Unas lonas protegen las zonas de especial interés. |
La villa ha surgido junto a la entrada lado mar del Pont del Treball Digne, en pleno trazado de un vial del cercano puente provisional que, ya medio construido, debe sustituir en pocos meses al actual.
El túnel del Eixample ya esta abierto hasta Sants y el AVE debe pasar en el 2012 por aquí raudo hacia Girona y Europa, aunque sin detenerse porque probablemente no habrá estación hasta dentro de unos años. De la parada provisional anunciada de forma sorprendente por el ministro José Blanco hace unos meses nada más se ha sabido. Las constructoras Ferrovial, Agroman, FCC, Rubau y Copisa, que realizan por encargo del gestor de infraestructuras Adif el proyecto de los accesos, se dan prisa y trabajan con maquinaria pesada a escasos metros de las ruinas, pisando casi los talones de los arqueólogos.
DOBLE Y TUPIDA VALLA / Una densa, y además desde hace pocos días doble, valla de tupida rafia negra oculta el trajín excavador. Es la misma opacidad que mantuvieron ayer los organismos implicados en el control y conservación del patrimonio: corroboraron el escondido yacimiento observado por este diario y confirmado por expertos no institucionales y por canales municipales y de la Generalitat, pero sin añadir nuevos datos. La versión es que se espera más información para hacerla pública de forma oficial.
En los aproximadamente 4.000 metros cuadrados donde trabaja la legión de técnicos con chalecos de la empresa especializada Codex se ven pequeñas paredes al descubierto que marcan estancias y calles, y otras zonas tapadas con lonas que protegen los fragmenos de mosaicos y pinturas. Los arqueólogos trabajan hasta entrada la noche porque el calendario del proyecto presupuestado en 222 millones de los accesos de la macroestación aprieta.
Los primeros vestigios de la villa, aún sin fechar en el amplio periodo de 600 años de colonización romana de Barcelona iniciada en el siglo II antes de Cristo, los encontró una excavadora. Pronto, según explica un vecino observador privilegiado del lugar desde las alturas de su balcón, las obras se interrumpieron y poco después aparecieron los arqueólogos y su trabajo manual y delicado de carretilla, pala, escoba y pincel.
Villa romana de la Sagrera con el Pont del Traball Digne a la izquierda. |
En la mayoría de casos, los elementos de interés se extraen y se dipositan en el Museu d'Història de Barcelona donde se clasifican y se reconstruyen, explican estas fuentes. El resto, las paredes de piedra, puede ser engullido por la continuación de las obras. Solo en casos excepcionales y si hay sorpresas importantes se plantea la conservación del recinto donde fue encontrado, añaden.
En La Sagrera, sin embargo, ya han surgido algunas voces de arqueólogos independientes, que quieren mantener el anonimato, y también de vecinos, que destacan la singularidad de este conjunto lejos de la ciudad amurallada y alertan de una posible pérdida por las prisas de una infraestructura con una historia larga y tortuosa.
(Fuente: El Periódico / Ramón Comorera)
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