El descubrimiento de un grupo de investigadores de la UNED es el primer caso de ajuar localizado en la gruta y está datado hace unos 30.000 años
El antecedente más primitivo hallado en la península ibérica de las actuales medallas o colgantes. Así se podría calificar el descubrimiento realizado en la Cueva de Nerja por un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y de las universidades de Valencia y Salamanca. Un pequeño trozo de concha de un percebe, de apenas dos centímetros de longitud, es esta valiosa pieza de aquellos primitivos ajuares, que confirman que los hombres del Paleolítico Superior, hace ahora unos 30.000 años, ya daban valor simbólico a elementos de su vida cotidiana.
La pieza, de apenas dos centímetros de longitud, fue localizada en excavaciones realizadas en los 80. :: E. C. |
«Estamos ante poblaciones con gustos similares a los nuestros, en las que se valoraba el adorno corporal, quizá con un significado que puede estar en relación con la identidad del grupo al que pertenecían, al igual que ocurre actualmente con los adornos que portan diferentes personas y grupos de personas en nuestra sociedad», explica Jesús Francisco Jordá Pardo, profesor contratado doctor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED, quien pone como ejemplo los 'pins' que se colocan los jóvenes en sus vestimentas.
«El colgante sería utilizado como elemento de prestigio por parte de un integrante de aquel grupo humano que podría tener cierta importancia dentro de él, no sabemos si hombre o mujer. Pero, en cualquier caso debía ser un objeto que llamaba poderosamente la atención en el grupo, puesto que hasta la fecha no hemos encontrado nada parecido en ese momento, ni tampoco en momentos posteriores», continúa este especialista, quien añade que este colgante de percebe «significa que aquellos pobladores, que todavía no utilizaban los recursos marinos para su alimentación, sí que los usaban para su adorno corporal, con el riesgo que conllevaba su obtención».
El descubrimiento de esta pieza forma parte de un conjunto de elementos extraídos en las excavaciones realizadas en la gruta nerjeña con anterioridad a 1988, bajo la supervisión del profesor Francisco Jordá, ya fallecido, padre del docente de la UNED. Sin embargo, a pesar de que esta pieza se extrajo hace ya más de veinte años, su catalogación exacta y valoración histórica no ha sido posible hasta ahora, gracias a la labor de Jordá, junto a Bárbara Avezuela Aristu, doctoranda del Laboratorio de Estudios Paleolíticos de la UNED, y los doctores Esteban Álvarez Fernández, investigador Ramón y Cajal del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Salamanca, y Emilio Aura Tortosa, del departamento de Prehistoria e Historia Antigua de la Universidad de Valencia.
Los resultados de este hallazgo han sido publicados en una monografía de la Universidad de Wroclav (Polonia) con el título de 'Written in bones', cuya traducción sería 'Escrito en los huesos'. Los investigadores destacan la importancia de los yacimientos arqueológicos de la Cueva de Nerja para el estudio de la vida de los cazadores y recolectores del final del Pleistoceno Superior, es decir, del final de la época glacial.
La costa, a cinco kilómetros
«Hasta la fecha no se habían encontrado en todo el Paleolítico Superior colgantes realizados sobre este material, que es una placa del extremo de un percebe que, además, debió ser de un gran tamaño. En otros yacimientos, en épocas más recientes, se han encontrado restos de percebes, pero probablemente fueron utilizados para la alimentación, nunca con huellas de manipulación para servir de colgante», explica Jordá.
Así, la pieza correspondería al periodo del Gravetiense, hace unos entre 30.000 y 28.500 años antes de Cristo, «en una época mucho más fría que la actual, con la costa a más de cinco kilómetros de la línea que hoy conocemos y el nivel del mar unos 120 metros más bajo que el que ahora alcanza en la zona de Nerja», matiza Jordá, quien explica que en esa época también se usaban adornos hechos con pequeños gasterópodos, esto es, restos de conchas y otras piezas marinas.
(Fuente: Diario Sur / Eugenio Cabezas)
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