturas. Cuando comíamos en un restaurante, Paco ponía la excusa de que unificaba él la cuenta, así que teníamos que darle el dinero a él, ya que era más fácil que pagara uno a que pagáramos las casi 20 personas por separado, y claro, esa factura se las guardaba él. Ese fue el modus operandi de ambos durante tres meses. Fueron pidiéndonos y acumulando las facturas de cada comida, compra, transporte, visita guiada, lo que fuera. Todo lo pagamos nosotros -cada uno lo suyo-, pero los tickets los pedían ellos con la excusa de centralizarlo todo, de tener control o simplemente se hacían los tontos”, relata. Muchas de aquellas facturas acabaron siendo usadas para justificar ayudas de mecenas, alegan los entrevistados.

Aislamiento forzoso y vigilancia extrema
El día a día en Luxor no era menos gratificante, a juzgar por el relato de los que se consideran sus víctimas. “Experimenté que pusieran a alguien que me 'vigilaba', e incluso me dijo uno de los trabajadores: 'cuidado que Teresa ha pedido a los que somos de aquí que le digamos si te vemos y con quién vas'”, narra uno de los becarios entrevistados para este reportaje. “Al poco de empezar mi primer año de trabajo con ellos, empezaron a poner normas cada vez más estúpidas: empezaron diciendo que no podíamos ver a ningún trabajador egipcio fuera de la excavación. Ellos nos decían que esto era porque una antigua miembro se había liado con un trabajador, y como el inspector estaba prendado por ella les había traído problemas”, detalla.

“Poco después nos pusieron una segunda norma: no podíamos quedar con gente de otras excavaciones si no era a través de ellos. Si queríamos contactar con alguien de otra misión arqueológica teníamos que pedir a ellos que contactaran al director de la otra misión. Si no podíamos relacionarnos con egipcios, y tampoco con otras misiones, estábamos efectivamente aislados. Yo les decía que no lo entendía”, comenta un ex becario. “Había una tercera norma: tampoco nos dejaban ver a egipcios que no fueran de la excavación ‘porque es un país muy peligroso y no sabéis moveros’”, nos decían.

Esas prácticas de aislamiento y vigilancia se han reproducido durante décadas, haciéndose más extremas si cabe. “Éramos tres chicas en uno de los pisos y nos apetecía salir juntas a hacer las compras diarias para cocinar, comprar el pan y otras cosillas, o simplemente darnos una vuelta por la aldea del West Bank, porque en realidad es un lugar pequeño y tranquilo, donde todo el mundo se conoce… cuando les pregunté a Francisco y Teresa sobre este tema, su respuesta fue que existía riesgo de ser atacadas o incluso violadas si íbamos solas, así que teníamos que estar preguntando a los pocos chicos que integraban el grupo si querían acompañarnos y la verdad es que fueron contadas las ocasiones en las que nos acompañó un compañero. Llevo visitando el país 20 años, tengo amigos allí a los que me gusta ir a visitar a sus casas a saludar o tomar un té. Bueno, esto también estaba prohibido, no nos dejaban ni entablar conversaciones con egipcios ni aceptar invitaciones a asistir a bodas (algo bastante corriente allí), ni siquiera tener contacto con otras misiones ya fueran españolas o extranjeras. La sensación de claustrofobia iba en aumento y yo en algunas ocasiones salía a comprar cosas sola, lo que me ocasionó problemas, ya que el doctorando, mano derecha de Paco y Teresa, vivía en la planta baja del edificio y dejaba la llave del portal puesta por dentro, de manera que cuando volvía al piso, estaba obligada a llamar al timbre y salía él a abrirme y me decía ‘Te recuerdo que está prohibido salir sola del edificio’…Era un guardián”, cuenta una de las afectadas.

Insultos a españoles y egipcios: “Podemita”, “hijos de puta”...
Los testimonios, que cubren varias etapas, coinciden en una misma queja: los insultos a los que fueron sometidos tanto los estudiantes españoles y latinoamericanos como los obreros egipcios a manos de los directores de la excavación. “El trato era terrible: A una chica la llamaban 'roja' y 'podemita'. A otra 'la ninfómana del equipo'. A uno de los chicos gay le dijeron que no se podía tener esa pluma en la excavación, 'que dejara de perder aceite, que si que es que se quería acostar con los obreros'. A los obreros les llamaban 'hijos de puta' y 'perros'. Era todo un trato inhumano y racista”, recuerda una de las otrora miembros de la excavación. Otro de los testimonios ratifica el relato: “Era habitual ver a Teresa pasar insultando en castellano gritando cosas como “panda de vagos, que jodisteis a mi pueblo y os vais a enterar, hijos de puta…” y cosas similares. "Con lo del pueblo se refería a que ella es judía", apunta.

“Teresa ha llegado a formar tanto follón que los obreros le hicieron una huelga. A uno de ellos le llamó en su cara 'hijo de puta'. El obrero se enteró y llegó a Francisco: 'Por favor, Mudir, dile a tu mujer que me pida disculpas'. Lo que hizo él es despedirle”. Episodios que se completan, según los consultados, con campañas de difamación contra quienes dejan el proyecto o acusaciones en público de “manipulación” contra quienes comienzan a cuestionar las órdenes.

Estudiantes a cargo de las tareas más duras sin protección
Entre las irregularidades de las que levantan acta los testimonios reunidos, figuran las tareas que les eran asignadas a los becarios. A diferencia del resto de las misiones extranjeras en Egipto, incluidas las españolas dependientes de organismos y universidades públicas, los estudiantes eran obligados a cargar con piedras y asumir las tareas más duras.

“Como no había ningún tipo de rigor científico, la velocidad de la excavación era tal que se generaba una gran cantidad de escombro, por lo que gran parte de las jornadas se pasaban en cadenas de 20-30 personas entre trabajadores locales y alumnos desescombrado”, asevera uno de los damnificados por aquella tarea. Entre los pasajes más graves, marcados por las reticencias de ofrecer asistencia sanitaria a las víctimas, se cuentan “un ataque de ansiedad por los gritos de Teresa”. “Le dio como una especie de ataque epiléptico y llamamos a Teresa, pero al final, no se quiso que se llamara un médico. Lo conseguimos relajar en casa a base de medicinas”, cuenta una de las testigos. “Otra chica tuvo fiebre tifoidea y no la querían llevar al médico. La acompañamos al hospital a las 10 de la mañana y Teresa apareció a las 7 de la tarde liándola en el hospital”.

“Los obreros han tenido pequeños accidentes de caídas porque no se tiene la seguridad suficiente en la excavación. A uno de ellos no se le quiso pagar la radiografía, que eso está dentro de las competencias normales. Por supuesto, no se trabaja con casco. A una de las becarias le cayó una piedra grande desde arriba”, comenta otro.

“Contratan cada año a unos 30 peones de arqueología, trabajadores de la zona a los que les pagan el salario más bajo de Egipto: unos 2 o 3 euros al día siendo generosos y sin respetar sus derechos laborales. Los discriminan, tratan con desprecio, superioridad y malas palabras. En la excavación eran comunes los insultos en español hacia ellos, todos de tinte racista. Parece una excavación del siglo XIX con personas explotadas y maltratadas”.

Sin prácticas científicas: “Van a la búsqueda del tesoro”
A pesar de jactarse de “dirigir una de las misiones más conocidas y trabajadoras de Luxor”, la de “Los Valentines” es una misión “sui generis” entre las que pueblan la antigua Tebas. Sus métodos, reconocen quienes trabajaron en ella, la diferencian de todas y abonan su descrédito. “Haber pasado por allí supone una merma para cualquier currículum”, murmura uno de los entrevistados. 

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“A nivel metodológico dejan mucho que desear: no usan metodología arqueológica y pude ver con mis propios ojos cómo se destruyen numerosos objetos y nada queda registrado. Así mismo, nunca llevan a profesionales cualificados porque esto supondría tener que pagarles un sueldo, de hecho solo tienes que revisar en su web al equipo que ninguno tiene doctorados o formación acabada, contando con quienes adornan sus currículum. Esto dista mucho de lo que son las demás excavaciones arqueológicas en Egipto y en cualquier lugar”, responde uno de los testimonios. “En lo personal, tuve numerosos problemas con ellos, fue una experiencia en la que me sentí estafada, todo envuelto en un halo mafioso y de secretismo”.

Otros ex participantes denuncian que la metodología es inexistente: “No se excava por unidades estratigráficas; van a la búsqueda del tesoro. Se excava por unas cuadrículas que ellos se han inventado. Hemos tenido cortes tan altos que ni el propio director de la excavación podía bajar. Hacían unos bancales que son de principios de 1900”. Durante más de dos décadas, la misión no ha producido investigaciones publicadas en revistas científicas de prestigio. “No se relacionan con el resto de misiones y en los contados congresos donde aparecen, dan la ponencia y se largan sin querer discutir”, desliza un investigador.

"En la excavación no se sigue ningún tipo de metodología rigurosa y la mayor parte del tiempo a los alumnos se nos ponía a desescombrar junto a los trabajadores locales"

Entre los testimonios recopilados, figuran denuncias de robo y apropiación de material realizado por los becarios y que ha sido utilizado sin darles crédito en conferencias y publicaciones; desprecio a las conclusiones y sugerencias aportadas por los estudiantes y licenciados; y faltas flagrantes de seguridad en el trabajo de campo. “Repetían continuamente que eran la única excavación que trabaja en un sitio inédito en Egipto, que es obviamente mentira. Y que eran el mejor equipo de Egipto. Que estábamos haciendo historia. Constantemente hacían referencia a que ellos son de los pocos egiptólogos 'profesionales' que quedan porque la mayoría son académicos. Una distinción curiosa cuanto menos”, concluye uno de los ex participantes.

El testimonio coincidente es que la excavación carece del mínimo rigor científico. “Cuando llegué ellos no hacían ningún tipo de documentación gráfica de lo que salía de la excavación. Solo fotografías. No había dibujos, ni perfiles arqueológicos ni nada”, comenta uno de ellos. “En la excavación no se sigue ningún tipo de metodología rigurosa y la mayor parte del tiempo a los alumnos se nos ponía a desescombrar junto a los trabajadores locales. El contexto es más similar al de una excavación propia del siglo XIX”, añade otro. Una atmósfera dominada por las prisas por excavar a la que se unía una suerte de creencias esotéricas. “Una cosa también llamativa es su superstición. No estaba permitido mencionar a Ajenatón en el yacimiento, porque tenían una paranoia mental con que Ajenatón había matado al visir. Tenían una foto donde decían que una sombra del yacimiento era el perfil de Ajenatón y que se había aparecido”, concluye.

29 de enero de 2020

El mayor repertorio decorativo de las villas romanas documentadas en Asturias

Los resultados de la campaña arqueológica, que se presentan mañana jueves en Oviedo, confirman que la villa romana de Las Regueras tiene «el mejor y más rico repertorio decorativo» de las localizadas en Asturias

El yacimiento de La Estaca, en Las Regueras, conserva dos lienzos de muro con restos pictóricos. En uno de ellos, el oriental, los arqueólogos han hallado pinturas decorativas de más de un metro, aunque no han podido excavar y sacarlas a la luz «por la dificultad técnica que suponía la conservación de estos muros parcialmente inclinados hacia el interior de la habitación». Así lo señala el director de la excavación, el arqueólogo Juan Muñiz, que ha hecho públicos los resultados de la campaña, que se presentarán mañana jueves en Oviedo

La investigación arqueológica confirma la importancia de la villa romana de Las Regueras, que conserva «el mejor y más rico repertorio decorativo» de las localizadas en Asturias.

CONCLUSIONES DE LA EXCAVACIÓN 
«Durante el pasado mes de noviembre se excavó la práctica totalidad del segundo mosaico de la Villa Romana de San Martin de La Estaca, en el municipio asturiano de Las Regueras. El hallazgo del mismo se había producido en abril de 2018 cuando el equipo de Juan R. Muñiz sondeó los restos aparecidos en la finca de El Pedregalón. Para esta campaña de 2019 se seleccionó un equipo de expertos destinado específicamente a excavar por completo el mosaico en un mes de trabajo. El equipo estuvo integrado por los arqueólogos Adrián Piñán, Valentín Álvarez y Alejandro Sánchez y las restauradoras Marta Corrada y Mónica Ruíz bajo la dirección de Elías Carrocera y Juan R. Muñiz. En los trabajos se contó además con la colaboración de los arqueólogos Gerardo Sierra, Leonardo Martínez y la estudiante María Rodríguez.

El yacimiento de la Villa de San Martín ya era conocido por las noticias recogidas en el Diccionario de Pascual Madoz (1845-1850) 1 y por los significativos restos hallados en las excavaciones realizadas en los años 1958 y 1961 cuando se había excavado un primer mosaico que hoy se encuentra en el Museo Arqueológico de Asturias.

Esta excavación de 2019 estuvo financiada por la Asociación de amigos de la Villa romana de San Martín de La Estaca, que organizó una campaña de micromecenazgo a través de las redes sociales. Además se contó con la colaboración de empresas como UCOFA, Está Por Ver o NORBIM GEO y actividades de apoyo como la recaudación a través de conciertos musicales del coro MOSAICORUM o las rifas y sorteos en locales del municipio. Se trata de los primeros trabajos arqueológicos financiados con esta fórmula en Asturias.
Los resultados preliminares de estos trabajos y de la campaña de geofísica realizada durante el verano por la empresa TERRA DAT se ofrecerán públicamente en una charla que se realizará en Oviedo esta semana. Los resultados engloban avances y estudios en la planta del yacimiento, aportación de materiales arqueológicos, estudios de materiales constructivos y los hallazgos más importantes además del propio mosaico.

El equipo de excavación comprobó que este mosaico se encuentra en una sala interior, probablemente un Triclinium, situada en el ala sur de la Domus. La casa es de planta rectangular de 600m 2 aproximadamente, con un patio central que articula sus estancias de forma nuclear, estando los dos mosaicos (el actual y el excavado en 1958) en salas simétricamente dispuestas en torno al patio en las alas norte y sur. Esta construcción parece que fue edificada entre los siglos II y III, otorgando esta misma cronología al mosaico por su relación estratigráfica.

El estado de conservación de dicho pavimento cabe calificarlo de muy bueno con una extensión de 11 x 3,60 metros de la que se conserva un 90% de su superficie in situ. Por su dimensión y conservación constituye uno de los ejemplos de mayor calidad –sino el que más-, del escaso corpus musivario registrado hasta el momento en Asturias. Este repertorio está formado por los restos aislados localizados en Llanera y los mosaicos de las villas de Memorana y Veranes, además de los dos mosaicos de este yacimiento de la villa de San Martín.

Su composición formal es dominantemente geométrica y se organiza con una cenefa exterior formada por una serie de cuadrados de líneas horizontales rojas, amarillas y blancas en su interior, y flores hexapétalas inscritas en círculos. Este enmarque exterior rodea un sogueado que vertebra una decoración interior de once pares de cuadros en cuyos interiores se alternan cuadrados, nudos de dos eslabones y flores de cuatro pétalos. En el borde occidental se aprecia también una banda decorativa con un rombo rematado en peltas en el que se inscribe una llamativa esvástica blanca sobre fondo rojo. En la parte oriental del pavimento se localizó una forma de copa, la única que se aprecia actualmente en este pavimento. Todo el mosaico está confeccionado con tesselas pétreas y cerámicas de varios colores y de un tamaño medio en torno a 1 cm 2 .

Este pavimento estaba combinado con pinturas parietales realizadas mediante la técnica al secco. Estas pinturas representan imitaciones de mármoles y enmarques en toda la pared norte. El lienzo oriental sin embargo, del que se conservan pinturas de más de un metro de altura, está decorado con escenas compositivas que no han podido ser aún excavadas por la dificultad técnica que suponía la conservación de estos muros parcialmente inclinados hacia el interior de la habitación.

Este mosaico es el de mayor extensión conservada de los localizados en Asturias y el segundo que proviene de este yacimiento. A ello debemos sumar la singular composición pictórica de sus paredes y esta combinación parece confirmar la impresión inicial respecto a su clasificación como el mayor y más rico repertorio decorativo de todas las villas romanas que hasta el momento han podido ser documentadas arqueológicamente en Asturias».

(Fuente: La Voz del Trubia)

27 de noviembre de 2015

Arqueólogos españoles descubren intacta la tumba de un sacerdote de la XXII Dinastía en Luxor (Egipto)

La tumba intacta de un sacerdote del dios Amón Ra, de hace 3.000 años, salió ayer a la luz en la antigua Tebas (actual Luxor) gracias a las excavaciones de la misión española "Amen-Hotep Huy" del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto, que permitirán desentrañar los misterios sobre las prácticas funerarias del Tercer Período Intermedio. El sarcófago se encuentra en un excelente estado de conservación y posee una rica policromía, que representa escenas del sacerdote adorando a dioses como Osiris, Anubis, Nefertum o la Vaca Hathor.
El equipo del proyevcto Amen-Hotep Huy del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto de Madrid, encabezado por Francisco Martín Valentín y Teresa Bedman. FOTO: MARINA ESTEVE / Proyecto AMEN-HOTEP HUY
Es un hallazgo «digno de los inicios de la arqueología», aseguró el director de la misión, Francisco Martín Valentín. Las numerosas excavaciones realizadas en Tebas desde el siglo XIX hacen que cada vez sea más complicado encontrar una tumba intacta y es frecuente que el sarcófago esté vacío, sin la momia. No es el caso de la tumba del sacerdote Anj ef Jonsu, escriba de la ofrendas del dios Amón Ra en Karnak.

EXCELENTE ESTADO DE CONSERVACIÓN
El sarcófago de Anj ef Jonsu (del 900 a. C) se encuentra en un excelente estado de conservación y posee una rica policromía, que representa escenas del sacerdote adorando a dioses como Osiris, Anubis, Nefertum o la Vaca Hathor. «Es magnífico», dijo Valentín, que al mando de la misión del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto realiza su séptima campaña en Luxor.

Fue durante unas excavaciones en la zona noroccidental del patio de la tumba del visir Amen Hotep Huy donde el pasado día 18 los españoles dieron con el sarcófago de Anj. «Descubrimos que había un hueco de unos dos metros de longitud y encontramos que en la roca madre de la tumba del visir habían excavado un enterramiento antropomorfo», relató Valentín. Levantaron las losas y hallaron el sarcófago.

El ataúd de madera está decorado con escritura jeroglífica y representa al sacerdote, contemporáneo del faraón Osorkón, de la XXII dinastía, época de los llamados reyes libios, que presenta una barba trenzada, los brazos cruzados sobre el pecho y porta flores de papiro.

Detalle del sarcófago que contiene la momia del sacerdote. FOTO: EFE.

"CONTABLE" DE LAS OFRENDAS DIVINAS
Anj ef Jonsu vivió en la ciudad de Tebas durante la dinastía XXII, hacia el año 900 a. C., y como escriba y miembro del clero del dios Amón Ra en el templo de Karnak se dedicaba a contabilizar las ofrendas divinas, explica el arqueólogo español.

En aquella época, Tebas era un Estado teocrático que controlaba Egipto en colaboración con los faraones libios, que tenían su capital y residencia en el norte del país.

"Hubo un incremento del número de sacerdotes, que normalmente eran de origen libio", según Valentín, que apuntó que estos religiosos se enterraban de "forma distinta" cubriendo, por ejemplo, la tumba con losas de piedra.

Buscaban un sitio de prestigio, como la tumba del visir Amen Hotep Huy, y un rincón para que el sarcófago estuviera cerca de un muro del templo o de otro enterramiento de importancia.

Gracias tanto a que el enterramiento está intacto como a la particularidades de este sarcófago, su descubrimiento va a proporcionar "muchas informaciones sobre las prácticas funerarias de la época", agregó el experto español.

Mientras tanto, continuarán las excavaciones en el patio de la tumba del visir Amen Hotep Huy, que fue gobernador de Egipto durante los reinados de Amen Hotep III y Amen Hotep IV.

NECRÓPOLIS DURANTE 200 AÑOS
El patio de este enterramiento, ubicado en el área de Al Asasif en la ciudad de Luxor, es tan grande que fue usado como necrópolis durante unos 200 años.

En él, la misión española encabezada por Valentín y Teresa Bedman, hallaron en 2014 el sarcófago y la momia de una cantora (sacerdotisa) del dios Amón, de hace unos 3.000 años.

La misión comenzó este año el 7 de octubre y se prolongará hasta mediados de diciembre, centrada en excavar junto a la fachada de la capilla, en un área de unos 18 por 50 metros.

(Fuente: EFE)