Pedro II de Aragón "El Católico" (Huesca 1178-Muret 1213) y Conde de Barcelona centró la mayor parte de su reinado en la consolidación de los territorios transalpinos del Reino de Aragón, no obstante desempeñó un importantísimo papel en la Cruzada contra los almohades que habían desembarcado en la peninsula atendiendo a la llamada del Papa Inocencio III a la Cruzada que encabezó el Rey de Castilla Alfonso VIII y a la que también se sumaron Sancho VII Rey de Navarra, el arzobispo de Toledo D. Rodrigo Ximénez de Rada, el Señor de Vizcaya D. Diego López de Haro, además de otros caballeros procedentes del norte de Europa y Templarios.
Después de la victoria en las Navas de Tolosa (julio de 1212), Pedro II se vió obligado a intervenir en la Cruzada contra los herejes cátaros del sur de Francia, falleciendo en combate en la batalla de Muret el 13 de septiembre de 1213. La derrota en Muret supuso el fracaso y abandono de las pretensiones de la Corona de Aragón sobre los territorios ultrapirenaicos y, según el autor Michel Roquebert, el final de la posible formación de un poderoso reino aragonés-occitano que hubiera cambiado el curso de la historia de España
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