La Sublancia de la que hablan muchos textos antiguos, la ciudad romana situada al pie del cerro de Lancia cuya existencia se conocía por referencias escritas e indicios arqueológicos, ya ha salido, en gran parte, a la luz. Diario de León publicaba ayer todos los detalles de la impresionante población -”según estimaciones, llegó a estar habitada por más de 30.000 personas-” que acaba de ser exhumada a raíz de los trabajos de construcción de la autovía León-Valladolid (A-60).
Según el trazado previsto, esta nueva autovía pasará directamente por encima de la ciudad romana, algo «lamentable» a juicio del arqueólogo Ángel Morillo, quien, una vez conocida la magnitud de los hallazgos, ha calificado la población descubierta durante este último mes y medio de «complejo suburbano muy interesante». Morillo, profesor de la Universidad Complutense y gran conocedor de la historia leonesa, región en la que trabajó durante varios años, ha asegurado a este periódico que, mientras no esté construida la autovía, «aún hay posibilidades de salvar el yacimiento».
«Si hay voluntad, el trazado de la autovía podría llevarse tres kilómetros más allá para que no destruya los importantes vestigios aparecidos en este área, pero claro, estamos sobre todo ante un problema económico, eso cuesta dinero». En la misma línea de lo que opinan los arqueólogos consultados en la edición de ayer del Diario, para Morillo resulta increíble que, de los tres trazados que se barajaron en un principio, la Junta decidiera finalmente optar por aquel que discurre, directamente, por encima de un yacimiento arqueológico declarado Bien de Interés Cultural como es Lancia y su perímetro.
Algunos precedentes. Sin embargo, Ángel Morillo recuerda que ya ha habido ocasiones en que la construcción de grandes vías de comunicación ha ocasionado la destrucción de importantes bienes culturales: así, por ejemplo, cerca de Manganeses de la Polvorosa (Zamora) se hallaron tres grandes hornos romanos que fueron destruidos con los múltiples enlaces de autovía cercanos a Benavente. «Sin ir más lejos, tenemos que la zona antigua de la capital leonesa está declarada BIC, y eso no impidió que la propia Comisión de Patrimonio decidiera destruir los Principia», rememora Morillo.
Para este experto, es necesario que las instituciones, ahora calladas, y sobre todo aquellas personas que decidieron este trazado sobre un terreno protegido, den la cara y manifiesten qué se va a hacer con un yacimiento que cuenta con termas, alcantarillado, hornos, edificios públicos, talleres, almacenes y calles empedradas, y que ahora corre el peligro de desaparecer bajo el asfalto.
(Fuente: Diario de León)
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