google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Arqueología submarina
Mostrando entradas con la etiqueta Arqueología submarina. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Arqueología submarina. Mostrar todas las entradas

19 de junio de 2011

Pasos de tortuga en la búsqueda de los tesoros sumergidos de Galicia

Hablar con arqueólogos submarinos sobre el abandono del patrimonio sumergido en Galicia es como mentarles la bicha. Después de más de 35 años de trabajo en las costas gallegas, no confían demasiado en la posibilidad de una solución a corto plazo y entienden que se han dados muchos pasos, aunque hayan sido muy pequeños.
Yago Abilleira con restos extraídos de la zona de las Islas Cíes.

La mejor noticia es sin duda el acuerdo que han firmado la Xunta de Galicia y el Gobierno central para realizar nuevas catas arqueológicas en dos puntos estratégicos. La Ría de Corcubión (A Coruña) y el Estrecho de Rande (en la ría de Vigo), serán el escenario el próximo mes de julio de sendas expediciones para catalogar restos de gran valor científico.
"Es un paso más, pero lo que me parece más importante es que por primera vez firman un convenio de colaboración la Consellería y el Ministerio de Cultura", afirma Javier Luaces, investigador que dirigirá la inmersión sobre los galeones de Rande. Las competencias en esta materia están derivadas a las autonomías, pero el experimentado submarinista considera que la implicación del Gobierno central supone un nuevo impulso.

'Hay mucha gente preparada'

Otro expertos como Miguel San Claudio, responsable de la expedición en Corcubión, opina que "ya se han dado pasos y hemos avanzado, pero no ha sido como para tirar cohetes". Desde el año 1987 investigando en aguas gallegas, San Claudio apuesta por los profesionales. "Aquí hay mucha gente que está preparada, es mentira eso de que en Galicia no se puede hacer arqueología por el mal tiempo. En Irlanda y Noruega, donde se ha avanzado mucho más, no hay mejor meteorología", recuerda.
Restos del Júpiter (1808) en Cíes. | Xunta
Restos del Júpiter (1808) en Cíes. | Xunta
En los últimos meses la Xunta parece haber dado muestras, aunque sean pocas, de la necesidad de poner en valor el patrimonio que todavía no se ha rescatado de los fondos marinos. Este mismo año, Portos de Galicia llevó a cabo trabajos en la dársena de Baiona previos a la reorganización portuaria. En este caso, fue San Claudio el que con una simple inmersión encontró indicios de que existen piezas cerámicas y ánforas de distintas épocas.
La creación de un museo sobre la Batalla de Rande, cuya ubicación sería en esa zona del Estrecho, es otra iniciativa que está por confirmar. Javier Luaces apuesta por mejorar la gestión de los recursos y menciona la gran experiencia que existe en Galicia en investigación marina. "Hay trabajos que podrían hacerse entre distintas administraciones, porque actualmente se trabaja en capas y debemos hacerlo de forma integral", explica mencionando la necesidad de coordinar instituciones como el CSIC con centros científicos ya existentes o departamentos diferentes como Pesca o Medio Ambiente. "No hay ningún núcleo y eso causa más dispersión en la administración", concluye.

Pecios con tesoros

Para Yago Abilleira, submarinista que ha estudiado a fondo el tema de Rande y que ha colaborado con San Claudio, en Galicia hay localizados restos con un potencial "bárbaro, incluso pecios con tesoros", pero las propuestas para hacer un museo submarino, alguna de ellas en Cangas, sigue sin concretarse.
Abilleira añade que hay piezas recuperadas del fondo del mar que están en almacenes, sin exponerse al público. "Falconetes (pequenos cañones) de bronce, cañones, pistolas, fusiles.. incluso monedas de plata coma las que se guardan en el Museo de San Antón" (en A Coruña), explica lamentando que mientras el Museo do Mar de Galicia está "desaprovechado y vacío".
Miguel San Claudio cree que este recinto museográfico situado en Alcabre "nació con otra vocación, claramente etnográfica y marítima, por lo que darle ahora la vuelta, supondría cambiar todo". Propone un verdadero centro arqueológico con el que abordar el problema. Javier Luaces lamenta el punto de vista con el que se creó el Museo do Mar. "Hubiera sido un buen punto de referencia subacuático, pero no se enfocó por ahí y fue un error", añade.

Expedición en Rande

El presupuesto con el que contará en esta ocasión es mínimo y por ello deberán sacar el máximo partido. "He trabajado durante muchos años en Rande y lo bueno en esta ocasión es que no vamos a ciegas, todo está perfectamente delimitado", señala Luaces. Con poco más de 20.000 euros de inversión, el equipo de trabajo se centrará en disponer de un buen localizador por satélite.
"No hay toneladas de plata, pero sí objetos de valor, puede quedar parte del cargamento y se sabe que a menudo en las redes salen candelabros y otras piezas", aclara Javier Luaces no sin antes señalar que "en esta ocasión, no vamos a recuperar objetos, sino a realizar un estudio del estado actual de los restos". En Corcubión, buscarán nuevos yacimientos arqueológicos y regresarán a algunos ya documentados, como los del S.S. Great Liverpool, el primer crucero de turistas de la historia.
(Fuente: El Mundo)

9 de junio de 2011

Pecios con cinco siglos de antigüedad descansan en aguas del puerto de Tenerife

La carencia de trabajos sistemáticos de arqueología subacuática en el litoral chicharrero ha imposibilitado llevar a cabo una valoración de conjunto del patrimonio histórico sumergido.
La investigación marina contratada por la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife para el informe de impacto ambiental de la futura estación marítima de cruceros, establece que la existencia de "verdaderos yacimientos arqueológicos sumergidos" está más que contrastada tanto en el interior del puerto de Santa Cruz como en sus inmediaciones y critica que ninguna institución haya realizado los trabajos necesarios para conocer, valorar y proteger este patrimonio histórico.
Una de las piezas encontradas en el estudio en aguas de Tenerife.

Los arqueólogos que participan en el estudio aseguran que los restos "están encuadrados entre los siglos XV y XX". Indican que la carencia de trabajos sistemáticos de arqueología subacuática en el litoral chicharrero ha imposibilitado llevar a cabo una valoración de conjunto del patrimonio histórico sumergido, no sólo a nivel cuantitativo, sino también sobre el estado de conservación y su relevancia como documento histórico.

Añaden que el conocimiento sobre la presencia de restos subacuáticos en Santa Cruz, y en el resto de la Isla, se ha fundamentado solo en la aparición de "hallazgos fortuitos" y que la mayoría de los estudios han surgido de prospecciones subacuáticas vinculadas a informes de impacto de determinados proyectos de infraestructuras costeras.

Es lo que ha pasado precisamente en la zona en la que Puertos prevé construir la futura estación marítima para cruceros, una plataforma ganada al mar en el dique Sur. Gracias a la elaboración del informe de impacto ambiental para este proyecto, la empresa adjudicataria descubrió "varias anomalías" que corresponden a restos sumergidos relacionados con pecios, es decir, con naves o barcos que han naufragado, pero que tampoco pueden identificarse o valorarse por falta de datos y trabajos arqueológicos en la costa.

Se trata en concreto de la zona externa del muelle sur del puerto de la capital, donde arriban los cruceros, en el sentido paralelo a la dársena de Anaga, que comprende un rectángulo de aproximadamente 10 hectáreas. En ella la empresa detectó, "al menos, seis anomalías geofísicas relativamente aisladas, las cuales podrían estar formando parte de uno o de varios pecios".

Específicamente en la parte en la que se construirá la estación marítima, en la más afectada por las obras, se han localizado dos enclaves. "Están situados en las inmediaciones de la escollera, posados sobre un fondo de arena homogéneo y a unos 35 metros de profundidad", según se establece en el estudio. 

La primera anomalía corresponde a un amasijo metálico, de tendencia horizontal, que pudiera ser parte del casco de una pequeña embarcación, probablemente empleada en la carga y descarga en los puertos. Pero el mal estado de conservación, así como los numerosos bloques de pequeño y mediano tamaño ubicados en su interior –"que podrían indicar el hundimiento intencionado, práctica muy frecuente en el ámbito portuario"–, impiden precisarlo, tal y como señala la investigación. Sus dimensiones son de 10 metros de largo por 7 de ancho.

La segunda anomalía presenta unas dimensiones mayores, 16 metros de largo por 9 de ancho, y está situada a 34 metros de profundidad. "A simple vista, se conforma como un amasijo metálico, de tendencia troncocónica, con tuberías y cables metálicos en sus proximidades. Posiblemente corresponda a parte del entramado de una grúa usada en las labores portuarias", indican los arqueólogos del estudio de la empresa contratada por la Autoridad Portuaria.

El hallazgo de estos vestigios marinos han obligado a Puertos a trasladar 35 metros la futura estación marítima de su ubicación inicial, de manera que también el resto de pecios que se han detectado por la zona (un total seis anomalías) queden fuera del ámbito del proyecto. Además, la Autoridad Portuaria deberá balizar como medida preventiva el perímetro del pecio más próximo al ámbito de actuación, situado a 15 metros, y se tendrá que llevar a cabo un seguimiento por personal especializado de las obras en los puntos cercanos al perímetro de protección, "con el fin de evitar posibles desprendimientos de bloques sobre los restos identificados".

Pero no son éstos los únicos restos que se encuentran en el litoral capitalino, según lo aseguran los arqueólogos del estudio, a pesar de que esta investigación solo se hiciera para la zona de la futura estación marítima.

"La existencia de repertorios arqueológicos submarinos queda totalmente contrastada. Queda evidenciada en la documentación por los diversos hundimientos, ataques de piratas y sucesos varios que jalonan la historia del puerto de Santa Cruz, en el que la gesta de 1797 aparece como elemento más emblemático. Además, en el puerto de la capital se centralizaba la actividad comercial del Archipiélago hacia Europa, África y América desde finales del siglo XV en adelante", se explica en el estudio.

Los responsables de la investigación lamentan que aunque existen numerosas referencias directas e indirectas de la presencia de pecios en toda la zona del puerto, estos no se encuentren localizados ni, hasta el momento, se ha realizado estudio arqueológico sistemático alguno. Por esta razón no se puede proceder a la identificación, localización o evaluación de los mismos sin una actuación directa en la zona, añaden. 

"Un estudio sistemático de todos los restos ubicados en el puerto de Santa Cruz de Tenerife puede suponer no sólo una solución rápida y efectiva a su gestión futura y actual, sino también una aportación muy interesante a la historia de la navegación insular, así como de la propia historia del puerto, de la ciudad y de la Isla".

8 de junio de 2011

En aguas de Rande y Corcubión habrá en julio catas arqueológicas


Las inmersiones de buzos servirán para comprobar el estado de los pecios.
La Consellería de Cultura ha adjudicado trabajos de prospección arqueológica subacuática en Rande (ría de Vigo) y en la ría de Corcubión a los arqueólogos Javier Luaces y Miguel San Claudio, respectivamente. Estas contrataciones se enmarcan en el plan de elaboración de la carta arqueológica subacuática de Galicia, y cuentan con la colaboración del Ministerio de Cultura, que aportará 60.000 euros. 
Los sistemas geofísicos fueron utilizados en el 2007 y el 2008
 para localizar más de 20 posibles pecios.
Sin embargo, la Xunta ha dejado de momento aparcada la adjudicación de las prospecciones en la costa de Lugo, también incluida en el convenio firmado entre el Ministerio de Cultura y la Xunta. Cada uno de los dos equipos arqueológicos contratados contará con un presupuesto de cerca de 25.000 euros. Miguel San Claudio y Javier Luaces comenzarán a trabajar en julio, en fechas que se concretarán en función del tiempo.

En Rande, Javier Luaces deberá comprobar los más de 20 posibles pecios localizados en el 2007 y el 2008 con sistemas geofísicos, así como valorar su estado de conservación, para lo que contará con inmersiones de buzos. Fruto de aquella campaña son las imágenes georreferenciadas que permitieron intuir por primera vez cómo son algunos de los pecios de la zona. Rande cuenta con una de las zonas más ricas arqueológicamente de la costa gallega debido a la batalla que allí se disputó en 1702.
Litografía del SS Great Liverpool, naufragado
 en la Ría de Corcubión en 1846.


Miguel San Claudio indicó que buscarán nuevos yacimientos y documentarán los ya conocidos en la ría de Corcubión. En esta zona se encuentra el S.S. Great Liverpool, el primer crucero de turistas de la historia, que aún conserva importantes atractivos. 


Creación de un centro subacuático 
La anterior conselleira de Cultura, Ánxela Bugallo, anunció en su momento la creación de un centro de arqueología subacuática que estaría ubicado en el Museo do Mar de Vigo y que tendría como principal objetivo centralizar todas las acciones relacionadas con la materia. Este tipo de instituciones existen en otras comunidades, como en Andalucía, con grandes resultados y ha sido recomendado desde el Plan Nacional de Protección del Patrimonio Arqueológico Subacuático. De momento, la consellería solo ha acondicionado una parte del Museo do Mar para tratar y conservar los restos arqueológicos hallados en el litoral.
(Fuente: La Voz de Galicia)

Cincuenta y seis yacimientos subacuáticos de Andalucía ya tienen protección BIC

Algunos autores estiman que sólo en el Golfo de Cádiz pueden existir 800 pecios.
Un total de 56 zonas subacuáticas andaluzas gozan de la calificación de Bien de Interés Cultural (BIC) y otras 42 están protegidas con la denominación de "servidumbre arqueológica", según ha explicado el consejero andaluz de Cultura, Paulino Plata.
La mayor parte de las zonas protegidas están entre
 Sanlúcar de Barrameda y Tarifa.

La mayor parte de estas zonas subacuáticas se hallan entre Sanlúcar de Barrameda y Tarifa, en la costa gaditana, que registra un total de 31 zonas calificadas BIC, según la información aportada por Plata a la comisión parlamentaria de Cultura.

El consejero explicó que los trabajos del Centro de Arqueología Subacuática, cuya sede se encuentra en el edificio del antiguo Balneario de la Palma, en la gaditana playa de La Caleta, cuentan con la colaboración del Ministerio de Defensa y del Instituto Español de Oceanografía, mediante un convenio suscrito al efecto.

El consejero señaló que la riqueza arqueológica subacuática es tal en Andalucía que algunos autores han calculado en 800 el número de pecios existentes sólo en el Golfo de Cádiz.

Según datos de la Consejería de Cultura, los BIC subacuáticos se distribuyen, además de los 31 de Cádiz, en diez en Huelva, seis en Málaga, cuatro en Almería, dos en Granada, mientras que las tres provincias interiores de Andalucía cuentan con uno cada uno.
(Fuente: EFE)

7 de junio de 2011

Tesoros de la Tarraco sumergida

El hallazgo del sarcófago de Hipólito abrió la veda de medio siglo de descubrimientos y expolios. Los restos romanos pueblan toda la costa, en especial Cap Roig o el Miracle. Localizarlos es el reto
Cuando en 1951 unos pescadores encontraron en la Punta del Miracle el sarcófago de Hipólito, ahora exhibido en el Pretori, la Tarraco sumergida empezó a ver la luz. Arrancaron entonces décadas de descubrimientos y expolios que han durado hasta hoy, cuando los desafíos de seguir encontrando material siguen en marcha. Casi más que nunca.
En las costas tarraconenses todavía queda abundante patrimonio romano, localizable a través de escáneres de barrido lateral. «Hay que ser conscientes de esa riqueza patrimonial que hay bajo el agua. La podríamos comparar en gran parte con los restos que tenemos en tierra», cuenta Rafael Pérez, técnico en arqueología submarina. Como siempre, la financiación se erige en el gran problema, y hay que seguir confiando en métodos tradicionales, véase las indicaciones de los pescadores, claves para dar con estos hallazgos.
Una excavación arqueológica subacúatica, en una zona
que quedó al descubierto a raíz de un temporal de levante.
 Foto: Rafael Pérez
Ellos, buenos conocedores del mar, se han convertido en colaboradores de arqueólogos. Una red enganchada en un objeto bajo el agua daba la pista, aunque a veces ha habido que luchar contra la indiferencia o la escasa cultura arqueológica de los pescadores y de la sociedad en general, sobre todo a mitad del siglo pasado.  «A lo mejor se encontraban alguna ánfora y no se daba valor a aquello. O se rompía o se regalaba…», explica Rafael. Otro hito llegó en los 50: las 23 columnas romanas encontradas, también por pescadores, en la playa del Miracle. No todas se conservan.
Más allá de estos grandes yacimientos, la costa tarraconense ha seguido arrojando en los últimos cincuenta años numeroso material: cerámicas, vidrios, monedas o hasta cascos romanos, según algunas fuentes. Ahora, la atención se focaliza en la llamada zona Carbuncles, un fondeadero –donde esperaban los barcos antes de entrar en el puerto romano–, que abarca un semicírculo ficticio comprendido entre la mitad de la playa del Miracle y la mitad del puerto. «Allí los barcos esperaban a que se les diera la orden para poder entrar», cuenta Rafa. El traslado de una embarcación a otro o alguna tormenta imprevista podían dar al traste con la carga, que acababa yaciendo en el fondo del mar.
También en la zona de la escullera, cerca de donde realizan inmersiones los miembros del SES (Societat d’Exploracions Submarines de Tarragona), se localizaron dos anclas enormes. «Son hallazgos que están muy cerca de donde la gente nada, por ejemplo». Un vídeo grabado en el año 74 en la zona de Carbuncles mostró todo el abundante material que quedaba: desde vajillas hasta ánforas enteras de vino, bien conservadas. La pillería de la época hizo su agosto a través de expolios, ahora impensables, dada la vigilancia costera actual.
Sin embargo, las pérdidas son irreparables. Para los arqueólogos la sustracción del más mínimo objeto supone un doloroso trámite. «Lo que interesa no es el material en sí, sino toda la información que eso nos aporta. A través de unas ánforas podemos conocer el tipo de comercio, las líneas comerciales, el material que se transportaba, las rutas…», confirma Rafael. La joya de la corona es encontrar un pecio, denominación que reciben los restos de un barco o de su carga. «La cantidad de información que te puede dar un pecio es enorme, porque encuentras el material todo unido, a diferencia de los restos terrestres. El yacimiento subacuático te ofrece muchos más datos, a pesar de la acción que ha podido hacer el mar durante miles de años», añade.
Un ‘tesoro’ de esa índole se esconde a 60 metros bajo la superficie frente a la costa de Roda de Barà. El llamado ‘pecio de Barà’ llegó a contener 10.000 ánforas. La profundidad hace que la temperatura del agua sea más baja y la conservación de la madera mucho mejor. Ese material se localizó en su momento pero ahora está abandonado.
Dado que es imposible realizar una inmersión eficaz para recuperar material, la única opción es que el Centre d’Arqueologia Subaquàtica de Catalunya lleve a cabo una operación allí, algo poco probable, al menos ahora, en tiempos de crisis. Los restos romanos pueblan toda la costa tarraconense: desde el Delta hasta la capital –donde los procesos de dragado en las ampliaciones del puerto dejaron al descubierto variado material– pasando por Salou y por el Cap Roig, en L’Ampolla, donde se dio un fenómeno curioso. «Es un punto de referencia porque era un buen abrigo. En Tarragona no había muchas calas que te protegieran  de levante y tramuntana».
Con tanto tránsito de barcos –el puerto de Tarragona era potentísimo ya en época romana y la navegación el principal transporte–  eran habituales las encerronas de la meteorología, bien porque no había un rincón para guarecerse, bien porque el viento se giraba en contra. En estas condiciones, los naufragios estaban a la orden del día y, por tanto, la posibilidad de seguir hallando tesoros es firme.
Los expertos creen que hay mucho material por rescatar, aunque la llave la siguen teniendo los pescadores. «Son la principal fuente de información para los arqueólogos. Estoy seguro de que casi cada día detectan cosas. A veces falta esa complicidad con los arqueólogos, esa colaboración que nos sería muy útil. Los pescadores son los que pasan cada día en el mar y conocen lo que puede haber debajo. Deben tomar esa consciencia porque, al fin y al cabo, es por un beneficio de todos, de los tarraconenses, en este caso».
La misma consciencia que debe tener el puerto en posibles ampliaciones para cuidar esta impagable Tarraco sumergida. «El patrimonio que queda es incalculable», dice Rafa, que aclara: «He visto a gente que usaba ánforas como paragüeros, sin ser consciente del valor que tenía aquel objeto»; un objeto que es muchísimo más: un pedazo de historia, un trocito de Tarraco que nada tiene que envidiarle a un insigne rincón del anfiteatro o del circo.

26 de mayo de 2011

Galicia retoma el censo de pecios sumergidos en sus costas

La Xunta reanudará este verano la búsqueda de pecios en Rande, Corcubión y Ribadeo
El primer barco de turistas de la historia, los fabulosos galeones de Rande o las naves de la segunda Armada Invencible son algunos de los objetivos de las prospecciones arqueológicas subacuáticas que ordenará realizar durante este año la Consellería de Cultura.
Arqueólogo submarino en las aguas de Rande.

Rande, Corcubión-Fisterra y Ribadeo son las áreas en las que intervendrá la Xunta, tras haber firmado un convenio de colaboración con el Ministerio de Cultura para desarrollar el Plan Nacional de Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, cuya prioridad es realizar la carta arqueológica subacuática del litoral gallego.

En Rande se pretende continuar la labor iniciada en octubre del 2007 por el arqueólogo Javier Luaces, que entonces determinó con medios geofísicos treinta posibles pecios. Los encargados de la nueva investigación deberán bajar a los fangosos fondos de la ría de Vigo para verificar el mayor número posible de pecios y determinar si pertenecen a la Flota de la Plata, hundida en octubre de 1702 tras enfrentarse a una escuadra angloholandesa.

«Es la zona de Galicia con mayor número de pecios», afirma Miguel Sanclaudio para referirse a Corcubión-Fisterra. Este arqueólogo dirigió las últimas campañas subacuáticas en estas aguas, localizando media docena de pecios pertenecientes a la flota de Padilla, hundida en 1596 cuando se dirigía hacia Inglaterra. En estas aguas también descansa el casco del Liverpool, el buque británico considerado el primer crucero para turistas que operó en el mundo. «Queda mucho por documentar», dice el arqueólogo subacuático para referirse a estas aguas que conoce bien.

La tercera zona objeto de estudio es la costa de Lugo, que casi con toda probabilidad comenzará a ser estudiada por la ría de Ribadeo. Ignacio Crespo, de la empresa Argos, que localizó hace unos años un barco europeo del siglo XVI, cree que la costa lucense puede aportar grandes sorpresas porque hasta el momento no ha sido muy estudiada. «La navegación está documentada desde hace 5.000 años y en esta zona hay constancia de un puerto romano en Bares, por lo que si se estudiase a fondo podrían surgir sorpresas interesantes», dice Crespo. 

En un año de grave crisis económica este proyecto tan solo ha podido arrancar 60.000 euros de los presupuestos del Ministerio de Cultura y 15.000 de la Xunta. Sin embargo, la Xunta estudia otras posibilidades más económicas, como aprovechar los medios técnicos de la Armada española, algo que hizo el pasado año la Junta de Andalucía. 

A finales del pasado año, la Armada localizó un centenar de posibles pecios en aguas del golfo de Cádiz. En aquella ocasión, la campaña fue fruto de la colaboración con el Centro de Arqueología Subacuática de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y el Ministerio de Defensa.

La Xunta estudia ahora seguir estos pasos, aunque «cualquier intervención en este aspecto tendría que estar supeditada al criterio de los técnicos de Patrimonio», que serían los responsables de fijar los objetivos de actuación.

7 de mayo de 2011

Hallan restos de un galeón español del siglo XVI en el Caribe

Podría tratarse del "San Miguel" que naufragó en la zona en 1550 a causa de un huracán.
Hace cuatro meses comenzaron los trabajos de rescate y ya se tienen los primeros resultados de un hallazgo catalogado de primera importancia para la historia arqueológica dominicana: los restos de uno de los naufragios más antiguos del Caribe fueron encontrados en la costa norte del país, entre los cabos Macorís, en Puerto Plata; y Francés, en María Trinidad Sánchez.
Moneda encontrada en el pecio (Foto: deep Blue Marine).
Se estima que el pecio, como le llaman a los restos de un naufragio de interés arqueológico, data de la primera mitad del siglo XVI. 
Aunque no se aventuran a confirmar el nombre de la embarcación, Wilfredo Féliz, director nacional de Patrimonio Cultural Subacuático de la república Dominicana, dice que hay posibilidades de que se trate del galeón español San Miguel, que naufragó en la zona en 1550 impactado por un huracán.
Alejandro Selmi, director de Arqueología de Deep Blue Marine, la empresa estadounidense encargada de los trabajos,  sugiere que la fecha pudiera ser más reciente pero asegura que la gran sorpresa inicial de la exploración fue confirmar que la primera moneda encontrada fue acuñada en 1550.
Con sede en Utah, Deep Blue Marine mantiene desde 2010 una relación contractual con el Estado dominicano que le permite explorar dos puntos de la costa norte. La empresa, ha realizado exploraciones subacuáticas en el país desde 2007, una de las más importantes en la bahía de Samaná, donde trabajaron el naufragio del barco de guerra francés Le Scipion, hundido en 1782.
Bienes encontrados
La ONPCS ha confirmado que han sido encontrados alrededor de 700 objetos en el área del naufragio, entre ellos figuras de jade, joyas, piedras de balasta, figurines precolombinos de 2 y 3 pulgadas, cañones y alrededor de 500 monedas de plata y bronce.

Parte del tesoro encontrado en los restos del naufragio.
En declaraciones al diario británico Daily Mail, Deep Blue Marine informó que las miles de monedas que se encuentran en el fondo marino podrían valer millones de dólares. Esta información ha provocado que algunas publicaciones señalen que el conjunto de los bienes encontrados conforma el mayor tesoro hallado en aguas del Caribe.
VALOR HISTÓRICO Y ARQUEOLÓGICO
Pese a lo importante del descubrimiento, para la Oficina Nacional de Patrimonio Cultural Subacuático (ONPCS) no es el más importante encontrado hasta la fecha. “Es un descubrimiento de primera importancia pero todavía no lo categorizaría como el más importante. Hemos descubierto galeones españoles (el Guadalupe, Tolosa, Inmaculada Concepción) con sus cargas completas que dan un vistazo de la vida en ese momento, no se trata de un concurso”, indica Wilfredo Féliz, su director.
De todas maneras, sigue, las investigaciones están en curso y no se ha establecido de qué embarcación se trata, aunque los indicios señalan que podría ser la española San Miguel.
De ser cierto, el arquitecto aclara que el tesoro del San Miguel fue rescatado por los propios expedicionarios del barco, por lo que sólo quedaron objetos que se perdieron durante el naufragio y que no pudieron ser sacados del agua.
“Por lo tanto, si es el San Miguel no va a ser un gran tesoro”, explica.
El punto exacto del naufragio del galeón se maneja con discreción por cuestiones de seguridad y para evitar interferencias durante las exploraciones, las que, según Alejandro Selmi, de Deep Blue Marine, se realizan siguiendo todas las directrices arqueológicas y científicas adecuadas.  
Todo material rescatado de las aguas dominicanas, además, se maneja y se trabaja en los laboratorios de la ONPCS.
“Las embarcaciones trabajan bajo supervisión directa nuestra. No pueden salir de puerto antes que lo aborde un oficial de la Marina de Guerra, que ha sido entrenado por nosotros para las labores de supervisión. Cuando están debajo del agua los acompaña este supervisor, que es el que lleva registro de lo que ellos van rescatando”, detalla Féliz.
La empresa americana Deep Blue Marine es la encargada de
rescatar los restos del naufragio.
CÓMO LO ENCONTRARON
El equipo de Deep Blue Marine pudo encontrar el punto exacto del pecio gracias a un pescador que vendía una moneda que había encontrado mientras buceaba. La empresa se dio cuenta que se trataba de una moneda muy antigua y le ofreció trabajo al pescador a cambio de que le mostrara dónde la había conseguido.
“Los más grandes descubrimientos arqueológicos comienzan con la intervención de alguien que no es arqueólogo; en el caso nuestro, los pescadores son los primeros que llegan a los naufragios”, señala Wilfredo Féliz, de la ONPCS.

2 de febrero de 2011

Cultura protegerá el patrimonio arqueológico submarino de Ceuta

El Ministerio de Cultura y la Ciudad Autónoma de Ceuta han firmado un convenio de colaboración para el desarrollo en Ceuta del Plan Nacional de Protección del Patrimonio Subacuático que permitirá proteger el patrimonio arqueológico en esta zona.
La justificación de la necesidad de la realización de este convenio viene dada por la necesidad de identificar, conocer, preservar, proteger y difundir el patrimonio arqueológico de Ceuta, profundizando para ello en su conocimiento. La intervención que se plantea viene dada por los resultados arqueológicos obtenidos en la Carta Arqueológica de Ceuta de 2007-8.
La Ciudad Autónoma de Ceuta pretende establecer las bases para el conocimiento de los yacimientos arqueológicos de carácter subacuático con el fin de protegerlos e investigarlos, según ha informado la Delegación del Gobierno.
El objetivo es seguir aportando datos científicos, en este caso más específicos, que aporten nuevas líneas de interpretación e investigación histórica de la ciudad y establecer así campañas anuales en los yacimientos subacuáticos más importantes de Ceuta.
Este acuerdo, que se ha publicado hoy en el Boletín Oficial del Estado, se ha suscrito entre la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y la Consejería de Educación y Cultura.
Entre los objetivos está establecer en el marco del Programa de Prospecciones Arqueológicas anual, procedimientos para coordinar conjuntamente las actividades y colaboraciones para el levantamiento de la Carta Arqueológica Subacuática.
Asimismo, se ha acordado colaborar en el desarrollo del Programa de Gestión Integral de Información del Patrimonio Cultural Subacuático y promover oportunidades de formación teórico práctica mutua en el campo de la arqueología subacuática, que permita asegurar la adecuada capacitación de los profesionales de la arqueología.
En caso de que se estime oportuno, el acuerdo incluye preparar conjuntamente proyectos de prospección o excavación sobre pecios de alto valor histórico siempre que existan razones de protección, conservación o investigación que así lo aconsejen.
El Ministerio de Cultura aportará asesoramiento técnico de la Subdirección General de Protección del Patrimonio Histórico, del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) y del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA).
De acuerdo con los objetivos del presente convenio, la Ciudad de Ceuta llevará a cabo sondeos arqueológicos en el pecio de la dársena del puerto de Ceuta, además de la redacción de un proyecto técnico que sirva de base para la colaboración con la Armada en el marco del Convenio suscrito entre ésta y el Ministerio de Cultura, así como el diseño y ejecución de actividades de difusión.
El Ministerio de Cultura, a través de la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales, se compromete a aportar la cantidad de 60.000 euros.
Por su parte, la Ciudad Autónoma asume la realización de la prospección arqueológica submarina del litoral de Ceuta hasta una profundidad media de unos 30 metros, elaborándose un inventario de yacimientos submarinos, por un importe de 40.500 euros.
(Fuente: EFE)

19 de enero de 2011

Visita virtual al Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA)

Con la representación virtual del museo, podrás acceder a todas sus salas donde estan representadas las obras más significativas del fondo. Además de disponer de un mapa por el que puedes ir moviendote, a través de unos iconos o botones rojos, puedes pincharlos para conocer la información de algunas vitrinas u obras señaladas.


La visita requiere la descarga de la aplicación Unity.

11 de enero de 2011

Filipe de Castro: "Odyssey va a pagar"

Imaginen que estamos en el año 2525. En un desierto remoto yace polvorienta la nave Apolo XI en la que el hombre viajó por primera vez a la Luna. Unos exploradores encuentran el transbordador, despojan su interior de cualquier objeto y lo abandonan, dejando tras de sí el artefacto en el que la humanidad, por una vez, dejó de mirar sombras dentro de la cueva y se propuso dar un gran paso.

Puede parecerles ciencia ficción, pero para Filipe Vieira de Castro, director del Laboratorio de Reconstrucción de Barcos en la Universidad de Texas A&M, es tan sólo una metáfora de lo que está ocurriendo hoy en día bajo nuestros mares y océanos.
Filipe de Castro junto a una de las maquetas que utiliza en sus clases.
«Es una pena que un pecio único como el San Diego todavía no esté publicado», dice De Castro. Este galeón español, «dibujado, concebido y construido para realizar una de las rutas más largas y difíciles de este periodo, un space shuttle del siglo XVI» fue hundido cerca de Manila, Filipinas, por navíos holandeses en 1600. En 1991, el arqueólogo francés Frank Goddio lo encontró, extrayendo del buque cada una de los 6.000 piezas que allí se encontraban. Sólo quedó allí el barco y los huesos de trescientos marineros.
«El pecio ha sido excavado y sabemos de los cañones, de las monedas, de las porcelanas… pero el buque, lo realmente interesante desde el punto de vista intelectual, no ha sido publicado», se lamenta De Castro.
  • En 1991, el arqueólogo francés Frank Goddio encontró el "San Diego", extrayendo del buque cada una de los 6.000 piezas que allí se encontraban. Sólo quedó allí el barco y los huesos de trescientos marineros.
Originalmente un ingeniero civil en su Portugal natal, De Castro comenzó a interesarse por la arqueología náutica a principio de los noventa, colaborando de manera amateur con el Museo Nacional de Arqueología de Lisboa. En 1997, atormentado por el descarado saqueo que los cazadores de tesoros estaban infligiendo a los pecios portugueses, colaboró en la creación del Centro Nacional de Arqueologia Náutica e Subaquáteca.
Tras dirigir desde Lisboa la investigación de algunos naufragios, De Castro decidió desplazarse hasta Texas para aprender el oficio de la mano de leyendas como George Bass, padre de la arqueología subacuática, o Richard Steffy, cofundador del prestigioso Institute of Nautical Archaeology. Actualmente, el portugués ocupa el sillón de Steffy como director del laboratorio.
  • De Castro, además de impartir clases e investigar, colabora activamente con organizaciones internacionales que luchan contra los cazadores de tesoros.
«Odyssey va a pagar»
«Trabajamos 12 meses al año. La arqueología náutica no es como otros trabajos, es divertido e intelectualmente creativo. Nunca he sentido que necesitara vacaciones», dice De Castro, quien además de impartir clases e investigar, colabora activamente con organizaciones internacionales que luchan contra los cazadores de tesoros. «La Unesco está apoyando cada vez más nuestra causa, pero aún queda un largo camino. Actuamos después de que los cazadores de tesoros hayan hecho su trabajo. Deberíamos ser más proactivos pero estamos muy desorganizados».
Sin embargo, reconoce a España el mérito de haber sentado jurisprudencia en los tribunales internacionales. «Soy amigo personal de Greg Stemm y los dos sabemos que lo que él hizo estuvo muy feo y que se va a joder en el tribunal, sabemos que va a tener que devolver todas las monedas. Eso va a ser un muy buen ejemplo, que un cazador de tesoros, por primera vez, vaya a pagar», dice De Castro.
A lo largo de sus años en Texas, el arqueólogo portugués ha elaborado una base de datos de pecios españoles. «Están casi todos, sobre un centenar, con todas las imágenes y textos que he podido acumular» y que —aviso a navegantes— pone a disposición de cualquier investigador.
«Los ingleses han escrito la historia de la Armada española como un relato de gente malvada y avariciosa, que hundía sus barcos porque no eran competitivos», dice De Castro, «y la realidad es que estaban mapeando el planeta, haciendo los primeros estudios antropológicos de las gentes que encontraban y escribiendo páginas increíbles de la literatura mundial, pero los portugueses y los españoles tendemos a pensar en pequeño, y esto no está ayudando a la causa».
Más que una colmena de arqueólogos, el Laboratorio de Reconstrucción de Barcos de Texas A&M, repleto de barcos en miniatura, lápices y planos, parece el taller de una juguetería. De Castro y su equipo están trabajando ahora en la reconstrucción del Vasa, un barco de guerra sueco del siglo XVII. Investigan las culturas que produjeron esos barcos a través de contratos antiguos de compra-venta de madera o iconografía para recrear la construcción del buque y teorizar cómo van a meter dentro a 450 marineros, cuánta agua necesitan o dónde van a dormir.
Bajo la lámina de Vroom, la pantalla del ordenador muestra el detalle de un barco. En realidad, es la fotografía de un fresco impresionista del palacio del Viso del Marqués, en Ciudad Real, a más de 8.100 kilómetros de este laboratorio.
Teoría y práctica
«Me interesa la evolución de las formas», apunta De Castro. «Empezamos con un pequeño dibujo de un buque de tres mástiles en Barcelona, de 1409. Es la representación más antigua de un buque de tres mástiles que va evolucionando hasta un buque que un siglo más tarde va a la India, a América, desde Acapulco hacia las Filipinas… y todo esto supone un trabajo científico prodigioso que nadie ha estudiado a fondo».
Los esfuerzos de este grupo de investigadores no son solamente un reto intelectual por comprender cómo se fabricaron las naves espaciales del siglo XVII. Uno de los proyectos más ambiciosos del INA consiste en restaurar La Belle, un barco francés que naufragó en su intento de ascender por el Mississippi. Tras rescatar las piezas del fondo, la madera será tratada durante tres años en una solución acuosa de polietileno glicol para evitar que se deshaga y, a continuación, restaurada en un secador-congelador gigante. Finalmente, Filipe de Castro y su equipo emplearán las teorías adquiridas para reconstruir este buque, que en unos años será exhibido en un museo de Austin tal y como era antes de naufragar.
Al final de una de sus clases, antes de que sus alumnos se marchen, De Castro comenta que, «por razones prácticas, hay que conocer el pasado. Porque si no lo hacemos, tendremos que fiarnos de nuestros políticos. O lo que es peor, de nuestros periodistas». Touché.
(Fuente: ABC)

Filipe de Castro: "La arqueología española se ha balcanizado en regiones"

El despacho de Filipe de Castro está adornado con una austera lámina que representa una batalla naval. «De Cornelisz Vroom, un pintor holandés del periodo de Felipe II», aclara De Castro. «Es un combate de portugueses y españoles contra navíos holandeses. Un cuadro increíble».
De Castro es manager del Institute Of Natical Archaelogy.
De Castro, que tuvo que lidiar con episodios similares en su etapa en Lisboa, manifiesta una empatía especial hacia España por los ataques de los cazadores de tesoros contra su patrimonio sumergido. Como en el cuadro de Vroom, cree que ambos países deberían aliarse para combatir a los expoliadores. «Pero es muy difícil, porque en España la arqueología está balcanizada en regiones. Desde el Ministerio de Cultura español nunca nos han contactado», dice cabizbajo. «Mis contactos con España son más personales que profesionales, tengo muy buenos amigos historiadores y arqueólogos, como Manolo Gracia Rivas, o José Luis Casado Soto, científico increíble que no ha publicado jamás una línea que no sea preciosa».
Según De Castro, tanto él como el Institute of Nautical Archaeology podrían ayudar mucho a los políticos y a los arqueólogos españoles «a saber lo que hay, porque la información no circula. En lugar de publicar dónde están los datos primarios, los arqueólogos suelen traficar entre ellos, es como si se empobrecieran al publicar lo que encuentran. Así la arqueología náutica nunca llegará a ser una disciplina científica, sobre todo en el Mediterráneo. Es una clase horrible, muy disfuncional».
Este secretismo supone, además, un obstáculo en la lucha contra los cazadores de tesoros. «Tenemos contacto con ellos y sabemos lo que pasa. A veces descubrimos la existencia de un pecio cuando ya han sido destruidos por cazadores de tesoros, para sacar unas barras de plata o de plomo que luego son vendidas como expolios de otros pecios. La confusión es completa».
(Fuente: ABC)