Investigadores españoles y franceses han desarrollado el primer estudio para conocer los efectos del cambio climático y la erosión en el patrimonio litoral. Se trata del primer proyecto de estas características que, en Galicia, se centra en el análisis de 19 yacimientos arqueológicos a pie de costa en la provincia de Pontevedra, en el litoral sur, en la región O Grove-Sanxenxo y en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas como A Lanzada, Castro de Alobre, Adro Velho y Canexol.
"En los últimos años, las consecuencias del cambio climático, especialmente la subida del nivel del mar y la intensificación de grandes tormentas y temporales, ha tenido una gran repercusión en los yacimientos costeros; algunos se van destruyendo poco a poco y otros ya han desaparecido completamente", explica Elías López Romero, investigador del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit-CSIC) y coordinador español del proyecto.
Junto al cambio climático, los expertos añaden otros factores biológicos, como la alteración por efecto de especies vegetales y animales; antrópicos, como la construcción de caminos e infraestructuras y de tipo legal, por ejemplo la existencia o no de figuras de protección como la declaración de Bien de Interés Cultural. "La erosión es similar en Galicia y en Bretaña, pero Francia cuenta con la ventaja de que llevan quince años trabajando sobre la protección del litoral y aquí aún estamos empezando", justifica el investigador.
Para su análisis, los investigadores aplican el Formulario de Evaluación de Vulnerabilidad, una herramienta que han diseñado que incluye diez variables de vulnerabilidad para cada uno de los 38 yacimientos objeto de estudio. A partir de estos valores se creó un ranking dividido en cuatro grupos. El Grupo 4 representa el máximo nivel de vulnerabilidad y el Grupo 1 el menor.
"La mayoría de los yacimientos se concentran en el grupo Grupo 3 (vulnerabilidad media-elevada), y ninguno de los 38 yacimientos se ubican en el Grupo 1, el menos vulnerable", advierte López. En el caso de los yacimientos gallegos algunos ejemplos representativos son Canexol (Isla de Ons), que presenta un grado de vulnerabilidad muy elevado, mientras que A Lanzada (Sanxenxo) o castro de Alobre (Vilagarcía) tienen un grado de vulnerabilidad medio.
A nivel internacional se está tomando conciencia de la irreversibilidad de estos procesos y cada país abordan esta problemática con diferentes medidas que van desde la excavación de urgencia de un yacimiento ante el riesgo de su desaparición hasta la no intervención, pasando por medidas correctoras como el vallado de las áreas afectadas o la modificación del trazado de los caminos costeros. "Hay una gran diferencia entre los yacimientos grandes, que en general están bien protegidos, y los más pequeños o los nuevos descubrimientos, que carecen de vallas u otras defensas", destaca López Romero. "Lo importante es que investigadores e instituciones trabajemos juntos en su protección", concluye.
Uno de los investigadores muestra la erosión de un perfil en la Isla de Ons. Foto: CSIC |
"En los últimos años, las consecuencias del cambio climático, especialmente la subida del nivel del mar y la intensificación de grandes tormentas y temporales, ha tenido una gran repercusión en los yacimientos costeros; algunos se van destruyendo poco a poco y otros ya han desaparecido completamente", explica Elías López Romero, investigador del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit-CSIC) y coordinador español del proyecto.
Junto al cambio climático, los expertos añaden otros factores biológicos, como la alteración por efecto de especies vegetales y animales; antrópicos, como la construcción de caminos e infraestructuras y de tipo legal, por ejemplo la existencia o no de figuras de protección como la declaración de Bien de Interés Cultural. "La erosión es similar en Galicia y en Bretaña, pero Francia cuenta con la ventaja de que llevan quince años trabajando sobre la protección del litoral y aquí aún estamos empezando", justifica el investigador.
Para su análisis, los investigadores aplican el Formulario de Evaluación de Vulnerabilidad, una herramienta que han diseñado que incluye diez variables de vulnerabilidad para cada uno de los 38 yacimientos objeto de estudio. A partir de estos valores se creó un ranking dividido en cuatro grupos. El Grupo 4 representa el máximo nivel de vulnerabilidad y el Grupo 1 el menor.
"La mayoría de los yacimientos se concentran en el grupo Grupo 3 (vulnerabilidad media-elevada), y ninguno de los 38 yacimientos se ubican en el Grupo 1, el menos vulnerable", advierte López. En el caso de los yacimientos gallegos algunos ejemplos representativos son Canexol (Isla de Ons), que presenta un grado de vulnerabilidad muy elevado, mientras que A Lanzada (Sanxenxo) o castro de Alobre (Vilagarcía) tienen un grado de vulnerabilidad medio.
A nivel internacional se está tomando conciencia de la irreversibilidad de estos procesos y cada país abordan esta problemática con diferentes medidas que van desde la excavación de urgencia de un yacimiento ante el riesgo de su desaparición hasta la no intervención, pasando por medidas correctoras como el vallado de las áreas afectadas o la modificación del trazado de los caminos costeros. "Hay una gran diferencia entre los yacimientos grandes, que en general están bien protegidos, y los más pequeños o los nuevos descubrimientos, que carecen de vallas u otras defensas", destaca López Romero. "Lo importante es que investigadores e instituciones trabajemos juntos en su protección", concluye.
(Fuente: El Faro de Vigo / Amaia Mauleón)
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