Los restos hallados precisarán de un posterior estudio para determinar datos como a qué se dedicaba la población. El Cerro del Villar, uno de los sitios fenicios mejor conservados del extremo occidente del Mediterráneo
Parte del equipo investigador a pocos días de finalizar la campaña. FOTO: JAVIER ALBIÑANA
Los tesoros del Cerro del Villar están más cerca. Tras tres semanas de excavaciones, a las que aún resta una más, los investigadores ya han sacado a la luz algunas de las estructuras del enclave que, junto al análisis de los restos de menor tamaño, servirán para conocer los usos y costumbres de las gentes que poblaron este asentamiento fenicio del siglo VIII a. C. y que en gran medida sigue oculto bajo la tierra.
Muros caídos, habitaciones derruidas y lo que queda de algunas edificaciones son los vestigios urbanísticos descubiertos más visuales hasta la fecha. Todos, correspondientes a la parte central del yacimiento, se situarían "a escasos metros" de lo que en tiempos remotos constituía "el borde de la isla", según explican los encargados del proyecto. Aunque a los anteriores hallazgos es preciso añadir la aparición de trozos de cerámica, sobre todo de vasijas y ánforas, "posibles contenedores de salazón y vino".
De esta forma, la excavación está validando las hipótesis más halagüeñas del personal encargado. En palabras del director de la campaña y profesor de Ciencias Históricas de la Universidad de Málaga, José Suárez, las estructuras están "prácticamente por todas partes", una particularidad que ya deja atisbar, todavía de manera primigenia, el trazado de las calles, "ordenadas de forma aterrazada" para salvar los desniveles. Así, en opinión de Suárez, el desempeño de la empresa "incluso ha superado nuestras previsiones iniciales".
Por su parte, los trabajos, aunque están siendo liderados por la UMA, cuentan con la colaboración de la Universidad de Chicago, algo que, tal y como ha explicado la profesora de la institución norteamericana Carolina López, está suponiendo "un contraste y ajuste de métodos" que de resultas está contribuyendo a llevar a buen puerto el proyecto a la par que ambos grupos obtienen una formación complementaria.
Los primeros, por ejemplo, poseen experiencia en yacimientos similares del mismo período de distintos puntos de la Península Ibérica y Cerdeña; mientras que los segundos han trabajado en países como Israel, Turquía, Afganistán e Iraq. "Combinan los métodos de oriente y occidente, y eso, precisamente, es el mundo fenicio", relata López.
Y es que el Cerro del Villar, como ya refrendaron los trabajos de campo efectuados hace veinte años por la Universidad Pompeu Fabra y de un tiempo a esta parte las prospecciones geomagnéticas, posee dos particularidades que hacen que los arqueólogos se froten la manos: por un lado, lo descubierto -y sondeado- goza de un buen estado de conservación; por otro, se sitúa muy cerca de la superficie, "a apenas unos 30 o 40 centímetros", cuando lo normal para llegar hasta vestigios de esa datación es retirar "tres o cuatro metros" de tierra, según Suárez.
No obstante, y a pesar del optimismo, lo planeado es ir recabando datos para tener una idea aún más certera de a qué profundidad y dónde están los restos de cara al futuro; toda vez que está previsto que la investigación se prolongue al menos tres años más, por lo que será necesario saber ante qué se encuentran exactamente para diseñar nuevas estrategias y ampliar los equipos. Sin embargo, no será hasta que se estudien las piezas cerámicas cuando se proceda a determinar con precisión otros asuntos de gran enjundia como, por ejemplo, a qué actividades económicas se dedicaba la población.
Al término de esta campaña, el próximo 23 de septiembre, y siguiendo el procedimiento habitual, las estructuras serán tratadas, estudiadas y también cubiertas por una capa geotextil y un lecho de grava fina echada a mano. Hasta que o bien se continúe trabajando el próximo año o bien se decida si exponer los vestigios con la creación de un enclave arqueológico; novedad que se viene contemplando desde hace tiempo. Todo, para que el gran público pueda maravillarse con los tesoros del Cerro del Villar.
Por su parte, los trabajos, aunque están siendo liderados por la UMA, cuentan con la colaboración de la Universidad de Chicago, algo que, tal y como ha explicado la profesora de la institución norteamericana Carolina López, está suponiendo "un contraste y ajuste de métodos" que de resultas está contribuyendo a llevar a buen puerto el proyecto a la par que ambos grupos obtienen una formación complementaria.
Los primeros, por ejemplo, poseen experiencia en yacimientos similares del mismo período de distintos puntos de la Península Ibérica y Cerdeña; mientras que los segundos han trabajado en países como Israel, Turquía, Afganistán e Iraq. "Combinan los métodos de oriente y occidente, y eso, precisamente, es el mundo fenicio", relata López.
Y es que el Cerro del Villar, como ya refrendaron los trabajos de campo efectuados hace veinte años por la Universidad Pompeu Fabra y de un tiempo a esta parte las prospecciones geomagnéticas, posee dos particularidades que hacen que los arqueólogos se froten la manos: por un lado, lo descubierto -y sondeado- goza de un buen estado de conservación; por otro, se sitúa muy cerca de la superficie, "a apenas unos 30 o 40 centímetros", cuando lo normal para llegar hasta vestigios de esa datación es retirar "tres o cuatro metros" de tierra, según Suárez.
No obstante, y a pesar del optimismo, lo planeado es ir recabando datos para tener una idea aún más certera de a qué profundidad y dónde están los restos de cara al futuro; toda vez que está previsto que la investigación se prolongue al menos tres años más, por lo que será necesario saber ante qué se encuentran exactamente para diseñar nuevas estrategias y ampliar los equipos. Sin embargo, no será hasta que se estudien las piezas cerámicas cuando se proceda a determinar con precisión otros asuntos de gran enjundia como, por ejemplo, a qué actividades económicas se dedicaba la población.
Al término de esta campaña, el próximo 23 de septiembre, y siguiendo el procedimiento habitual, las estructuras serán tratadas, estudiadas y también cubiertas por una capa geotextil y un lecho de grava fina echada a mano. Hasta que o bien se continúe trabajando el próximo año o bien se decida si exponer los vestigios con la creación de un enclave arqueológico; novedad que se viene contemplando desde hace tiempo. Todo, para que el gran público pueda maravillarse con los tesoros del Cerro del Villar.
(Fuente: Málaga Hoy / Luís Vertedor)
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