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28 de julio de 2014

Un tesoro del S. XVII oculto bajo el yeso en una ermita de Segovia

Los trabajos de limpieza de los feligreses permitieron sacar a la luz unas pinturas murales que se extienden por todas la paredes de la ermita de San Antonio el Grande, de las que se desconoce su autoría y que datan del siglo XVII, aunque la fecha exacta se deberá determinar cuando los expertos realicen un estudio pormenorizado.
El párroco Raúl Anaya junto a las pinturas murales descubiertas.  Foto: Diego de Miguel / ICAL
Las gruesas paredes de piedra y el tejado de madera que se vislumbra desde el exterior de la pequeña ermita de San Antonio el Grande de Hontoria, localidad de unos 500 vecinos que pertenece a la capital segoviana, no da pistas sobre el tesoro que alberga en su interior y que hasta el pasado invierno permaneció oculto bajo cinco capas de yeso. Ahora, al entrar en el templo, las imágenes de San Antonio y la Inmaculada sorprenden al visitante y convierten este lugar en una ‘joya’ del patrimonio sacro de la provincia.

«Siempre se ha sabido que algo había, pero no qué era», explica Raúl Anaya, el párroco encargado de San Antonio el Grande. Fue la curiosidad de los vecinos lo que les llevó a indagar y retirar los restos de yeso en algunos de los muros para comprobar que no se trataba de «dibujos aislados» y que las imágenes se encontraban por toda la ermita en unas paredes que hasta hace unos meses solo eran de color blanco.

Con la ayuda de un restaurador, fueron quitando las capas que se habían acumulado con el paso de los años y dejaron entrever las pinturas, aunque algunas de ellas no se han podido destapar del todo porque están cubiertas con ladrillos y se mantienen a la espera de que el trabajo de los especialistas permita que luzcan por completo.

REFERENCIAS DE 1580
La única referencia que da pistas sobre la fecha en la que se pudieron realizar las pinturas es la inscripción con el año 1634 que aparece encima del arco que se utilizaba antiguamente para acceder al templo y hoy en día tapiado. «Las imágenes tienen que ser posteriores porque en esa zona no se ha encontrado ninguna», matiza el sacerdote, que comenta el escaso valor que se le dio al patrimonio religioso en algunos momentos de la historia, tapando obras como las que se han encontrado ahora en Hontoria.Anaya detalla que se desconoce la fecha de construcción del edificio, aunque en el Archivo Parroquial han encontrado referencias de 1580.


Este templo, dedicado a San Antonio, era la cofradía principal del santo en la provincia con numerosos feligreses hasta que en el siglo XVII y, auspiciado por Isabel de Farnesio, se trasladó a la capilla de Juarrillos, también en Hontoria, y la Hermandad de San Antonio el Grande se mantuvo «al mínimo». Hoy en día, la iglesia acoge las celebraciones del beato, así como misa en invierno el primer martes de cada mes.

Entre las pinturas que han aparecido destaca el buen estado de conservación de una alusiva a San Antonio con las ovejas, otra de la Inmaculada, dos franciscanos al pie de la Cruz y un Cristo en la puerta que daba a la sacristía que ya no existe. Pero las labores de los vecinos también han sacado a la luz otros datos curiosos de la historia del templo y que han permitido descubrir que probablemente el retablo actual no es el original. A ambos lados se han hallado dos pinturas y un rebaje, lo que hace pensar que el conjunto se recortó para adaptar el de ahora y que existía un tríptico, como matiza Anaya, aunque se desconoce cuándo se retiró y qué ocurrió con él. De momento, a falta de que los trabajos de los expertos puedan aclarar más detalles sobre el retablo original, se han encontrado a ambos lados de la pieza actual dos imágenes pintadas de San Pedro y San Pablo.

A los murales anteriores se suman también los de otra pared de la ermita, aunque su estado de conservación es mucho peor porque a principios del siglo XX, «como recuerda la gente del pueblo», levantaron un tabique para sujetar una viga y evitar que se hundiese el inmueble, apunta el párroco. Esto ha provocado que las imágenes de esta zona sean difíciles de identificar, aunque sí se puede distinguir una que hace referencia a un milagro con un burro arrodillado que se atribuye a San Antonio de Padua.

BÚSQUEDA DE FINANCIACIÓN
Tras el hallazgo, tanto desde la iglesia como desde la Delegación de Patrimonio del Obispado de Segovia buscan financiación para la consolidación y restauración de estas pinturas murales. Con este fin ya han encargado un proyecto que supondría la inversión de 21.000 euros y que se presentó al Ayuntamiento de la capital. 


Otra de la vías que barajan es la colaboración de empresas privadas de la zona que se impliquen en la rehabilitación de las pinturas, «aunque de momento no se tienen resultados», asegura Raúl Anaya.El sacerdote considera que si se restaurarán atraerían la atención de más visitantes, «porque no son pinturas aisladas, están en todo el edificio y conservan el estilo neoclásico». De momento, los fieles tendrán que conformarse con contemplarlas tal y como están actualmente después de varios siglos ocultas bajo el yeso y la pintura.
(Fuente: El Norte de Castilla)

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