Los amantes del arte podremos contemplar restaurado, a finales de octubre, el convento-santuario de La Peregrina de Sahagún, cuya recuperación ha generado hallazgos como arcos califales, yeserías hispanomusulmanas y enterramientos que consolidan al monumento como la mayor joya mudéjar del noroeste hispano.
Destrozado y esquilmado por las tropas francesas en la Guerra de la Independencia, troceado y vendido en lotes en la Desamortización de Mendizábal, arruinado tras tiempos de abandono, desde el año 2006, este edificio del siglo XIII viene siendo recuperado, merced a unas inversiones que alcanzarán en distintas fases unos 6 millones de euros.
En Sahagún, que en la Edad Media era una importante ciudad bajo el poder de los benedictinos, se asentaron los franciscanos a mediados del siglo XIII y emprendieron la edificación -en 1257- de un ambicioso convento, en el extrarradio de la población.
Para Jose Ramón Sola, director de este proyecto de restauración, los franciscanos realizaron un proyecto magnificente, que en buena medida está en desacuerdo con la propia humildad de la orden, creando un edificio en un otero dominador de la ciudad, que entonces era la capital del Cluny en España.
Desde entonces, las obras avanzaron aportando elementos de una inusitada variedad y complejidad, algunos de los cuales se han descubierto en la restauración, de modo que si en algunos momentos parece que se traspuso a Sahagún el estilo constructivo de Toledo, en otros se impusieron marcadas influencias cordobesas.
El resultado fue un conglomerado de obra en ladrillo, que abarca arcos de medio punto, ojivales, polilobulados, túmidos y añadidos barrocos.
El Santuario fue destrozado y esquilmado por las tropas francesas en la Guerra de la Independencia
La obra tiene inusitadas complejidades; entre ellas hay que apuntar que la gran nave fue rebajada cuatro metros de altura para poner una estructura barroca (siglo XVII) en el interior, con sus columnas que se acoplan a los paramentos de la iglesia original, o con un claustro -del que sólo queda una panda- que se construyó sin apoyarse en el muro de la iglesia, dejando un pasillo entre ambos elementos de apenas un metro de anchura.
Tras la desamortización la mayor parte del convento se destruyó y se salvó apenas una panda del claustro, la iglesia y el camarín exterior donde se veneraba la imagen de la Virgen Peregrina, una obra de la prestigiosa escultora sevillana Luisa Roldán, La Roldana, (1656-1704) que ahora se halla en un convento de monjas del lugar.
Entre los elementos más valiosos, destaca la decoración exterior, donde abundan diversos tipos de arquerías de influencia toledana; el extraordinario ábside, al que afluía la luz por seis grandes vanos, y la magnífica capilla de Diego de Sandoval, donde destaca un magnífico conjunto con yeserías que están siendo restauradas -e incluso descubiertas- en estos días.
No es extraña toda esa compleja obra de aire musulmán, porque -dice Sola- Sahagún era una ciudad de las tres religiones, en la que había aljama judía, barrio musulmán y barrio cristiano, atendido éste por otras nueve parroquias.
Para Sola, así como en otros territorios peninsulares los mudéjares eran esencialmente trabajadores del campo, en Sahagún eran constructores que tenían una gran tradición y variedad de conocimientos, como se revela con el hallazgo de los arcos túmidos descubiertos en estas obras.
Pero los elementos que se han descubierto van más allá: pinturas, enterramientos? y hasta capiteles de piedra, románicos, que han aparecido en medio de las paredes, y que parece que soportaban las bóvedas del coro, en la parte trasera del templo.
La recuperación de La Peregrina supone una aportación excepcional para Sahagún, donde existen otros edificios de factura románico-mudéjar, especialmente las iglesias de San Tirso y San Lorenzo, esta última, por desdicha, con problemas de estructura y cerrada al culto en la actualidad. EFE tad/bmc/orv
No hay comentarios:
Publicar un comentario