El 22 de enero de 1188 Alfonso IX es proclamado rey de León. Sucede a su padre Fernando II y cuenta con la oposición de su madrastra, Urraca López de Haro, quien pensaba que su hijo Sancho era mejor candidato para ceñir la corona. Ante la acuciante necesidad de apoyos, Alfonso IX, que no será recordado como un gran rey, toma la gran decisión de su vida: reúne a la Curia Regia, especie de Senado, para tratar los asuntos de Estado y le añade un tercer estamento, el pueblo, representado por una serie de procuradores.
Cartel conmemorativo del VIII centenario de la "Carta Magna" leonesa |
Lo que de allí sale es lo más parecido a nuestro actual Parlamento traducido a las coordenadas de la Edad Media. Nobleza, clero y pueblo llano, reunidos junto al Rey para tratar de política y pactar sus derechos y deberes. Bien es cierto que en aquella época las clases privilegiadas estaban exentas de tributos, pero éstos no eran fijados de forma unilateral, sino pactados con los representantes del pueblo, que exigían asimismo una serie de compensaciones. Esto que hoy puede parecernos tan natural no lo era en absoluto en el siglo xii, de hecho España fue el primer país en ponerlo en uso y Alfonso IX, un rey por lo demás del montón, su gran valedor.
Las Cortes de León tuvieron tal importancia que de allí salió la Carta Magna leonesa, una suerte de Constitución rudimentaria en la que se protegían los derechos individuales de los habitantes de las villas y ciudades, su seguridad, la inviolabilidad de su domicilio, la propiedad de sus bienes y una cuota de participación en los asuntos de la ley y la justicia. Tan importante fue su creación que poco a poco el resto de reinos de la Península fueron copiando e implantando el modelo, y no es descabellado pensar que Simón de Monfort tomase a León como referencia para convocar los Comunes en Inglaterra.
Sepulcro de Alfonso IX. |
En cualquiera de los casos nadie podrá arrebatarle a este rey controvertido su buen proceder, apurado tal vez por la necesidad, al convocar las primeras cortes democráticas de la Edad Media. Un modelo que, arraigado en la conciencia española, permitió con los siglos hazañas tan notables como la autogestión del pueblo ante la invasión napoleónica y la formación espontánea de Juntas de Gobierno que resistieron de forma ordenada el empuje del mayor ejército de su tiempo.
(Fuente: Libertad Digital)
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