Los turistas pueden aprender historia de esta ruta alcalaína. Pues alrededor a Alcalá la Real se desarrolló un amplio dispositivo de atalayas como llave del sistema fronterizo en la Baja Edad Media, poniendo en contacto castillos y ciudades, como Alcaudete, Moclín y la propia Alhambra de Granada.
El municipio alcalaíno sigue ofreciendo notas características para el turismo histórico y peculiar; se trata de la Ruta de las Atalayas, que fue inaugurada en la legislatura del alcalde Manuel León, a través de una subvención de la Junta de Andalucía.
Una de las atalayas en la tierra fronteriza. |
Los turistas y visitantes de Alcalá la Real pueden realizar esta ruta, visitando unas nueve torres denominadas también atalayas que llevan los nombres de Mimbres, Charilla, Fuente Álamo, Pedregales, Santa Ana, Cascante, Moraleja, Dehesilla o Guadalquita, estos nombres son, en su mayoría, del lugar donde se encuentran.
Las atalayas alcalaínas se diferencian en cuanto a tamaño, altura y fábrica constructiva. De forma tradicional se ha distinguido entre atalayas cristianas y musulmanas, pero en origen todas se construyen en momentos de apogeo de la presencia islámica, siendo utilizadas como elemento de comunicación entre las plazas y castillos que salpicaban el territorio de la frontera.
Las torres del término de Alcalá la Real presenta, en su mayoría, una forma cilíndrica, con una altura aproximada de unos 11 metros y un diámetro de 5. Tienen en su interior una habitación elevada, cubierta con una bóveda. En esta sala se abre la puerta de acceso al interior, y se localiza la chimenea para las ahumadas. Además, existe una escalera interior para subir a la terraza, donde se hacían los juegos o almenaras.
Los visitantes de esta ruta turística pueden observar la evolución de la frontera, según el tipo de atalayas. Las situadas al norte presentan forma cilíndrica y están construidas a base de mortero y adobe, las que se encuentran al sur, sufren una importante transformación, siendo reforzadas con sillares de piedra y apareciendo una base trapezoidal y matacanes en la parte superior.
Los turistas pueden aprender historia de esta ruta alcalaína. Pues en torno a Alcalá la Real se desarrolló un amplio dispositivo de atalayas como llave del sistema fronterizo en la Baja Edad Media, poniendo en contacto castillos y ciudades, como Alcaudete, Moclín y la propia Alhambra de Granada.
Estas torres de frontera se levantaban en la llamada 'tierra de nadie', controlando la salida de los barrancos. No solían tener comunicación entre ellas, aunque se vieran y su misión era pasar aviso.
(Fuente: El Ideal)
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