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23 de septiembre de 2015

El templo oculto de Mitra en Mérida

El enigma sobre la existencia de un santuario dedicado al dios Mitra bajo los cimientos de la plaza de toros de Mérida sigue sin resolverse pese a las últimas intervenciones arqueológicas realizadas con motivo de las obras de mejora del coso.
La plaza de toros de Mérida; uno de los lugares con más interés de la ciudad desde el punto de vista arqueológico.
FOTO: EL PERIÓDICO DE EXTREMADURA.
Varias generaciones de arqueólogos y estudiosos llevan décadas intentando dar respuesta al enigma de la Plaza de Toros de Mérida: la existencia de un templo dedicado al dios Mitra bajo tierra. Por el momento, el director científico del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, Miguel Alba, sigue sin descartar esta hipótesis. El investigador ha llegado a esta conclusión tras los recientes estudios que se han realizado en una zanja de más de 150 metros de extensión en la plaza de San Albín, aprovechando las obras de mejora que se estaban haciendo en el coso y que requerían abrir acometidas para el agua.

"No hemos hallado ningún indicio escultórico que nos aclare que el templo esté allí o no, porque lo que han aparecido son muros de viviendas", explica Alba, quien asegura que "esto no quiere decir que a partir de esta intervención se descarte el templo, ya que esta posibilidad sigue abierta". De hecho, y según las investigaciones, lo ideal sería que se pudiesen hacer intervenciones arqueológicas en la zona del albero, que es el núcleo del edificio.

CONJUNTO ESCULTÓRICO MITREICO
Las actuaciones que se llevaron a cabo durante la construcción del coso taurino, que el pasado año cumplió un siglo de historia, sacaron a la luz el conjunto escultórico más importante de la península ibérica relacionado con el culto a Mitra, que actualmente se puede admirar en el Museo Nacional de Arte Romano. De ahí, las hipótesis sobre si estos hallazgos respondían a que había un templo dedicado a esta deidad en las proximidades o porque los cristianos habían optado por ocultar en ese lugar las esculturas.


ZANJA DE 150 x 1,5 m
Antes de realizar cualquier intervención de obras en Mérida es preceptivo hacer un seguimiento o excavación arqueológica si se necesita el subsuelo, por lo tanto, y como en esta las actuaciones para habilitar unos locales comerciales en las bóvedas de la plaza lo requerían, durante los cuatro meses que ha durado la obra, la arqueóloga de seguimiento, Sara Rodríguez, con la supervisión del coordinador de arqueológica, Gilberto Sánchez, y dos operarios especializados del Consorcio, han trabajado en una zanja de 150 metros y 1,5 metros de ancho.

ELEMENTOS DE TIPO DOMÉSTICO
"A partir del ancho de la zanja, en función de la estratigrafía, los restos romanos están muy arriba, porque es un punto alto de la ciudad, y era previsible que estuviesen ahí", sostiene Alba. En concreto, los elementos que han aparecido son de tipo doméstico, de viviendas romanas que fueron reocupadas en la época visigoda. "Cuando los árabes asediaron Mérida, los emeritenses habían derribado las viviendas más próximas a la muralla para crear un corredor defensivo y defenderse. Aquí, al igual que en el perímetro de la ciudad, se confirma que derribaron las casas para hacer este corredor", argumenta el director científico. "Lo que sale a relucir encima es un vertedero, que bajo el punto de vista de la intervención arqueológica es muy importante, porque aporta mucho material, con cerámicas del siglo VIII", afirma Alba, que informa de que todos los restos se ha recogido para hacer un inventario y estudiarlos.


Entre otras acciones, los investigadores del Consorcio intentaron localizar parte de la muralla, porque la acometida también salía de la plaza de toros hacia la red general. No obstante, el problema estriba en que en la zona baja del coso, lo que sería el faldón, hay tal la cantidad de tierra, que de la misma forma que en la parte superior había poca profundidad hasta los restos romanos, en esa zona excavaron cinco metros de profundidad y no encontraron restos romanos. "En esa zona nos estaría diciendo que estamos extramuros, fuera de la ciudad, pero no hemos llegado más abajo, porque excavar más de cinco metros de profundidad es peligroso porque hay unas normativas laborales que no lo permiten", puntualiza Alba.

DOCUMENTAR Y TAPAR
Por otra parte, en un punto correspondiente a la acometida abierta en la salida de la plaza, ha aparecido un muro curvo típico de la arquitectura más noble del siglo IV, de las grandes casas, con amplios salones y comedores. "Ahí ampliamos la excavación para sacar toda la estancia y profundizamos para llegar al suelo, pero como no encontramos ningún mosaico o pavimento especial decidimos documentarlo y taparlo", explica el investigador, y es que "afortunadamente tenemos muchos muros curvos de la ciudad".

Con los datos encima de la mesa, Alba destaca que ahora se conoce mejor la secuencia arqueológica de la zona, que es muy parecida a las de otros puntos de la ciudad, como en la Alcazaba, en morerías, por el cuartel de la guardia civil. La incógnita del templo a Mitra, sigue más abierta que nunca.

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