El rey, ante la imposibilidad de devolver al cabildo de la Catedral de Valencia los 137.430 sueldos que éste le había prestado para sus campañas, entregó todo el tesoro de reliquias que tenía a la seo, entre ellas el Santo Cáliz que, según la tradición, empleó Jesucristo en la Última Cena.
Un estudio revela que el Santo Cáliz llegó a la Catedral de Valencia en el siglo XV de manos de Alfonso V El Magnánimo como pago por las deudas que el monarca había contraído con la jerarquía eclesiástica en sus campañas militares.
Así lo confirma la investigación del archivero bibliotecario de la seo, Vicente Pons, publicada en el último número de la revista 'Catedral de Valencia'.
El trabajo, que ha sido presentado este martes, aporta nuevos datos sobre la llegada a Valencia del Santo Cáliz en el año 1437, cuando todavía era propiedad de Alfonso V El Magnánimo.
El monarca, ante la imposibilidad de devolver al cabildo de la Catedral de Valencia los 137.430 sueldos que éste le había prestado para sus campañas, entregó todo el tesoro de reliquias que tenía a la seo, entre ellas el Santo Cáliz que, según la tradición, empleó Jesucristo en la Última Cena, ha explicado Pons.
"El Santo Cáliz no fue un regalo de nadie, sino un depósito del rey Alfonso El Magnánimo", quien mantenía "una deuda de cinco años" que le obligó a entregar su tesoro de reliquias a la Catedral de Valencia, ha precisado.
El archivero ha asegurado que la antigüedad del Cáliz, demostrada a través de la tradición literaria y arqueológica y la continuidad histórica, "no se puede discutir".
Además, estudios arqueológicos recopilados en la revista han demostrado que la copa de ágata que figura en la parte superior del Grial data del siglo I, y que el Canon Romano que los Papas utilizaban en las catacumbas de Roma en los siglos I y II ya hacían mención expresa a "este mismo precario cáliz".
Con esta expresión se aludía la copa de la Última Cena, y que a raíz de la persecución del emperador Valeriano fue trasladada a Huesca y luego a Valencia.
Hasta ahora se pensaba que "la huella del paso del Cáliz por Roma" era la frase del Canon Romano que hace referencia a "Jesucristo tomando éste cáliz glorioso", pero hasta el momento se ignoraba que esas palabras se habían introducido en el siglo II por el Papa Alejandro I, ha precisado el presidente de la comisión diocesana de Patrimonio, Jaime Sancho.
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