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18 de marzo de 2011

Varios yacimientos romanos de Vigo están dañados por los efectos del invierno


Los temporales del invierno han afectado a varios yacimientos arqueológicos de época romana existentes en la parroquia de Alcabre (Vigo). O Cocho, O Fiunchal, el chalet próximo al Museo do Mar y la antigua rectoral de Alcabre son los lugares donde el mal tiempo ha provocado derrumbes peligrosos. En O Cocho, se da la circunstancia de que el derrumbe de la parte final del aparcamiento del Museo do Mar ha dejado al descubierto un muro transversal desconocido hasta ahora así como abundante tégula romana. Este es el caso más preocupante de los cuatro afectados porque el derrumbe ha abierto una especie de senda de bajada a la playa que es utilizada por personas, que literalmente caminan por encima de los restos romanos.
En O Fiunchal se produjo un derrumbe en el taud que acoge el yacimiento de los siglos III-IV.
Según documentó José Manuel Hidalgo Cuñarro en el año 1989, en este lugar existen los restos de una villa romana asociada a una pileta de salazón. Parte de los restos localizados por este arqueólogo también se pueden ver en la parte alta de la playa. Según Hidalgo Cuñarro, este yacimiento pertenecería a los siglo III-IV, una cronología ligeramente inferior a la de la villa de Toralla. Hidalgo señaló en su informe que pudo haber funcionado como villa-factoría.
No muy lejos de allí, en la playa existente al pasar el Museo do Mar, se puede ver como sigue derrumbado el muro que contiene el talud del chalet Zulueta. Este derrumbe ya se produjo hace varios meses pero no se ha solucionado. En el terreno superior se encuentra una necrópolis romana.
El tercer elemento patrimonial afectado por la fuerza de la naturaleza se sitúa próximo a la rectoral de Alcabre. En la parte derecha del edificio ruinoso allí presente fue donde, hace unos años, el arqueólogo Ángel Acuña localizó los restos de un horno que no pudieron ser identificados plenamente. Aquel yacimiento está ahora afectado por otro derrumbe de un talud. La caída de tierra permite ver el geotextil que tapa donde Ángel Acuña realizó la excavación de urgencia.
El último elemento afectado es conocido como O Fiunchal. Nuevamente, un derrumbe de un talud ha dejado a la vista algunas de las estructuras pertenecientes al yacimiento. En la década de los años noventa, el arqueólogo Juan Carlos Castro localizó tres tanques de salazón de planta rectangular, así como varios muros que han llevado a pensar que podría tratarse de una villa o de una factoría de salazón y una posible necrópolis. La datación es similar a O Cocho.
Acción urgente
Ante la inminente llegada de la temporada de playas sería necesaria una acción urgente con el fin de evitar más daños en las diferentes zonas afectadas.
Ayer, los participantes en la ruta propuesta por el Museo do Mar pudieron ver el mal estado de estos yacimientos.

16 de febrero de 2011

Cubrir o no los restos arqueológicos encontrados en época de crisis para su preservación

Dos administraciones públicas deciden volver a cubrir los restos encontrados durante los últimos meses, mientras otros yacimientos permanecen expuestos al deterioro después de haber salido a la luz con grandes inversiones de dinero público.  

La Xunta de Galicia ha decidido volver a cubrir los restos romanos encontrados en Vigo durante las obras de construcción de un aparcamiento.  El objeto de esta medida es la preservación  de los restos hallados a la espera de que se realice un plan de actuación en la zona. Por otra, en Málaga, la Junta de Andalucía también ha decidido cubrir los restos de muralla aparecidos durante la construcción del metro de la ciudad con geotextiles para su conservación. Estas medidas y el abandono progresivo al que están sometidos una gran cantidad de yacimientos nos deben llevar a reflexionar sobre la conveniencia de estas iniciativas de cara a preservar el patrimonio arqueológico en tiempos de crisis.
En Vigo se cubrirán tres fosos defensivos y restos
 de ánforas usadas para almacenar vino de entre los años 50 a.C y 50 d.C
Personalmente hago distinción entre dos tipos de yacimientos abandonados:  por una parte están aquellos que nunca han llamado la atención de las autoridades y han permanecido y permanecen todavía al abandono y la acción de deterioro del clima, la vegetación, la lluvia ácida y la acción de expoliadores sin escrúpulos. Por otra parte la de aquellos que en su día y por las razones que fuere, centraron la atención de las diferentes administraciones para su “puesta en valor”, con ingentes inversiones económicas y grandes campañas mediáticas, que una vez ya han servido a los propósitos de sus “mecenas” políticos son abandonados a su suerte con el pretexto tan manido de no disponer de recursos para su mantenimiento. Estoy pensando ahora mismo en el caso de la villa romana de Bruñel, en el término municipal de Quesada en Jaén, aunque ejemplos como este se repiten a cientos por toda la geografía nacional.

En Málaga se cubrirá con geotextil parte
 de la muralla nazarí aparecida
 en las obras del metro.



La villa romana de Bruñel cuenta con una de las colecciones de mosaicos romanos más interesantes de España. Estos mosaicos fueron restaurados en el año 2000 gracias a una inversión de cientos de miles de euros. Y ya desde 2003 se viene comentando desde el Ayuntamiento de Quesada poner en marcha un proyecto para su protección que contempla la instalación de una cubierta para su preservación con una dotación de 240.000 euros. Proyecto que a día de hoy brilla por su ausencia.  Pero supongamos que finalmente el proyecto se pone en marcha. Las elecciones municipales, autonómicas y generales  están cada vez más cerca. ¿Será suficiente una inversión puntual para un cobertizo, aunque éste sea de 40 millones de las antiguas pesetas para la preservación de este riquísimo legado? Desde mi punto de vista la preservación y cuidado del patrimonio requieren de un compromiso más amplio y dilatado en el tiempo que una simple inversión puntual y me temo que para esto nuestras administraciones  y sus partidas presupuestarias  no estén preparadas.
Los mosaicos romanos de Bruñel están sometidos al
deterioro por las inclemencias atmosféricas y la vegetación.
 
Tal vez fuera más conveniente, desde todos los puntos de vista, obrar en consecuencia y reconocer la imposibilidad de asumir la responsabilidad de preservar a día de hoy estos yacimientos para las generaciones futuras y con toda humildad dedicar muchísimo menos dinero para volverlos a enterrar. Sería mucho más digno y honorable  cubrir de tierra y grava toda la superficie de estos yacimientos, instalando unas lonas o mantas de protección para su preservación de los agentes externos hasta  que en el futuro, cuando realmente se puedan asumir los compromisos de mantenimiento necesarios se puedan volver a sacar a la luz estas joyas que hemos recibido como herencia de nuestros antepasados.