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25 de agosto de 2020

El ubetense que descubrió una fachada renacentista en su casa tendrá recompensa

El TSJA le reconoce el derecho a premio por hallazgo casual, aún pendiente de valoración y que pretende invertir en la puesta en valor de los restos. 
Juan Francisco León ante una parte de la portada que descubrió hace casi cuatro años en su casa. / ROMÁN
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha declarado el derecho del ubetense que descubrió fortuitamente una portada renacentista tras los muros de una casa, a percibir el premio legal correspondiente a este hallazgo, según una sentencia fechada el pasado 30 de junio a la que ha tenido acceso IDEAL. De esta forma, se deja sin efecto la resolución de 15 de febrero de 2018 por la que la Junta de Andalucía desestimaba la solicitud de derecho a premio por hallazgo casual a Juan Francisco León Catena, «en concepto de descubridor de una portada renacentista de valor histórico-artístico en el interior de una vivienda de su propiedad».

Se trata de la fachada del antiguo hospital de San Jorge, también conocido como del Santísimo Sacramento o de Pero Almindes. Y según su descubridor, corresponde al arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira, responsable de los edificios más importantes de Úbeda y Baeza, que propiciaron su declaración como Patrimonio de la Humanidad, además de otros monumentos situados en diferentes puntos de la provincia. «Está documentado que Pero Almindes encargó a Vandelvira el proyecto del hospital de San Jorge», asegura.

Según la ley de patrimonio histórico, estos hallazgos casuales dan derecho a percibir de la consejería competente en materia de cultura, en concepto de premio en metálico o recompensa, la mitad del valor que en tasación legal se atribuya a los objetos hallados. Algo que el descubridor y propietario del lugar solicitó a la Consejería de Cultura, obteniendo hace dos años una respuesta negativa. Por eso acudió a un bufete de abogados especializado en patrimonio histórico (Serrano Alberca & Conde) y decidió recurrir a los tribunales, que ahora le dan la razón.

El TSJA reconoce su derecho a premio y acuerda que se inicie por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía el procedimiento para la obtención del premio en metálico por el hallazgo casual de una portada renacentista en el inmueble situado en el número 10 de la calle Cava de Úbeda, propiedad del recurrente, y en el número 12, donde continúa el descubrimiento.

De momento es difícil saber la cantidad económica a percibir. No obstante, la sentencia insta a la constitución de la correspondiente comisión de valoración para traducir el hallazgo en cifras y abonar en su día a Juan Francisco León, en concepto de premio, el 50% del justo precio establecido por dicha comisión respecto de la parte de la portada que se halla en el inmueble de su propiedad y el 25% respecto de la parte que se encuentra en la casa siguiente, el número 12. Y este mismo porcentaje se aplicaría en los hallazgos que pudieran producirse en algún momento en el inmueble anterior, el número 8, tras cuyos muros es posible que haya más elementos del antiguo edificio. «Igualmente tendrá derecho al premio en las mismas proporciones de todo lo que resulte descubierto como consecuencia de este hallazgo», concluye el fallo.

Para Juan Francisco León, esta es una gran noticia. Y aunque no quiere aventurarse en cifras, pues dependerá de la comisión de valoración, asegura que todo lo que reciba intentará invertirlo en el proyecto de puesta en valor de esta portada renacentista y de los posibles secretos que aún estén ocultos tras la vieja casa que adquirió en su día con la simple intención de arreglarla y habitarla junto a su familia. Pero a estas alturas es escéptico, pues pronto se cumplirán cuatro años de su descubrimiento y poco o nada se ha avanzado, lo cual le hace tener muchas dudas sobre cómo será el futuro del inmueble.

Desde que se picó en las tres plantas de la casa y en todas las catas aparecieron partes de la imponente portada renacentista detrás de los tabiques, nada se ha vuelto a hacer. Por precaución y cumplimiento de la normativa no se ha movido ni un ladrillo, ni una maza, ni una picola. No se ha tocado ni el escombro generado. Todo está como se quedó. Juan Francisco recuerda que unos meses después de su hallazgo, la Asociación Plaza Vieja le distinguió por ello y por su forma de actuar al respecto, momento en el que las distintas administraciones se comprometieron a colaborar y a ayudarle para sacar a la luz el antiguo hospital de San Jorge, también conocido como del Santísimo Sacramento o de Pero Almindes. Pero el tiempo ha ido pasando y poco ha conseguido para avanzar.

El descubridor y propietario sí ha encargado un proyecto de puesta en valor, con su correspondiente recreación virtual que muestra cómo sería el resultado final. Con él incluso está dispuesto a perder y ceder espacio de la casa (unos 25 metros cuadrados por planta) para eliminar todo lo que hay delante y que la fachada renacentista quede al descubierto hacia la calle, pudiendo ser contemplada en todo su esplendor como un atractivo más de la ciudad Patrimonio de la Humanidad y parte de su historia. Pero no está encontrando apoyo. Cree que sería una pena que la portada se quedara dentro de la casa, visible solo desde el interior y segmentada en las distintas plantas.


PLANES TRASTOCADOS
A Juan Francisco este hallazgo le trastocó todos sus planes de futuro. También las cuentas que se había hecho. Pero no dudó en ponerlo en conocimiento de la autoridad competente. «Úbeda es Patrimonio de la Humanidad gracias a cosas como estas», asegura. De comprar una casa vieja para arreglarla poco a poco y vivir con su familia, pasó a ser responsable de una monumental portada que se creía perdida y que le hizo paralizar la obra y modificar su proyecto vital. Sin apenas avances en casi cuatro años, desde hace algún tiempo reside más arriba, donde tiene vivienda y ha echado a andar un pequeño negocio con la incertidumbre de no saber qué pasará finalmente con el número 10 de la calle Cava. En mente tiene un proyecto turístico, quizá hostelero, o volver a la idea inicial de vivienda, siempre incluyendo una parte que explique, interprete y documente la historia del edificio y del descubrimiento. Se podrá hacer una cosa u otra dependiendo del proyecto arqueológico que desvele la verdadera dimensión de este hallazgo.

«He cumplido mi obligación como ciudadano y ahora le toca a otros cumplir con su parte», afirma. Una reflexión que se repitió muchas veces durante el periodo de confinamiento, cuando convirtió la planta baja de la vieja casa en un gimnasio doméstico e improvisado donde mantenerse en forma, haciendo ejercicio, nada más y nada menos, que bajo una portada del siglo XVI diseñada por Vandelvira.

ANTIGUA IGLESIA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO
La portada fue descubierta el 20 de noviembre de 2016 detrás de un muro cuando Juan Francisco iba a comenzar la rehabilitación de la vivienda, comprobándose después que continuaba en el resto de plantas de la casa. El hallazgo fue puesto de inmediato en conocimiento de la autoridad competente, el Ayuntamiento de Úbeda, cumpliendo así con la obligación establecida en el artículo 50.1 de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía.

En febrero de 2017, la Delegación Territorial de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía emitió un informe en el que los técnicos reconocen el manifiesto y evidente valor arquitectónico, artístico e histórico de la construcción y señalan que se trata concretamente de la portada renacentista de la fachada sureste de la antigua iglesia del Santísimo Sacramento del hospital del mismo nombre, también conocido como de San Jorge o de Pero Almindes y que data del siglo XIV, concretamente de 1347.

Asimismo, los técnicos destacan que dicha portada tiene una serie de valores intrínsecos y atribuidos que definen su buen estado de conservación. En cuanto al valor histórico, apuntan que este hallazgo es «testigo de la trayectoria histórica del inmueble donde se inserta».

Por otra parte, explican que quien lo ordenó construir fue Pedro Almindes Chirino de Narváez Messía de la Cerda y que el arquitecto que lo diseñó fue Andrés de Vandelvira. Además, tiene un gran valor estético, ya que presenta un estilo del Renacimiento tardío para una portada de capilla funeraria. Se establece así su gran singularidad, pues es un caso único en Úbeda unido a la autoría de Vandelvira.

Respecto de su protección, dado su carácter único y su gran valor, Cultura, en su informe, hace constar expresamente que cualquier actuación que se pretenda llevar a cabo en las viviendas está sujeta a las limitaciones del artículo 33 de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía que, básicamente, impide cualquier intervención sobre la portada.

PROYECTO DE VANDELVIRA
Según aparece en los archivos municipales, la portada del antiguo hospital de San Jorge fue mejorada en el siglo XVI por el cantero Gonzalo Martínez de Alarcos y lo hizo a partir de un proyecto del arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira, que fue el encargado de supervisar los trabajos.

Tal y como figura en la 'Historia de Úbeda' de Miguel Ruiz Prieto publicada en 1906, el hospital de Pero Almindes o de San Jorge fue fundado por Pero Almindes Chirino, caballero del Hábito de Santiago y perteneciente a una familia ubetense de gran linaje, descendiente de uno de sus conquistadores. «El fundador lo había dotado ricamente y construido en él una capilla con la advocación del Santísimo Sacramento», añade Ruiz Prieto, quien aclara que allí se curaban enfermos de calenturas. En documentos de 1591 se le nombraba como hospital de los Niños Expósitos del Espíritu Santo y Pobres de Jesucristo.

El autor comenta igualmente que hasta mediados del siglo XVIII «subsistió la casa y capilla de este hospital», que años más tarde se vendió y reformó, quedando sólo del edificio viejo «la pared que da a la calle de San Jorge».

Como dato curioso, Ruiz Prieto cuenta que en una de las paredes del inmueble estuvo clavada «la piel de un enorme lagarto, que la tradición supone se crió en un sitio próximo, donde se formó después una calle que aún se llama del Lagarto». «Debió ser la de un caimán traído de las Indias por algún aventurero ubetense», aclara.

26 de enero de 2024

Las excavaciones sacan a la luz la "fossa bestiaria" del anfiteatro de Cartagena


Las excavaciones del Anfiteatro Romano sacan a la luz la fosa donde las fieras y los gladiadores esperaban su turno para saltar a la arena en la antigua Cartago Nova.
La recuperación del Anfiteatro se incluirá en las rutas turísticas por la ciudad a partir del verano.
El anfiteatro romano de Cartagena será visitable en breve.

Las excavaciones arqueológicas que se están llevando a cabo en la ciudad de Cartagena no dejan de sorprender y sacar a la luz importantes hallazgos de la antigua Cartago Nova.

Si el Teatro Romano se ha convertido en un hito monumental, ahora el Anfiteatro Romano lleva camino de alcanzar grandes avances en la recuperación y conocimiento del patrimonio romano de Cartagena.

Los trabajos han permitido descubrir la terrorífica "fossa bestiaria", una estructura situada bajo la arena que, cubierta por tablones de madera, servía para mantener enjauladas a las fieras que debían participar en los espectáculos, y también era el lugar desde donde, los gladiadores saltaban a la arena para hacer una aparición espectacular.

Las actuales excavaciones del anfiteatro, financiadas por el Ayuntamiento de Cartagena, las está llevando a cabo un equipo multidisciplinar dirigido por José Miguel Noguera, catedrático de Arqueología de la Universidad de Murcia, y el arquitecto Andrés Cánovas.

De momento, los trabajos han sacado a la luz un tramo de las escaleras que daba acceso a la "fossa bestiaria" así como parte del emplazamiento donde se colocaban los tablones que cubrían aquel temible lugar.

Además del valor material de los restos, el hallazgo permite conocer el tipo de espectáculo que se realizaba ya en la antigua Cartago Nova hace dos mil años, destaca el director de la excavación, José Miguel Noguera.

Los arqueólogos están trabajando en la reconstrucción de uno de los tramos de las gradas perimetrales del anfiteatro, las cuales estaban protegidas por un muro de entre dos y tres metros de altura y por unas rejas que impedían que las fieras pudieran saltar a las gradas.

La incorporación al espacio de unos sillares permitirá a los futuros visitantes comprender mejor cuáles fueron las dimensiones de esta parte que se ha recuperado del anfiteatro.

Las excavaciones también han sacado a la luz hasta once capas de pintura, lo que demuestra el uso prolongado en el tiempo de este espacio.

ANFITEATRO DE CARTAGENA
Se trata de uno de los anfiteatros romanos más imponentes perteneciente a la antigua Cartago Nova, que fue una de las ciudades más importantes del Imperio. Con capacidad para unas 10.000 personas, las gradas del anfiteatro de Cartago Nova vibraron con aquellos espectáculos.

Con el paso de los siglos sus piedras se emplearon en diversas obras de construcción, como una necrópolis en la Edad Media, o para levantar la plaza de toros de la ciudad en el año 1854 y cuyo anillo exterior aún se conserva.

En cuanto a los trabajos que se están llevando a cabo en el anfiteatro, el arquitecto Andrés Cánovas cree que "no solo es una obra exclusivamente de arqueología, sino que se trata de una tarea eminentemente cultural, porque habla de la diversidad de épocas, de la variedad de estilos arquitectónicos y de la convivencia entre todos ellos a lo largo de la historia".

2 de noviembre de 2016

El hallazgo de un sestercio cambia la edad del acueducto de Segovia

Nuevos estudios arqueológicos sitúan la fecha de construcción del Acueducto de Segovia en el siglo II de nuestra era, a partir de los años 112 y 116. La datación tradicional de este Patrimonio Mundial se remontaba al siglo I, hacia el año 98. El área de Turismo del Ayuntamiento de Segovia ya ha encargado una nueva tirada de folletos turísticos con la nueva fecha.
Acueducto de Segovia. FOTO: MICHAEL ZEGERS / LOOK-foto / GETTY
Los investigadores concluyen que la edificación de las monumentales arcadas se produjo o bien al final del gobierno de Trajano, o bien, con una probabilidad más elevada, en el gobierno de Adriano. Se trata de una época de gran esplendor de la Segovia romana, generalizada en la parte occidental del Imperio. Tras las grandes conquistas de Trajano en la Dacia y Mesopotamia, el dinamismo del sistema económico y las reformas militares de Adriano, que estabilizaron las fronteras imperiales, llevaron a una gran efervescencia en todos los órdenes en las provincias. Durante su mandato y el de Antonino Pío, en el siglo II, se desarrollaron grandes obras públicas.

Los nuevos datos sobre uno de los acueductos más famosos y mejor conservados se han hecho públicos en el reciente encuentro Ciudades Romanas del valle del Duero, celebrado en Segovia en el mes de octubre. El trabajo de investigación fue presentado por el director del Museo de Segovia, Santiago Martínez Caballero; el profesor de la UNED Víctor Manuel Cabañero Martín, junto con el arqueólogo del Servicio de Cultura de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León, Luciano Municio, y los arqueólogos segovianos Clara Martín García y José Miguel Labrador Vielva.

ANÁLISIS DE LOS MATERIALES
El estudio se fundamenta en el análisis de los materiales arqueológicos procedentes de la excavación efectuada en 1998 por el arqueólogo Germán Prieto Vázquez. Exactamente, en los tres pilares de la obra romana en la Plaza del Azoguejo de Segovia, donde se erige el monumento en su máximo esplendor, con su doble piso de arcadas o arcuaciones y sus 29 metros de altura.

La evaluación de los materiales ha permitido detectar que el relleno de las fosas de fundación de estas pilas incluye materiales cerámicos (terra sigilata hispánica) fabricados en talleres riojanos de Trittium (Tricio) sobre el primer tercio del siglo II. Además, entre estos rellenos, se halló un sestercio de Trajano emitido entre 112 y 116, durante el sexto consulado del emperador.

Estos materiales fueron recuperados por Prieto Vázquez en los estratos de cierre de esas fosas en el momento de construcción de la obra, donde se detectó un ingente volumen de restos de la talla del granito, del tallado de los sillares a pie de obra, según se iban elevando pilares y arcadas. Por tanto, pertenecen al momento de su construcción. Esas fosas solo pudieron cerrarse tras el periodo entre los años 112 y 116, asevera el director del Museo de Segovia.

Martínez Caballero analizó los restos arqueológicos y revisó la documentación junto con Cabañero Martín y Prieto Vázquez, quienes concretaron la nueva fecha. Gráficamente, Luciano Municio explica que no hay más remedio que reinterpretar la edad y la historia del acueducto aunque los años varían poco: “Nos colocamos en los primeros decenios del siglo II, pero cambiamos de emperador, ya no toca Trajano”. Por su parte, la concejala de Patrimonio y Turismo del Ayuntamiento de Segovia, Claudia de Santos, subraya que “hay que ajustar la información a la realidad científica en el ámbito turístico”.


INSCRIPCIÓN EN EL SOTABANCO
El director del Museo de Segovia e investigador sostiene que, con anterioridad, se había asentado en los estudios académicos la propuesta de que el acueducto había sido inaugurado al menos veinte años antes, en el año 98, a partir de la hipótesis de lectura que realizó el historiador y epigrafista de la Universidad de Heidelberg, Geza Alföldy, en los años noventa del siglo pasado. Se basó sobre todo en la inscripción que se colocó en el sotabanco, situado entre los dos pisos de arcadas, en su parte más monumental.

De ella solo quedan los agujeros realizados en los sillares de granito donde iban encajados los pernos que se fijaban en el reverso de las grandes letras de bronce dorado (letterae inauratae) que componían la inscripción, letras perdidas por completo, aunque quedaban algunas todavía en el siglo XVI.

Para Martínez Caballero, este epigrafista, de gran prestigio, planteó su hipótesis de un texto que proponía una dedicatoria a Trajano en el año 98, durante su segundo consulado, realizada por los magistrados locales por la reconstrucción (restituerunt) del acueducto. Dato que llevaba a especular sobre una construcción original de la obra en época precedente, manifestando algunos investigadores una preferencia por los emperadores de la dinastía de los Flavios, en especial Vespasiano o Domiciano, entre 69 y 98, aunque sin datos contrastados.