Algunas de las piezas aparecidas en Carmona. |
La mayoría de ellos, como es el caso de estas últimas corresponden a la tipología de tumbas de pozo, por utilizarse esta estructura para dar acceso a una cámara excavada en la roca. En el espacio creado se ubicaban los huesos incinerados de los difuntos de la familia guardados en urnas de piedra o cerámica. En el hallazgo más reciente además de los restos de los difuntos se han encontrado muchos objetos de los ajuares funerarios y de las ofrendas realizadas a los difuntos. En la relación de piezas figuran vasijas de cerámica y de vidrio, espejos o figuras de bronce.
En el conjunto de hallazgos de esta zona existen además de este tipo de tumbas, otros enterramientos individuales de inhumación o quemaderos para la incineración de los cuerpos. En todos los casos su datación se sitúa entre los siglos I y II d.C. y la diferente tipología permite constatar que en ese momento se alternaban los rituales de incineración e inhumación. Varias de las tumbas habían sido expoliadas ya en época romana, pero otras se habían conservado intactas.
La ubicación del solar en el que ahora se trabaja coincide con uno de los sectores de la necrópolis romana de Carmona, que se localizaría algo más hacia el este del actual conjunto arqueológico, aunque formaría parte del mismo cementerio. Los arqueólogos prevén que la excavación se prolongue al menos durante un mes yu que podrían darse más hallazgos.
Para el concejal delegado de Cultura de Carmona, Ramón Gavira, «los nuevos hallazgos están proporcionando una información muy valiosa sobre la extensión y morfología del cementerio así como de las costumbres funerarias que se realizaban hace dos mil años en la ciudad de Carmo».
(Fuente: ABC / Alberto Mallado)
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