Este vaso sitúa a la Cova del Randero como "uno de los principales yacimientos para el conocimiento de la vida cotidiana en el IV milenio a.C". |
Los trabajos, dirigidos a tres bandas por el director de Exposiciones del MARQ, Jorge Soler, y las también arqueólogas del museo, Consuelo Roca de Togores y Olga Gómez, están centrados ahora en extraer con todas las garantías de conservación e investigación este recipiente que es el primero de ese tamaño --70 centímetros de altura por 50 de diámetro en la boca--, que se ha descubierto entero en el interior de una cueva.
El vaso hallado estaba enterrado en una fosa que se hizo exprofeso y la cercanía de un agujero de poste hace pensar en un área de habitación humana. La investigación, orientada a la delimitación funcional de los diferentes espacios que integran la cueva, ha descubierto varias estancias: un ámbito principal o sala de entrada donde se protegía al ganado, una galería central que, por los restos hallados podría haber estado dedicada a la cría de animales, y un espacio más recóndito, o sala interior, reservado a los humanos.
INACCESIBLE EN LA EDAD DE BRONCE
Según los análisis del manto estalagmítico, el equipo arqueológico ha determinado que esta última estancia en la que convivían las personas permaneció inaccesible durante la Edad de Bronce. El verano pasado consiguieron abrir el acceso y comprobar la ordenación, el buen estado de la estratigrafía y la adecuación del registro material con la temporalidad neolítica.
En el proyecto de investigación, además del MARQ, está implicado el Ayuntamiento de Pedreguer que proporciona alojamiento y apoyo al equipo de voluntarios formados en distintas universidades españolas y europeas. Estos hallazgos impulsan la continuación de los trabajos en este yacimiento que "se ha convertido en una referencia para el conocimiento del Neolítico en las tierras de la orilla occidental del Mediterráneo".
(Fuente: La Información)
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