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22 de agosto de 2011

La arqueología fundamenta el pasado islámico de la catedral de Toledo


Los trabajos arqueológicos han documentado estructuras hidráulicas reconvertidas en aljibes durante la época cristiana. Llama la atención la ausencia de hallazgos visigodos


La excavación en el claustro de la Catedral de Toledo -una de las más representativas de España a la par que una de las más peculiares en su morfología y desarrollo- ha permitido al equipo de arqueólogos encabezado por Martín Almagro-Gorbea profundizar en los antecedentes islámicos de este singular edificio. Las conclusiones de este trabajo, recientemente publicadas por la Real Academia de la Historia, son ya conocidas en la capital de Castilla-La Mancha gracias a las visitas guiadas organizadas por el Ministerio de Cultura a través de la empresa Inversa, especializada en arqueología, consultoría y gestión del patrimonio cultural.
«Hace décadas se hicieron sondeos geotécnicos en el claustro, pero no se llegó a realizar una excavación sistemática -informó durante uno de estos recorridos Javier Marañón, arqueólogo y coordinador de restauración de los trabajos en esta zona del templo-, algo que ahora nos ha permitido constatar científica y definitivamente la presencia de una mezquita anterior a la Catedral tal y como hoy la conocemos».


Lo más significativo sería la presencia de estructuras hidráulicas de cierta entidad, que los arqueólogos creen relacionadas con los baños rituales del antiguo templo islámico y que en época cristiana -la Catedral de Toledo fue comenzada en el siglo XIII y el Claustro en el XV- fueron readaptadas como aljibes. «Hemos encontrado grafitis en lengua árabe realizados a cuchillo en las paredes y en el foso de cimentación del muro que correría paralelo a las naves catedralicias -que parece corresponderse con el cierre de la sala de oración islámica, el haram de la antigua mezquita- han aparecido restos de cerámica almohade del siglo XI, trabajados mediante la técnica de ‘cuerda seca’».


Las tareas arqueológicas -de las que ha llamado la atención entre los técnicos la falta de restos visigodos- han permitido identificar también dos tipos de canalizaciones bien diferenciadas, a distinta altura: Unas tienen que ver con la gran obra del claustro realizada al final de la época medieval, mientras que otras, las más antiguas, conducen nuevamente al siglo XI. De los enterramientos excavados Javier Marañón destaca una tumba de cierta entidad enfrentada al mainel o divisoria de la portada de Santa Catalina, que los arqueólogos descubrieron ya expoliada. «No es posible adivinar quién pudo descansar allí, pero seguro que fue alguien importante: ¿Quizás un miembro del Cabildo, un noble, un arquitecto...?».


LIMPIEZA Y RECUPERACIÓN.
La visita organizada por la empresa Inversa permite recorrer los dos niveles del Claustro. Lo más destacado del inferior son las pinturas murales realizadas en el último tercio del siglo XVIII por Francisco Bayeu y Mariano Salvador Maella, que ahora lucen renovadas tras un proceso de limpieza en el que fue necesario consolidar los morteros sobre los que fue aplicada la pintura mediante la técnica del fresco. Javier Muñoz destacó también el meticuloso proceso al que han sido sometidas, con láser, las portadas de San Blas y Santa Catalina. Las representaciones escultóricas de esta última han recuperado en parte su policromía, mientras que el lienzo que ocupa su tímpano, una Anunciación de Luis de Velasco realizada en el XVI, se muestra espectacular ante los visitantes tras el proceso de limpieza.


Huellas del estado anterior del Claustro bajo son los restos de pintadas realizadas desde el siglo XIX en la zona inferior de uno de los frescos y varios de los grapones metálicos que en su momento fueron empleados para asegurar los nervios de las crujías góticas.
Además de esta rehabilitación integral -que incluso ha permitido restituir en parte la iluminación natural de la nave del evangelio desde la sala de Gigantones, en el Claustro alto, y poner en valor espacios como el denominado ‘Balcón de la Reina’, que permite asomarse al interior de las naves desde una posición privilegiada-, las obras han permitido recuperar espacios infrautilizados hasta este momento. Uno de ellos es la sala capitular de verano -en donde convive la articulación espacial de finales del siglo XVIII con pinturas posteriores a la Guerra Civil-, ahora convertida en un desahogado salón de actos, y otro la antigua bodega catedralicia, un espacio longitudinal que corre en paralelo a la calle Arco de Palacio en donde es posible apreciar, a través de más de una veintena de paneles explicativos, cómo ha evolucionado la Catedral a lo largo de los siglos. El espacio ha sido rotulado como ‘Museo de la Fábrica’ y muestra un completo a la par que divulgativo estudio que recoge la planimetría del templo, un análisis tipológico, comparativa con otras catedrales españolas y europeas, estudio de las fachadas... Los arqueólogos han encontrado bajo este alargado salón -en su momento considerablemente afectado por la humedad, como el resto del Claustro, incluida la Capilla de San Blas- vestigios de un horno de la Edad del Hierro.


Lo que no es posible saber a ciencia cierta, por el momento -y eso que según Javier Marañón es una de las preguntas que más formulan los visitantes-, es cuándo estará disponible el deseado acceso a la Campana Gorda.
(Fuente: La Tribuna de Toledo/A.de Mingo)

1 comentario:

  1. Vamos. Que como decía mi abuelo "para este viaje no hacían falta tantas alforjas."

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