Esta original caja de piedra arenisca, se corresponde con el periodo final de la cultura ibera y es de forma cúbica. En sus cuatro paredes laterales se representan en relieve diferentes escenas de luchas entre dos guerreros, tanto a caballo como a pie. Se cierra con una tapadera con botón. En su interior se encontraban intactas las cenizas de dos personas, que, según un estudio forense, pertenecen a un hombre y una mujer, quemados segun la tradición ibera a menos de 800 grados. Estos restos habrían sido recogidos de forma muy minuciosa, como lo demuestra el que se hayan encontrado algunos trozos de huesos de la mano y el pie. El hombre era fuerte, de cuerpo atlético, con lesiones y enfermedades propias de las podría tener hoy un deportista, lo que da la idea de que pudo ser un guerrero, mientras que la mujer era más joven y de cuerpo grácil.
Para el director del Centro Andaluz de Arqueología Ibera, este hallazgo supone un cambio respecto a las esculturas funerarias aristocráticas de los yacimientos de Cerrillo Blanco de Porcuna o El Pajarillo de Huelma. "Se pone de manifiesto una democratización de la imagen en la que todo el mundo empieza a representarse".
"Lo importante", subrayó Arturo Ruiz, "es que los elementos romanos no se notan". "Todo el concepto de la muerte es todavía ibero y se siguen utilizando las inscripciones iberas y no en latín, a pesar de que la llegada de los romanos se produjo dos siglos antes
"Lo importante", subrayó Arturo Ruiz, "es que los elementos romanos no se notan". "Todo el concepto de la muerte es todavía ibero y se siguen utilizando las inscripciones iberas y no en latín, a pesar de que la llegada de los romanos se produjo dos siglos antes
Los trabajos arqueológicos se presentarán en junio en una reunión internacional.
(Arquehistoria.com)
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