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2 de agosto de 2010

El hallazgo de armas de hace 2.400 años confirma a La Bastida (Valencia) como el poblado peninsular íbero "de referencia"

 El hallazgo de un conjunto de armas y útiles de guerreros de hace 2.400 años en La Bastida de les Alcusses situada en Moixent (Valencia) ha confirmado esta excavación como "el poblado peninsular de referencia para estudiar el periodo ibero".

Así lo han asegurado el delegado del área de Cultura de la Diputación de Valencia, Salvador Enguix, la directora del Museu de Prehistòria de València y codirectora de la campaña de excavación, Helena Bonet, y el arqueólogo y codirector de la excavación en La Bastida de les Alcusses, Jaime Vives-Ferrándiz, que han presentado en rueda de prensa los detalles del hallazgo anunciado ayer por la corporación provincial.

Las excavaciones han permitido recuperar más de 60 objetos de hierro en un pequeño espacio de la entrada oeste al Poblado de La Bastida, entre armas y pletinas y clavos pertenecientes a los batientes de la puerta, han explicado los expertos.

Las excavaciones arqueológicas en el poblado ibérico de la Bastida de les Alcusses de Moixent se han desarrollado, este año, en la Puerta Oeste. Esta entrada al poblado ya había sido excavada en 1998 pero las evidencias acerca de la existencia de una entrada más antigua en este punto han motivado la excavación de la misma durante este año.

En este conjunto destacan las panoplias --conjunto de armas y útiles-- de guerreros localizadas en el poblado. Se trata, ha explicado Helena Bonet, de cinco conjuntos de armas, pertenecientes a otros tantos guerreros iberos de hace 2.400 años, que constituyen la parte "más espectacular" del hallazgo y permiten documentar "un ritual único en la arqueología ibérica consistente en la deposición intencionada de cinco conjuntos completos de armas de hierro, ofrendas alimenticias y vasos cerámicos, todo ello quemado junto a las estructuras de madera y hierro de la puerta y sellado bajo una capa de tierra".

En concreto, se han encontrado cinco falcatas, que son espadas cortas de un solo filo punzante, asociadas a varias manillas de escudos, lanzas y soliferrea, que son lanzas a modo de jabalinas hechas totalmente de hierro. Se trata de un conjunto de armamento propio de la primera mitad del siglo IV a.C. y que debemos asociar a las elites guerreras de la sociedad ibérica.

Es muy interesante constatar que estas armas no son restos de una batalla acaecida en la puerta sino de depósitos rituales. De hecho, todas las falcatas y las jabalinas están dobladas o rotas intencionalmente, lo que indica que fueron inutilizadas con un sentido ritual, y depositadas junto a los escudos y otras ofrendas alimenticias. Este hecho es frecuente en las tumbas, donde las armas se inutilizan para acompañar al difunto al Más Allá, como objetos personales e intransferibles.

 "Lo que hace único el hallazgo de la Bastida de les Alcusses es que este ritual se ha documentado en un poblado, y en concreto en la entrada principal, y en el que se ha llevado a cabo deposiciones votivas siguiendo las normas de los rituales funerarios aunque no son tumbas", ha destacado Bonet.
   
En su intervención, Jaime Vives ha comentado que "una interpretación preliminar a estos hallazgos apuntaría al hecho de que se trata de cenotafios, o monumentos para guardar la memoria de personajes destacados --identificados por sus armas-- o para recordar algún hecho en un espacio público importante como es la puerta principal del poblado: la Puerta Oeste".

Las excavaciones han permitido recuperar en total más de 60 objetos de hierro en este pequeño espacio de la entrada oeste, entre armas y pletinas y clavos pertenecientes a los batientes de la puerta. Una concentración inusual que se explica en relación al hecho ritual del conjunto depositado.

Asimismo, se han documentado 45 troncos, vigas y tablones de la estructura de las puertas, quemadas también con un sentido ritual junto a estos conjuntos de armas, así como conjuntos de cereales y aceitunas carbonizados que se depositaron también como ofrendas votivas.  

Un equipo interdisciplinar compuesto por 10 investigadores y restauradores del Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de Valencia y de otras instituciones como la Universitat de València y el CSIC, coordinados desde el propio Museu de Prehistòria de Valencia, se encargará del estudio completo de este conjunto único, sacado a la luz unos 2.400 años después de ser depositado.

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