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7 de noviembre de 2021

Impulso a la sala-museo de los restos arqueológicos del Metro de Málaga

La Junta compromete en el presupuesto de 2022 el impulso del proyecto básico y de ejecución para la adecuación del espacio para la exposición de los hallazgos.

Visita al interior del túnel del Metro, donde quedará instalada una sala expositiva con los restos.


Tras un largo tiempo de espera e incertidumbre, los compromisos asumidos años atrás por la Junta de Andalucía empiezan a cumplirse. Y los restos arqueológicos desenterrados en el marco de la obra de construcción del Metro de Málaga en la Avenida de Andalucía se encuentran ya localizados, en su mayor parte, en la que va a ser su nueva y definitiva casa. 

A unos cinco metros de profundidad, poco antes del cruce con el río Guadalmedina, y sobre el nivel del túnel por el que antes de finales de 2022 se espera que transiten los trenes del ferrocarril urbano. Ese es el punto exacto donde serán expuestas al público las numerosas piezas del pasado encontradas en los casi dos años de excavaciones e investigación desarrolladas en esta parte del trazado.

De acuerdo con los datos facilitados por la Consejería de Fomento, el 90% del hallazgo ha sido ya trasladado por los operarios desde el emplazamiento que inicialmente se pensó para instalar el recinto expositivo, en la zona de Callejones del Perchel, hasta la ubicación definitiva. La operación se viene acometiendo desde el pasado mes de septiembre.

Uno de los elementos que se han tomado en consideración a la hora de variar el criterio original es el descubrimiento de dos tramos de la muralla del arrabal de Attabanim, catalogados como Bien de Interés Cultural (BIC), situados justo antes del río Guadalmedina.

Dos paños de muro, que datan de los siglos XII-XIII y XIV. Uno de ellos corresponde "a la muralla del arrabal aparecido con anterioridad en Callejones del Perchel"; el otro, a un segundo muro de cierre del mismo arrabal construido con posterioridad (siglo XIV)".

Entre las particularidades de este descubrimiento está que aparecieron "enmascarados" por una propia curtiduría moderna-contemporánea encontrada en ese mismo punto.

De hecho, en la relación de las diferentes etapas de la excavación, se apunta un proceso de "colmatación y destrucción", en los siglos XIV-XVI, "con una demolición al parecer intencionada de las estructuras medievales en el sector que amortizan a su vez, ya en época moderna-contemporánea (s. XVII-XIX), la instalación industrial de las curtidurías, para terminar con la modificación transformación de toda la zona del siglo XX mediante nuevas construcciones y transformaciones y la posterior apertura de la Avenida de Andalucía".

Ambas piezas van a permitir enriquecer aún más el escenario de visita. A la espera de una mayor concreción, la determinación de las consejerías de Fomento y de Cultura de convertir esta parte del túnel soterrado del ferrocarril urbano en una sala especialmente acondicionada queda plasmada en el Presupuesto General de la Junta de Andalucía para 2022.

Aunque sin una asignación económica claramente vinculada a la iniciativa, sí se recoge en la memoria de la propuesta la pretensión de impulsar el año que viene la redacción del proyecto básico y de ejecución para la restauración y adecuación espacial de los bienes inmuebles arqueológicos descubiertos en las obras del Metro.

Pero si relevante es la literalidad con la que se recoge la iniciativa, no lo es menos el gesto que la pasada semana tuvo la Agencia de Obra Pública, responsable de la infraestructura, al citar a los directores de los enclaves y conjuntos arqueológicos de toda Andalucía para que conociesen de primera mano la futura zona museística.

El grupo estaba compuesto por una veintena de responsables técnicos de los enclaves culturales andaluces. Durante el recorrido se informó a los participantes del operativo de desplazamiento de cada una de las más de un centenar de piezas arqueológicas (108 palets de estructuras arqueológicas), fundamentalmente de antiguas viviendas del arrabal oeste de la Málaga musulmana, de los siglos XI a XIV.

Los detalles conocidos en la investigación constatan que la estructura pertenecía a un único núcleo familiar (casa unicelular), disponiendo de una planta rectangular y superficies diferenciadas, contando con acceso por un vano que da paso a un zaguán.

"Los patios de planta rectangular con pavimentos de losas de barro, alberquillas con pozos en su interior y alcorques para pequeños jardines o huertas y sirven de eje para la distribución de las demás estancias, letrinas, cocinas y alhanías; los elementos que la constituyen están formados por mampostería, tapia, cerámica y barro", se precisa.

Pero a estos restos hay que sumar un segmento del un vial (nafid) perteneciente al sistema viario del arrabal, así como cuatro piletas de los siglos XVIII y XIX que eran usadas para el tratamiento de las pieles y que quedaron localizadas en las proximidades del puerto original de Málaga, así como del río.

Se trata de un proceso minucioso de traslado, recurriendo a grúas de gran tamaño, así como de depósito y reconstrucción del arrabal encontrado a su estado original, con el fin de preservar la integridad de los restos en similares condiciones a los que fueron encontrados.

De hecho, se están aplicando medidas de conservación activa, como ya se llevó a cabo en el anterior emplazamiento para albergar los vestigios, en el túnel de Callejones del Perchel junto a la muralla Nazarí.

Una vez finalizados los trabajos de traslado de los restos exhumados y depositados en su ubicación definitiva bajo la Avenida de Andalucía, la Junta afrontará una segunda fase de musealización, con el objetivo de transformar el primer nivel de túnel en un espacio expositivo que permita el acceso al público en general.

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