El asentamiento ocupa una extensión de más de tres hectáreas. |
Al frente del descubrimiento realizado a través de la geofísica se encuentran los profesores de la UCA Lázaro Lagóstena (área de Historia Antigua), José Antonio Ruiz Gil (área de Prehistoria) y los colaboradores y doctorandos de Historia Francisco Javier Catalán y Livia Guillén junto a sus avanzados equipamientos. Manejan para ello un equipo georradar portátil y un stream X multicanal de dos metros de ancho de barrido, con los que también marcan un punto de inflexión en los métodos para la investigación arqueológica: conocer, investigar y recomponer el plano en 3D del yacimiento sin excavar, pues de momento todo permanece bajo tierra, a apenas 50 centímetros de profundidad.
ÚNICO ARTÍCULO SOBRE LA POSIBLE UBICACIÓN DEL PUERTO
Entre todos, aunque cada uno en lo suyo, van trazando el dibujo de este nuevo capítulo que ya adelanta la relevante actividad portuaria que emprendieron los fenicios en esta zona de la Bahía, a juzgar por la dimensión de este asentamiento de 250 metros de largo y 125 de ancho, con un perímetro de más de 700 metros y tres hectáreas de superficie, "en el que hemos identificado ya 400 muros, y donde alcanzaremos alrededor de 1.500, pues sólo hemos dibujado una tercera parte", explica Lázaro Lagóstena mientras muestra algunos de estos planos en la pantalla de gran pulgada con la que trabajan desde el laboratorio de Historia situado en el flamante Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Sociales del Campus de la UCA en Jerez.
Con esta innovadora fórmula "única" en la universidad andaluza que permite convertir en producto arqueológico los barridos realizados sobre el terreno con su equipo impulsado por vehículo a motor, ya han logrado interpretar las funcionalidades de algunas estructuras, a partir del análisis preliminar del amplio trazado urbanístico documentado. Han traducido ya en plano espacios abiertos como plazas, calles longitudinales y transversales, hasta alcanzar las primeras hipótesis de los que podrían ser almacenes, espacios productivos o edificios religiosos, distribuidos en una trama urbana de tipo ortogonal, de clara influencia helenística y con similitudes al barrio portuario de Cartago, pero único en cuanto a dimensiones, "pues no se ha documentado hasta ahora un puerto con cinco calles longitudinales y calles transversales", apunta Lagóstena. De hecho, "una vez que terminemos de dibujar, daremos una propuesta de funcionalidad de los espacios, de los edificios completos, con lo que el campo de investigación que se abre es muy amplio", dice, orgulloso, de este puerto púnico desde el que seguramente "se daría salida a la actividad agrícola de todo el territorio". Añade en este punto que "hemos visto incluso indicios de producción agropecuaria en la zona".
El software de proceso de datos que manejan funciona reflejando los elementos de mayor y menor receptividad que hay bajo tierra y que identifican a través de la paleta de colores que van desplegando en el laboratorio en decenas de imágenes. "Según el color, se interpreta como un muro o una zona de vaciado como una fosa o un silo", explica a modo de ejemplo. Y es que el equipo de investigadores no sólo se enfrenta al mayor hallazgo de la época realizado hasta ahora, sino "al desarrollo de una metodología que no existía, pues estos equipos no estaban en manos de los humanistas, por lo que también hemos dado un salto cualitativo". Porque toda la información que han obtenido es automáticamente georreferenciada con gran precisión, "con un margen de error centimétrico" y combinando esta información con una gran variedad de datos espaciales de todo tipo. Resultados que completan con las imágenes obtenidas gracias a la colaboración de la Unidad de Drones, con el que también han sobrevolado parte del yacimiento de la mano de Luis Barbero, responsable de la unidad.
El conjunto de esta valiosa información, de la que había algún pequeño indicio previo, cayó en manos del equipo de Lagóstena y Ruiz casi por casualidad, "con el fin de probar y realizar el entrenamiento del equipo en una zona de la que sólo se conocía un artículo publicado por Juan José López Amador en una revista arqueológica que hablaba de la aparición de algunas estructuras en el Manchón del Hierro". Cual fue la sorpresa cuando el gran escáner motorizado radiografió la silueta de aquel gran puerto perimetrado.
Para esta actuación han contado con la colaboración de la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, junto a la que seleccionaron en primer lugar el propio yacimiento fenicio del Castillo de Doña Blanca, en el que también se ha explorado la superficie no excavada a lo largo de dos hectáreas de superficie, "donde hemos encontrado otras estructuras que dan continuidad a las existentes", afirman. Seguidamente se eligió este espacio junto al río Guadalete, "donde nunca antes se habían realizado exploraciones arqueológicas", en una zona privada que no estaba catalogada como lugar de interés arqueológico.
"En poco tiempo hemos obtenido unos resultados espectaculares", sentencia Lagóstena, equiparando la gran información "a nivel de trama urbana" conseguida desde julio, frente a la obtenida a lo largo de 20 años de excavaciones en Doña Blanca.
Pero, ¿cómo se pondrá en valor toda esta información?. En este apartado también abogan por una vuelta de tuerca a lo que hasta ahora concebimos como puesta en valor de nuestro patrimonio. "Hace más de 20 años que la Junta de Andalucía cambió de mentalidad y sólo actúa en las intervenciones de urgencias", apostilla José Antonio Ruiz Gil, dado lo complicado de mantener una buena política de excavación, de mantenimiento y de visitas a los yacimientos cuando hay tanta diversidad en el terreno, justifica. "Así que le estamos proporcionando a la administración las herramientas para gestionar la información de una manera más eficaz y moderna el territorio, sin excavar, salvo cuando hay algo que realmente merezca la pena".
Su idea para Doña Blanca es, por tanto, integrar la nueva información al recorrido del yacimiento arqueológico . "No hace falta bajar, pues se trata de un llano distanciado pegado al río, de modo que desde la zona alta se puede montar un audio, hacer una maqueta, mil cosas para ubicar y contar la historia de una forma divulgativa".
Una propuesta que narrarán a las autoridades de la UCA y la Delegación de Cultura, con las que tienen pendiente una visita sobre el terreno que aún no se ha producido. De momento, continúan levantando muro a muro el importante puerto fenicio púnico, que se caracteriza por mostrar una única fase constructiva, y que traducen a través del autocad -que lo hace Francisco Javier-, a partir de la toma exacta de las coordenadas -que hace Livia- o pasando los datos al papel cebolla, al modo tradicional, en manos de José Luis.
Pero no es el único reto, pues la potencialidad de esta unidad de geodetección que atesoran gracias a un proyecto del Ministerio de Infraestructura, les ha llevado a la firma de otras colaboraciones con Medina, donde quieren rastrear varios yacimientos rurales; Chiclana, donde pretenden actuar en la colonia fenicia del cerro del Castillo; Puerto Real, para estudiar el frente marítimo y con Diputación, en el ámbito de la memoria histórica. Las posibilidades que se abren son infinitas. Y el punto de arranque no ha podido ser mejor, el gran puerto de Doña Blanca.
(Fuente: Diario de Cádiz / Virginia León)
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